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Jessica se despertó sintiéndose mal, con dolor de cabeza y náuseas. Antes de que pudiera pensar que estaba embarazado otra vez, Sylvano decidió ayudarlo con remedios caseros.
—¡No te preocupes, Jessica! Después de investigar durante unos diez minutos en Internet sobre remedios caseros, ya soy un experto.
—Voy a morir...
—Vamos, confía más en tu novio.
—Moriré...
Sylvano rodó los ojos.
Preparó una mezcla de hierbas y le dio a Jessica un vaso. Él lo bebió, pero en lugar de sentirse mejor, le dio tremenda aska.
—¿¡Qué es esto!?
—Oh, es solo un poco de ajo y cebolla. Es muy saludable. ¿Te gusta?
Jessica solo siguió tosiendo y vomitando un poco.
Después, le aplicó un emplasto de salsa en la frente, pero Jessica empezó a sentir un calor intenso y a sudar.
—¡Sylvano, quítalo! ¡Me quema!
Sylvano rápidamente intentó aliviarlo con una bolsa de hielo, pero se le resbaló de las manos y los cubos cayeron sobre Jessica.
—¡AHHH, ME CONGELAS!—gritó, levantándose de la cama y corriendo hacia el baño.
—¡Se levantó! ¡DIOS ES MILAGROSO, YA PUEDE CAMINAR!
—¡Ya podía, imbécil!
—¿En serio? Entonces lo que tenías no era tan grave...—dijo justo antes de escuchar cómo se desmayaba. — Oh, oh...
Finalmente, Sylvano decidió llevar a Jessica al médico. Más tarde, él despertó y lo primero que vio fue a su novio con una sonrisa.
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—¿Cómo te sientes?
—Mejor... ¿Me desmayé, verdad?
—Sí, segunda vez que te enfermas en lo que va del fic, Jessica. No tienes un sistema inmune fuerte.
—Sí, es peor cuando un pendejo intentarlo curarte contra tu voluntad con cosas salidas de internet.
—Sí, al parecer pasar diez minutos en internet no te hace un experto. Pero no te preocupes, la próxima vez iremos al médico en cuanto uno de los dos se sienta mal.
—Esa sí es una buena idea. ¿Y sabes? La próxima vez deberías dejar los remedios caseros para los verdaderos expertos.
Sylvano se sonrojó y sonrió.
—Tienes razón. Mejor dejamos eso a los profesionales. Y no te preocupes, porque no volverá a pasar.
Una semana después.
Jessica abrió los ojos con lentitud encontrandose con la imagen de su novio sonriendole.
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—¿Qué pasó? ¿Estoy de nuevo en el hospital?... Ay no, ¿me volviste a dar uno de tus tontos remedios caseros?
—Claro que no, después de cinco minutos olvidé todo lo que aprendí de internet así que no sé cómo hacerlos más.
—¿Entonces qué pasó? ¿Me caí del puente donde vivimos o qué?
—Obvio no, jaja.
Jessica suspiró aliviado.
—Jajaja.
—Jajajaja.
—Jajajajaja.
—Tienes covid.
—Jajajajajaja... ¿¡QUÉ!?
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