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La dulce pareja se encontraba en su jardín. Jessica estaba sentado en un columpio para dos que habían instalado, con Sylvano acostado en sus piernas mientras mecía suavemente el columpio, siguiendo la dulce brisa de otoño.
—Te dije que el jardín volvería aparecer.
—Ajá, sí... —respondió Syl, restándole importancia. — Jessica, sé que esto podría sonar un poco inapropiado, pero...
—¿Sí? 👀
—¿Podrías acariciar mi pelo?
—Ah... —murmuró, algo desanimado. — Claro, claro...—y comenzó a acariciar su cabello.
—Gracias. —agradeció Sylvano, cerrando los ojos para disfrutar del momento.
—¿Por qué sería inapropiado?—preguntó Jessica confuso.
—Porque estamos tan cerca el uno del otro, así, en este lugar...
—Somos pareja, Sylvano. Eso es normal.
—Lo sé, pero... Creo que aún no me acostumbro a que esto sea lo normal.
—¿Y no te gusta?—preguntó Jessica, con temor.
—No... Me encanta. Me encanta estar contigo, me encanta ser tu novio.
Los ojos de Jessica se llenaron de lágrimas, y esbozó una pequeña sonrisa de vergüenza al sentir que se sonrojaba.
—¿Lo dices en serio?
—Muy en serio. —confirmó Sylvano.
Sin esperar a que Sylvano se levantara, Jessica lo abrazó, aún teniéndolo recostado sobre él.
—Ahora me toca consentirte a ti. —dijo Sylvano, cambiando de lugar con Jessica.
—Pero no duré mucho acariciándote el cabello. —mencionó con gracia.
—Tenemos toda una vida para eso. —contestó él, comenzando a acariciar el cabello del amor de su vida.
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Yo escribiendo esto y ustedes leyéndolo:
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