Tenía la cabeza apoyada contra el muro, con un movimiento perezoso acerco sus labios a la punta de los dedos fríos intentando calentarlos con su aliento cálido. Llevaba un buen tiempo oyendo golpes ligeros como el aleteo de una mariposa, pero si venían de fuera seguro estaban haciendo un muy buen escándalo para que ella pudiera escucharlos a través de los gruesos muros de piedra. Eso ocurría muchas veces, algunos lograban entrar y su destino era el que Smaug decidiera que comúnmente era la muerte. Sintió lastima por el intruso, si él lo encontraba no tendría compasión, no tenía caso lamentarse por más seres desdichados y avariciosos. Escasa de toda esperanza cerró los ojos y las pesadillas que no le permitieron conciliar el sueño la noche anterior se esfumaron para dejarla dormir.
Dentro del mismo sueño el sonido de monedas cayendo logró que abriera los ojos con desmesura. Una realidad que no había considerado debido a la segura muerte del intruso era que ya no había dragón, la locura le corrompió el juicio al punto que ya no podía relacionar pequeños hechos, como el abandono que llevaba años padeciendo.
¿Quién podría ser?
Su corazón se agitó en su pecho y su boca titubeo en una sonrisa. Se levantó con un tropiezo y antes de llegar al pasillo que acabaría con sus dudas se detuvo.
¿Y si no era un alguien, sino un algo?
El terror a que fuera un orco comenzó a desesperarla, quizás no solo uno, sino una horda. Con la misma rapidez con la que se había levantado se replegó a la pared contraria a la entrada.
Se mantuvo lo más callada posible temblando como una hoja, un nuevo sonido de monedas deslizándose, pero en esta ocasión en gran cantidad le llego claro, el corazón se le encogió en el pecho, este era más familiar, no eran los pasos tímidos que la habían despertado, cuidadosos y ligeros provenientes de un ser pequeño. El que se oía ahora llevaba años repitiéndose en su memoria como para no ser capaz de reconocerlo.
-Smaug...-susurro.
No había muerto, ni siquiera se había ido. Al parecer dormía y ahora estaba más despierto que nunca. Todo su cuerpo tembló con el más absoluto miedo, escuchar la voz del dragón después de años de silencio volvió su cuerpo torpe al punto de ser incapaz de controlar las sensaciones que la atacaban, le costó incluso respirar.
La falta de violencia la extraño, pero no debería, Smaug era bastante conversador, sobre todo cuando tenía la oportunidad de jugar con sus víctimas antes de darles muerte. A veces optaba por la persecución y los enfrentamientos, pero ahora no estaba ocurriendo ni lo uno ni lo otro. Por el momento se desplazaba en pasos cortos y lentos, hablando aparentemente solo, pero él al igual que ella sabia que la montaña tenia un intruso en su interior, uno que se terminaría delatando tarde o temprano. Los dragones tenían sentidos muy desarrollados y altamente superiores a los de cualquier especie, el oído, el olfato, quizás incluso la inteligencia.
Soportando un poco su propio miedo se acercó un poco a la orilla para intentar ver algo teniendo que cubrir un grito con su mano cuando el dragón se movió con brusquedad provocando un temblor que la mando al suelo.
Luego de eso los movimientos se redujeron y la conversación llego a ella por partes, los golpes producidos por las pisadas del dragón distraían su oído y camuflaba sus voces. De lo que fue capaz de unir, descubrió que era un solo ser, Smaug tenía la certeza de que venía con enanos y ella estaba de acuerdo, nadie más que el quien había desolado ese lugar podría reconocer el olor de un enano. Elevo las cejas cuando lo escucho presentarse, títulos extraños más que interesantes concluyo.
¿Jinete del barril?
Un golpe especialmente fuerte distrajo la concentración con la cual intentaba distinguir sus voces. Volvieron a moverse, conversando a la vez, esto fue beneficioso para ella que podía oírlos más claramente a medida que se acercaban a su posición. Podía imaginarse a Smaug como un gato con un pequeño ratón entre sus patas, jugando con el antes de darle muerte.
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Amethyst: The Hobbit.
FanfictionAmethyst de Mythary nació con un solo propósito. Ser la prometida de Legolas, pero cuando su destino se ve azotado por fuerzas más grandes que el amor, casarse con el príncipe del Bosque Negro, será el último de sus problemas. Conocer a los enanos...