5 | Festival.

42 8 2
                                    

El festival del Tanabata, o el festival de las estrellas, era una festividad japonesa que celebraba el mito de dos amantes que habían sido separados por toda la vía Láctea debido a la inconformidad que los dioses sentían ante su amor. Era una historia clásica que hablaba sobre amores imposibles, esperanza y sobre cómo los deseos podían cumplirse a pesar de parecer imposibles.

Era bonito. Killua nunca antes había ido a uno, pero había oído de la festividad gracias a varios sirvientes de la mansión; Gotoh llegó a narrarle la historia, ese cuento de amor que involucraba a dos personajes, Orihime y Hikoboshi. No había nada especial en ellos, y si era el caso no se trataba del profundo amor que ambos se tenían, esa devoción que los impulsó a dejar sus anteriores vidas y arriesgar todo el uno por el otro, sino que toda esta mítica festividad transcurría el séptimo día del séptimo mes del año. 7 de Julio, día donde Killua Zoldyck había nacido en Dentora, una región fría de la República de Padokia.

Por eso, Gotoh le había contado al futuro sucesor de los Zoldyck aquel cuento, destacando el hecho de que toda esa magia giraba entorno al día de su cumpleaños.

Killua guardó el recuerdo con cierto aprecio.


Cuando Alluka se entera de dicha festividad enloquece, es cómo si no hubiera oído algo tan interesante antes, y desde el primer momento en que lo lee en una página web a través de su computador le exige a su hermano mayor ir.

Para inicios de Julio, Killua fue obligado a comprar boletos a Japón. Específicamente, para la prefectura de Kanagawa en la ciudad de Hiratsuka, cercana a la capital del país. Allí se iba a desarollar el festival el día de su vigésimo cumpleaños. Killua no opuso demasiado resistencia, pues asistir a la festividad junto a sus seres queridos; sus hermanas y su novio, le causaba emoción.

Se hospedaron en un hotel cercano al lugar donde estaría el evento. Dos cuartos, uno para Alluka —y Nanika— y otro para la pareja. Llegaron al país nipón una semana antes del festival, justo en el primero del mes, y en ese tiempo libre se encargaron de disfrutar las diversas atracciones turísticas que la ciudad ofrecía; fueron a un onsen, un baño tradicional con aguas termales, visitaron jardines y ríos, templos budistas, también restaurantes y diversos comercios. Hiratsuka era una ciudad tranquila con abundante naturaleza —un hecho que cautivaba al Freecss.

Cuando el siete de julio llega Alluka está vibrando de la emoción, ella llora sobre el hombro de su hermano mayor mientras lo abraza y da un discurso sobre la adultez o algo por el estilo. Killua es despertado con su desayuno ya servido a los pies de su cama, rodeado por los brazos gentiles de su hermana menor y de su novio.

—¡Feliz cumpleaños, Killua!

Se pasan todo el día paseando, preparándose para el evento principal. La ciudad está a la expectativa, y a cada lugar que van se oye el nombre de Tanabata, los cuchicheos son suficientes cómo para crear anticipación en Killua; quién no pensó en que realmente se emocionaría por un festival. Alluka insiste que, para tener la experiencia completa, hay que alquilar unos yukatas y varios pares de sandalias Getas, cómo tradicionalmente se les llamaba—. Ni Killua ni Gon pudieron negar una idea tan buena.

Parecía que el cielo había concordado con la ciudad para sacar su mejor look esa noche. Miles de estrellas se extendían por el manto negro y brillaban cómo diminutas lentejuelas. Las calles estaban adornadas con bambus gigantes y banderolas de papel, todo estaba cubierto con una explosión de colores y con la luz tenues que proporcionaban las linternas. Killua giró su cuello a todas las direcciones para mirar a su alrededor, con un asombro sin disimular. Se vio cautivado con todo el ambiente festivo.

Alluka se veía radiante con su yukata; de un color rosa pálido, con una cinta gruesa rodeando su cintura y un lazo de gran tamaño colgando por su espalda baja. La castaña tenía su cabello recogido en un niño, con una tiara de Flores sobre su flequillo y un pequeño bolso colgando de su brazo. Gon y Killua, por otro lado, no resaltaban demasiado… sus yukatas eran de diseños más simples, sin estampados floreados ni colores vibrantes; el de Killua era azul oscuro, holgado por todos lados, con una cinta de un tono más vívido en su cadera. El de Gon era verde, con algunos detalles de color lima, el corte V en su cuello dejaba a la vista sus clavículas.

—Luces hermoso, Killua —Gon le susurró al oído a su amante apenas tuvo la oportunidad, tomando a Killua de la mano sin vergüenza alguna—, de seguro lucirías hermoso con un kimono.

—Estúpido, ¿No respetas culturas ajenas?

—Sólo estoy siendo sincero —él se encogió de hombros. Killua quiso golpearlo, pero sólo pudo reírse.

El trío hizo bastantes paradas, probando prácticamente todos los dulces y bocadillos que la gente vendía en sus puestos. Decidieron asistir al show de títeres que harían al final de la noche, donde se narraría la ya conocida historia, pero antes… había otra parada que tenían que hacer.

Tanzaku, así llamaban a las tiras de papel dónde, en cada festival Tanabata, la gente escribia sus deseos y los colgaban en ramas de bambú. Pues, en una noche cómo esa, donde los protagonistas de un amor imposible volvían a reunirse para amarse un año más, cualquier cosa era posible.

—¡Hermano, apúrate! ¡El show de títeres empieza en cinco minutos! —Alluka saltaba de un lado a otro, esperando a que la pareja finalmente escribiera sus respectivos deseos. Por supuesto, ella y Nanika habían decidido rápido lo que querían.

—¡Espera, Alluka! Estoy pensando.

—¡Pff, piensa más rápido! —Ella dio vueltas, y sus mangas holgadas volaron en el aire. Se veía tan feliz, y sólo por eso Killua se permitía disfrutar por completo la experiencia.

El albino le dio una mirada al azabache, quien desde antes lo estaba mirando con descaro. Gon tuvo la osadía de fingir vergüenza cuando lo atraparon en el acto, Killua rodó los ojos.

—¿Ya pensaste en tu deseo? —Killua indagó, viendo que la tira de papel de Gon estaba escondida en su puño cerrado.

—No creo que es algo que debas decir en voz alta —Gon silbó, fingió demencia.

—Cómo sea —Killua tomó su papel en mano, vacío, y apretó el bolígrafo que sostenía en la otra—, tengo que hacerlo rápido.

Gon sólo sonrió.

Colgaron los tres deseos en un lugar apartado. Alluka se aseguró de mantener su tira de papel fuera del rango de visión de los otros dos, pues Nanika le había pedido que fuera reservada. A Killua no le importó mucho, colgó su tira de papel y se apuró en seguir a su hermana menor al teatro donde empezaría la obra. Gon, por último, colgó a propósito su deseo en un lugar visible.

Un lugar ideal donde Killua pudo leer lo que decía ese trozo de papel verde, justo antes de ser arrastrado por la castaña. Gon sonrió al notar la forma en que Killua se sonrojó.

"Quiero estar junto a Killua por siempre"





En una noche tan mágica cómo esa, bañada en tradiciones que velaban por los amantes empedernidos, era común que los anhelos se cumplieran.

𝑭𝒍𝒖𝒇𝒇𝒕𝒐𝒃𝒆𝒓 𝟐𝟎𝟐𝟒: "A Medias" | Gonkillu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora