Capítulo 8

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Ryder



Aparco fuera del departamento de Rita dándome cuenta que su auto sigue aquí, cosa que me sorprende, porque a esta hora, ya debería de estar en Light sand encargándose del dinero de las apuestas en las carreras.

Subo los escalones hacia el segundo piso y hago uso de mi llave cuando por segunda vez que la llamo, no me responde. Al abrir, encuentro la televisión encendida, pero el volumen bajo, también un par de bolsas de frituras en el suelo y sigo de largo hasta llegar a la puerta de su habitación

—¿Rita?

Justo cuando empujo la puerta, la escucho salir del baño al final del pasillo.

—Ey, ¿Qué pasa? ¿Estás bien? —me acerco detallando su rostro. —¿Pasa algo? ¿Estás enferma?

—Eso quisiera.

La sigo hasta la cocina, dónde comienza a buscar un plato limpio, pero no hay ninguno, así que toma la bolsa de cereal y la leche para sentarse a comer.

—De acuerdo, dime qué está pasando.

Se saca algo del bolsillo del shorts y lo pone sobre la barra.

—Estoy embarazada.

—¿Otra vez?

Asiente y en segundo le tiembla la barbilla comenzando a llorar.

—¡Si, otra vez! Tal parece que lo único que no se hacer bien en la vida, es cuidarme por completo o no sé si el puto universo se empeña en hacerme daño.

Rodeo la barra para abrazarla.

—Okey, de acuerdo. —susurro. —Todo estará bien.

—Nada estará bien y lo sabes.

Vuelve a llorar y me esquiva para ir directo a la sala, dónde le da un trago a la leche y después con una cuchara, toma cereal de colores.

—¿Y no te parece que ahora deberías de contarle a Pete?

—¡No! —se altera. —¿Para qué? Si siempre es la misma historia, es mejor que ninguno de los dos se ilusione y que él se largue a Australia como me dijo que haría.

No quiero indagar de más en eso, pero hay algo que me interesa saber y es cuando exactamente se irán, porque con él se va ella y entre más rápido pase, menos probable es que terminemos cruzando los límites entre ambos.

—¿Y si no pasa lo mismo?

—¿A qué te refieres? —me mira cuando me acerco.

—Me refiero a que si no pasa lo mismo que las otras dos veces, ¿Qué vas a hacer?

Suspira.

—Bueno, ahora sí aceptaré tu oferta de marcharme a otro lugar y seremos dos en ese barco.

Deja la bolsa de cereal de lado y busca mi brazo dejando que la rodeé con ambos abrazándola mientras reposa su cabeza en mi hombro.

—Siempre te voy a apoyar.

—Lo sé.

Rita es el ejemplo perfecto de quien da todo en una relación, pero al final es la que más sale herida. Su historia con Pete es un ciclo de dolor y sufrimiento, donde ella es la que siempre recibe las decepciones. A pesar de que ha intentado dejarlo varias veces, Pete siempre la trae de vuelta con sus palabras dulces y su carisma. Justo cuando Rita está decidida a cerrar la puerta por última vez, él aparece y todo vuelve a empezar. La relación es un juego de poder, donde Pete es el que siempre gana, y Rita es la que siempre pierde.

Amor Al Límite Donde viven las historias. Descúbrelo ahora