10 | Falso embarazo.

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Gon y Killua se encuentran en la cama, ambas muchachas están acurrucadas; es un desastre de extremidades unidas, melenas desordenadas y ganas de seguir durmiendo —a pesar de ser las doce del mediodía.

—Nee, Killua —Gon rompe el silencio, alza levemente su rostro del pecho de su novio y se gira para mirar a su novia—, ¿Ya no estamos sincronizadas?

Las cejas de Gon se juntan, ella infla las mejillas en un puchero que Killua tarda un par de segundos en entender. La albina tararea pensativa al respecto.

Verán, Gon y Killua generalmente estaban sincronizadas. Incluso cuando eran preadolescentes, sus poderes de mejores amigas le permitía vivir —sufrir— sus respectivos periodos juntas, pues casi siempre les llegaba al mismo tiempo. Ahora cómo jóvenes adultas, la rutina es la misma; una vez al mes estarán durante una semana entera con ganas de mimos, dulces, uno que otro malestar y uno que otro arrebato de ira —en el caso de Killua—.  Sin embargo, hace unos días a la morena le había llegado su visita mensual, caso muy distinto al de la albina.

—Mmm, supongo que ha decidido atrasarse —Killua se encoge de hombros—, me duele un poco el vientre así que, tal vez sólo deba usar un par de pantalones blancos para que finalmente aparezca. Ya sabes cómo es.

Gon se ríe—. ¡Qué horror, Killua! —ella vuelve a recostar su cabeza sobre el pecho de la albina, apretando el agarre de sus brazos alrededor del delgado cuerpo de su novia—. Eso sería espantoso…

—Tener la regla de por sí es espantoso. —Refuta Killua.

Gon asiente en silencio, cierra sus ojos por un momento, decidida a volverse a dormir. Killua entiende la indirecta, entonces usa una de sus manos para acariciar el cabello azabache y se permite dormitar. Era sábado, después de todo, podían permitirse dormir hasta tarde y después ir a cenar a algun lindo restaurante. Pero la pequeña charla no iba a terminar allí, no retomarían la longeva siesta, porque cómo es costumbre a Gon le llega una idea interesante que la obliga a levantarse de golpe de la cama.

—¿¡Qué demonios, Gon!? —Killua se eriza cómo un gato, mirando con espanto a la morena; la forma en que Gon parece concentrada y mira la esquina del cuarto como si estuviera buscando respuestas a crisis existenciales, enciende todas las alarmas de Killua—. ¿Te acaba de llegar una iluminación divina?

Gon gira todo su torso, se acomoda en la cama y se rasca la nuca. Su cabello azabache está desordenado, es como si hubiera un campo electrostático alrededor de toda su cabeza. En las comisuras de sus labios hay resto de baba, la camisa de tiros que lleva puesta se está deslizando por uno de sus hombros y —para vergüenza de Killua— hay un chupetón oscuro que sobresale de la piel bronceada de su cuello.

Killua siente que el calor se le sube a la cara, a pesar de que es consciente de dónde salió esa sugerente marca —pues ella fue quien la hizo— y a pesar de que no es nada raro dejar evidencia físicas de actos obscenos en tu pareja. Pero su timidez extrema la hace avergonzarse de cada cosa cada vez.

Y todo empeora cuando Gon abre su bocota.

—¿Y si estás embarazada? —Gon cuestiona, luciendo horrorizada, sus ojos color miel se abren y toda su cara se torna en una mueca.

—¿Qué? —Killua se apoya sobre sus codos.

Su primera reacción es mirar a Gon con una incredulidad sólida, la segunda es vacilar ante la mirada seriamente preocupada de su novia, y la tercera es avergonzarse.

—¿Cómo voy a estar embarazada, gran tonta? —Sabía que Gon no poseía una inteligencia sobrenatural merecedora de premios Nobel y prestigio, ¡Pero tampoco necesitaba una clase de biología básica! ¿O sí?

—Bueno, yo ayer-

Killua siente que le arde toda la cara, la inexistente vergüenza de Gon siempre las lleva a situaciones tan ridículas cómo está dónde la morena termina avergonzando profundamente a Killua —tal vez lo hace a propósito.

—¡No! ¡No necesitas decirlo! —Killua interrumpe con fuerza, se abalanza sobre la morena y estira sus brazos sin pensar. No necesitaba que Gon le recordara lo que habían hecho ayer por la noche. Killua lo recordaba bastante bien por su cuenta propia—. Me refiero a, ¿Cómo voy a estar embarazada? No es como si tus dedos pudieran embarazarme, Gon.

—Si pero… —Gon se ríe, sostiene con delicadeza las muñecas de su novia y no duda en dejar un corto beso en una de las manos, justo en el costado—. Eso sería genial, ¿No crees? Que pudiera embarazarte, y que en tu vientre llevaras a nuestros hijos.

La imagen mental que se forma es aterradora, un poco perturbadora. ¡Los embarazos son aterradores! Sin embargo, pensar en hipotéticamente ser embarazada por Gon y tener un hijo juntas no era tan… perturbador.

—Eso sería lindo —Gon agrega. Y Killua es demasiado tímida para admitir que está de acuerdo.

Criar un mocoso con Gon sería lindo, sí, le pondrían de primer apellido "Freecss" y ojalá fuera a heredar el color tan bonito de los ojos de Gon. Killua se sorprende con el flujo de pensamiento que le ataca, así que finalmente habla.

—¿E-eh? ¿De qué estás hablando? —Killua balbucea, trata de apartar la mirada pero los ojos ámbar la atrapan por completo. Si Gon empieza a hablar sobre cómo sería formar una familia juntas, en cómo se verían sus niños, en qué nombres les pondrían … Killua podría morir—. Estás molestándome a propósito-

—Tal vez —Gon lo admite, tan descarada como siempre, y la pizca de inocencia en su expresión desaparece cuando la burla se hace notar en su sonrisa—. Te ves tan bella cuando te avergüenzas.

—¡Gon! —Killua trata de apartarse, voltea su rostro para que su sonrojo no esté al alcance de Gon, pero ella se sale con la suya.

La morena suelta una de las muñecas de Killua, y sostiene su rostro, tomando su barbilla para hacer que la albina no pueda esconderse. Gon se ríe, risueña y divertida, su cuerpo se cierne sobre el de Killua y de un segundo a otro está a horcajadas sobre su novia. Killua jadea cuando el peso de Gon se recuesta sobre su vientre, cuando ella se inclina y sus rostros terminan demasiado cerca; los nervios forman un nudo en el estómago de Killua, los latidos acelerados de su corazón resuenan en sus oídos, y un pequeño escalofrío de excitación la recorre.

Killua deja caer su cabeza hacia atrás, permite que Gon sostenga su rostro entre sus manos, recibe los afectuosos besos de la azabache con gusto. Los labios tiernos se pasan por sus mejillas, rozan las comisuras de su boca y besan su frente.

—Eres divertida de molestar.

—Idiota —Killua quiere sonar enojada, pero es notorio que disfruta de la atención por la forma en que su cuerpo vibra—, me hiciste preocupar por un segundo, pensé que en serio no sabías de biología básica.

—¡Claro que sé que no es posible! en teoría. Pero, sí sería genial formar una familia contigo, Killua —Gon comenta casual, ella aparta el flequillo de la frente de su novia, con una mirada cálida en los ojos—. Tal vez algún día.

Killua toma aire, trata de pensar en algo para decir, las mariposas en su estómago la hacen sentir débil y en su mente hay estática.

—Sí, algún día —Killua murmura—, me gustaría eso.

La sonrisa con la que Gon le responde es cálida y acogedora, sus ojos se suavizan mirando a Killua cómo si en realidad tuviera esperanzas. Killua no sabe qué hacer con eso, aparte de desear tener una oportunidad.

𝑭𝒍𝒖𝒇𝒇𝒕𝒐𝒃𝒆𝒓 𝟐𝟎𝟐𝟒: "A Medias" | Gonkillu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora