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Cálidos rayos de sol golpearon los párpados de la joven obligándola a abrirlos lentamente, su nariz fue invadida por un perfume masculino y destello de la noche anterior hicieron presencia en su mente aún adormilada, movió su cuerpo dispuesta a levantarse pero unos brazos se aferraron a su cintura impidiendo que se mueva. Parpadeó un par de veces acostumbrándose a la luz y guió si vista hasta la figura que la capturó, su nariz rozó con el cuello del hombre provocando que se mueva ligeramente y soltara un sonido gutural matutino causando en la joven un sentimiento de calidez nostálgico. Los colores subieron a sus mejillas cuando Higuruma abrió los ojos frente a ella, si bien, estaba acostumbrada a su característica imágen cansada hoy lucía diferente a cualquier otro día debido a la situación en la que se encontraban; en su mente _____ se preguntó como alguien podía lucir tan bien con el aspecto desalineado del recién despertar.

— Buenos días... — El somnoliento y grave tono de su voz causó un cierto impacto en la psiquis de la mujer quien aún estaba analizando todo con su cansado cerebro.

_____ apretó los labios mientras intentaba buscar las palabras correctas para comenzar a dar una explicación de lo ocurrido anoche, el abogado sonrió dulcemente mientras leía su rostro proyectando el torbellino de emociones que la perturbaban.

— Podrías comenzar diciendo “buenos días” — Susurró con calma mientras sus dedos se enredaban en los cabellos de su acompañante.

Ella exhaló profundamente, intentando calmar el ritmo acelerado de su corazón. Sus pensamientos estaban en un caos, atrapados entre la confusión de la noche pasada y la realidad de la mañana presente. Con un esfuerzo, se enderezó un poco, el suave roce de sus cuerpos hacía que la cercanía fuera aún más palpable.

— Buenos días. — Repitió finalmente, su voz titubeante pero sincera. — La verdad es que... Anoche fue un desastre. No sé ni por dónde empezar.

Higuruma la miró con una mezcla de ternura y comprensión, como si supiera que las palabras no serían suficientes para explicar la complejidad de la situación. Sus manos, aún enredadas en los cabellos de ella, se movieron suavemente hacia su rostro, acariciándolo con un gesto tranquilizador.

— ¿Te parece bien desayunar algo antes de hablar? — La practicante estaba a punto de contestar pero el gruñido de su estómago decidió hablar en su lugar causando que el rojo pintara sus mejillas, Hiromi sonrió dándole unas palmaditas en su cabeza antes de levantarse y desaparecer dela habitación.

El silencio solo era interrumpido por el tick tack del reloj, el aroma a café llegaba hasta la habitación y cuando estaba a punto de dirigirse a la cocina la figura esbelta de Higuruma se presentó en el umbral de la puerta. Un sentimiento cálido inundó el corazón de _____ ante la imagen del abogado quien sostenía una bandeja con el desayuno, vestía simplemente unos pantalones de pijama y su torso descubierto relucia, adornado por un escaso camino de pelusa debajo de su ombligo.

_____ no pudo evitar preguntarse si todas sus mañanas serían así sí el abogado fuera su pareja, disfrutar de una noche de caricias y fundirse en sus brazos para al otro día despertar con un desayuno y perderse entre charlas antes de comenzar su día. Pero rápidamente alejó esa idea cerrando sus ojos y suspirando con gracia ante lo tonta que estaba siendo.

Higuruma se acercó con una sonrisa juguetona mientras depositaba la bandeja sobre la mesa junto a la cama. Sus movimientos eran tranquilos y medidos, como si estuviera completamente a gusto con la situación. La joven lo miraba con una mezcla de admiración y sorpresa, intentando procesar todo lo que había sucedido la noche anterior.

— Espero que no te importe el desayuno sencillo — Comentó mientras le ofrecía una taza de café y un pequeño plato con tostadas y mermelada. — No quise complicar las cosas esta mañana.

Ella tomó la taza con manos temblorosas, agradecida por el gesto. El calor del café la reconfortó de inmediato, y aprovechó el momento para calmarse y pensar con más claridad. Observó a Higuruma, quien se sentó a su lado, su presencia era calmante y confiable pero a su vez, la cercanía provocaba un leve sentimiento de ansiedad.

— Gracias por esto. — Agradeció tomando un sorbo de café antes de continuar. — Anoche, actúe de manera muy inmadura y estoy completamente avergonzada.

Comenzó a hablar mientras sus dedos apretaban la taza y sus ojos se perdían en la oscura bebida intentando recordar mejor la noche anterior.

Higuruma asintió, tomando un pequeño bocado de tostada mientras la miraba atentamente.

— Entonces solo crees que te uso para satisfacerme. — Enunció sin rodeos causando que la menor se tensara y apretara sus labios con vergüenza. — Ya sabes lo que dicen, los niños y los borrachos siempre dicen la verdad.

El rostro de _____ ardió de vergüenza.

— ¿Por qué piensas eso? — Cuestionó viéndola fijamente, sus ojos oscuros parecían poder leer sus pensamientos y la hacían temblar con temor.

— No es que lo piense constantemente... — Respondió suspirando, Higuruma la interrumpió.

— Entonces sí lo piensas realmente. — Ella se encogió en su lugar causando algo de gracia en el hombre. — Lo siento, continúa.

Suspiró pesadamente mientras sentía sus músculos destensarse y trataba de mantener la calma.

— Creí que no volveríamos a hacer ese tipo de cosas, pero actúas de una forma algo impulsiva y no puedo negarme. — Admitió frotando su cien mientras sentía su rostro arder ligeramente.

— Lo siento, parece que soy demasiado débil cuando se trata de tí. — Aquella confesión causó un revuelvo de sentimientos en ella, su corazón latía rápidamente y no pudo evitar sonreír como tonta enamorada, acción que no pasó desapercibida por Higuruma contagiandose por su expresión. — Prometo no cruzar la línea, aunque es difícil.

Y aunque Higuruma sonreía con calidez su mente era un lío. La verdad era que comenzaba a tener sus propias incertidumbres sobre esto. No sabía exactamente cómo manejar lo que sentía por la chica, en realidad, no sabía qué sentía por ella. Se negaba a reducir sus sentimientos meramente a lo carnal, había tomado cierto cariño a su presencia y actitudes. Le gustaba poder admirar sus rasgos y determinación, apreciaba su personalidad dulce y animada, amaba ver esos ojos brillar con anhelo y la forma en que sus mejillas parecían pequeñas manzanas cuando se avergonzaba.

Pero Hiromi sabía que cualquier sentimiento por su junior estaba estrictamente prohibido.

El abogado sabía que no era bueno con las palabras, y el torbellino de emociones en su interior lo hacía aún más difícil de manejar. Estaba completamente encantado, pero se autoconvencia de que no era así, Higuruma no podía darse el lujo de volver a intentar con el romance y mucho menos con su junior. No quería ser egoísta y volver a arruinar la relación que tenía con una mujer que realmente le importaba, pero mierda, que difícil era apartar sus manos de ella. Quería mimarla y llenar su rostro de besos, cuidar de ella y dormir a su lado, conocer cada uno de sus gustos, desde las historias más absurdas hasta los momentos más íntimos, oírla reír y que coloreara su vida como lo ha estado haciendo inconscientemente desde que se presentó por primera vez en su vista. Genuinamente, muy en el fondo, anhelaba intentarlo y que funcionara.

𝐎𝐡 𝐌𝐲 𝐁𝐨𝐬𝐬! || 𝐇𝐢𝐫𝐨𝐦𝐢 𝐇𝐢𝐠𝐮𝐫𝐮𝐦𝐚 ᝰ.ᐟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora