Capítulo 7

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Alexia



Me guardo de hacer preguntas que no quiero responder y, en su lugar, dejo que las cosas desarrollen su propio ritmo. Me doy cuenta de que, en este momento, lo mejor es disfrutar de lo que tengo y no preocuparme por lo que pueda suceder en el futuro. Me permito vivir en el presente, sin estrés ni ansiedad, y aprecio la belleza de lo que está sucediendo a mi alrededor.

Es por ello que cuando me siento frente a Astrid, quien está desayunando, simplemente respiro hondo y me preparo para lo que me pueda preguntar

—¿Ya desayunaste?

—Si, pero pediré un café.

Levanto la mano y un mesero se acerca, pido un café y un vaso de agua, bajo la mirada de interrogación de mi hermana, quien pica la fruta que tiene en su plato.

—¿Te preño?

Se ríe.

—No es gracioso.

—Si, si lo es. —bebe de su jugo. —Cuéntame, ¿qué tal estuvo la noche?

Alcanzo el tenedor tomando un pequeño pedazo de piña.

—Preciosa. —confieso. —Me llevó al Yate de su madre y después vimos el amanecer.

—¿Lo verás después?

—Probablemente. —me encojo de hombros. —Creo fielmente que puedo mantener mis pensamientos claros y decisivos sobre esta especie de “relación”

Formo comillas con lo último.

—Escucha, de verdad no quiero que te enganches ¿Okey? No quiero verte sufrir si las cosas van por otro camino y de verdad odiaría que salieras lastimada de esto.

—Por ahora ese no es el caso, pero si ves que está pasando, por favor dímelo y yo misma compraré mi boleto de avión a Australia.

Extiende la mano por encima de la mesa y yo la tomo, sintiendo los dedos cálidos de mi hermana.

—Quiero verte feliz, Alex, pero ambas sabemos que la atracción entre ustedes dos es limitada a un nivel físico, sin la libertad para una relación más significativa. —susurra viéndome a los ojos. —Y eso podría tener consecuencias dolorosas, no solo para ti, sino también para él, lo que me hace preocuparme por el bienestar de ambos.

Tiene razón y sé que más allá de todo lo prohibido que hay en esto, el amor que ambos sentimos por nuestras propias familias, en algún momento nos causarían un problema y por ello es mejor continuar con una simple química física sin dar motivos a algo más allá de eso.

Y de verdad espero no meterme de más y si es así, espero darme cuenta a tiempo para poderme marchar sin dar vuelta atrás.


Ryder.

—¿Y cómo sabemos que esos tipos no fueron enviados por Reith Marshall? —indago frente a Rita. —Ese hombre odia a esta familia y quiere destruirnos.

—Lo dudo, él odia a tu padre, pero ustedes no le han hecho nada y si ese fuera el caso, solo se arriesgaría a que tú padre responda de la misma forma hacia sus hijas.

Mi madre llega a mi encuentro minutos después. Es un mujer hermosa, de cabello negro y ojos cafés, los cuáles ahora lucen preocupantes.

—Que bueno que ya estás aquí, ¿Dónde estabas?

—No importa, ¿Cómo está Tyler?

Ella entrelaza su brazo con el mío guiándome a la sala de espera.

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