8 | Compras Domésticas

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Los pasillos del supermercado se extienden de forma interminable, con los estantes altos repletos de víveres y las baldosas blancas del suelo tan pulcras que reflejan la imagen de uno. La pareja se encuentra paseándose con su respectivo carrito de compras en el pasillo de harinas.

Está es la primera vez que salen a comprar juntos cosas domésticas, para su hogar, el departamento que ambos comparten desde hace un mes en el centro de YorkNew. Ambos son adultos, saben cómo funciona todo esto, pero hay algo nuevo y emocionante en la situación.

—¿Prefieres pasta larga o corta? —Desde que entraron a este supermercado, uno nuevo que convenientemente abrieron a algunas cuadras del conjunto residencial donde viven, las interacciones que han tenido han sido mundanas.

—No tengo preferencia alguna —Killua se encoge de hombros. Han estado hablando sobre comida, sobre detergentes, sobre cosas que hay que comprarle al gato (sí, tienen un gato)—, llévate una de cada tipo.

—¡De acuerdo! —Gon toma un paquete de macarrones y otro de spaghetti, los deja en una esquina del carrito junto a las cajas de leche; hay leche completa, de almendra y achocolatada.

Killua siente que se marea de amor cada vez que recuerda que todo esto es real, ahora vive con su novio de hace cinco años —y mejor amigo de la infancia—. Se despiertan juntos cada mañana, orbitan uno alrededor del otro cuando no están en el ajetreo entre el trabajo y la universidad, comparten una misma cama, comparten la cuenta de Netflix y todos los gastos del agua y la luz. Están viviendo una vida doméstica, el corazón de Killua se acelera cuando piensa que, prácticamente, es como si estuvieran casados. ¡Oh, Dios mío, esto es real!

Gon está igual de emocionado que él, incluso si ninguno de los dos lo menciona. A veces Gon le da besos a Killua sin razón aparente, de sorpresa, sólo para comunicar que está feliz por todo esto. Es cómo un: ahora que vivimos juntos puedo besarte cuando quiera, sólo tengo que atravesar la sala o ir a la cocina, ¡Y abusaré de ese privilegio!

Killua simplemente se emborracha en la rutina, disfruta cada momento que tiene con Gon y recuerda con nostalgia esos días —días no muy lejanos— dónde veía a su novio una vez por semana cuando tenían suerte de poder planificar una cita. No, no, no, ya no más de eso… qué locura.

Vagando por el supermercado, Gon tiene la lista de cosas a comprar en la mano —está escrita en una servilleta y la letra del azabache hace que sea un jeroglífico ilegible—, con Killua a su lado teniendo el timón del carrito. Gon toma un paquete de harina de trigo y le hace una seña a su novio para seguir avanzando, ahora cambiando su rumbo para moverse a la zona de verduras y frutas.

—Mañana quiero hacer una ensalada de atún, necesitamos tomate y cebolla—Gon menciona, él alza una ceja cuando una duda lo invade—, ¿Tenemos yogurt griego en la casa?

—No, pero hay mayonesa —Killua responde con indiferencia—. Las ensaladas quedan mejor así.

—Sí, pero más grasosas —Gon hace una mueca. En vez de actuar cómo un humano normal y tomar una bolsa para meter los vegetales, Gon se acerca a la vitrina de mandera y toma en sus puños varios tomates.

—¿Por qué no una bolsa?

—Ahorro tiempo —Gon se ríe, los tomates ruedan cuando el azabache los deja en el carrito—. Luego podría hacer una ensalada de frutas, tal vez para este fin de semana.

—Apenas es miércoles, Gon. ¿No se dañarán?

—Mmh, buen punto… —Gon se rasca la nuca—, ¡Entonces mañana para el desayuno! Y la ensalada de atún la haré para la cena.

—Uff, en serio te gustan las ensaladas —Killua se ríe, persiguiendo a Gon con el carrito, el azabache se acerca a la canasta que tiene cebollas y agarra un par.

—Te gusta todo lo que cocino —Gon bromea, pero por la forma en que sonríe de lado y guiña un ojo parece que coquetea. Spoiler: está funcionando, las mejillas de Killua no tardan en sonrojarse—, ¡Atrapa!

Killua se estremece cuando Gon le lanza una cebolla en la cara, antes de que el vegetal se estrelle en su cara el albino logra tomarlo en su mano, dedicándole una mirada fulminante a su novio.

—¡Estúpido! ¡Pudiste haberme roto la nariz!

—Qué dramático, Killua. Es sólo una cebolla —Gon se echa a reír, el sonrojo de Killua empeora y unas ganas inmensas de atropellarlo con el carrito lo invaden—. Quiero duraznos y fresas para la ensalada, ¿Tú qué quieres?

—Cualquier fruta está bien, aunque me gustaría un poco de piña —Killua murmura.

Gon alza una ceja, y luego sonríe de forma sugerente.

—¿Qué? ¿Por qué me miras así? —Killua resopla, leyendo entre líneas la expresión juguetona de su novio—, ¿Está mal querer un poco de piña?

—Yo creo que ya sabes lo suficientemente dulce, Killua —Gon vuelve a guiñar el ojo y Killua siente que estalla.

La vergüenza se le sube por el cuello y se arrepiente de haber dicho algo tan malpensable, a Gon le encantaba avergonzarlo.

—¡Oh, cállate la boca! —Killua chilla. Se decide por atropellarlo con el carrito, apoya las manos en el timón y empuja, pero Gon se apresura a huir.

El azabache se ríe, las mismas carcajadas escandalosas que cuando era niño. La risa es contagiosa y Killua reprime una sonrisa. Su novio en un idiota de primera… le gusta la piña ¿Ok? Y no por nada raro.

—Eres un idiota.

—Te encanta mi sentido del humor.

Killua rueda los ojos, pero se ríe de todas formas.

Durante la siguiente hora siguen yendo de pasillo en pasillo, conversando y haciéndose bromas, no les importa reírse muy fuerte en medio de los pasillos y causar miradas curiosas en los demás. El carrito se llena poco a poco, la lista de compras termina arrugada dentro del bolsillo de Gon y las billeteras de ambos terminan agotadas y demacradas por completo; al menos pudieron comprar todo lo necesario.

Al final son muchas bolsas para cargar, así que hacen una competencia para ver quién puede llevar la mayor cantidad de bolsas en el menor tiempo posible al auto, que para su mala suerte está estacionado lo suficientemente lejos cómo para volverlo un desafío.

La gente mira raro al par de adultos que corren a través del amplio estacionamiento con las manos repletas de bolsas y riéndose cómo unos niños. Pero Gon y Killua simplemente se divierten, en lo doméstico de la situación, en lo divertido que es compartir la cotidianidad uno con el otro.

𝑭𝒍𝒖𝒇𝒇𝒕𝒐𝒃𝒆𝒓 𝟐𝟎𝟐𝟒: "A Medias" | Gonkillu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora