Capítulo 17: Todo tranquilo hasta que empiezan las conspiraciones
Me están escondiendo algo, pana.
El gringo.
Mi gobierno.
Las organizaciones.
Estoy segura de que Rusia y compañía también
Primero lo primero, acercarme a países que no estén en dictadura y no compartan las mismas ideologías que mi gobierno. Entre ellos están USA, Panamá y no recuerdo a otro...
Pero si no estás de acuerdo con el presidente de mi país ya eres de los míos.
Eso no quita que le quite el habla a Cuba, si por sus grietas estoy segura de que sufre lo mismo que yo, creo que peor porque tiene más años en dictadura que yo.
Pero es momento de investigar, todo por orden de llegada. En este caso, el sueño.
¿Quién me puede facilitar esas respuestas? Pues, España, tío
España fue o tuvo el Imperio Español, algo tiene que vez acá. Y, además, todavía no tengo tiempo de buscar en los libros de la biblioteca porque esta noche como es una especie de celebración o algo así, la aprovecharé en hablar con España.
Y como no sé cómo uno se tiene que vestir para ir a esas rumbas, no me quise producir mucho, pero tampoco es que vaya así tan simple.
Unas botas, un pantalón ajustado, una blusa, pelito suelto y un poquito de maquillaje marcan la diferencia.
El gringo está durmiendo. Son las nueve de la noche y me hace raro que esté tan cansado.
Seguro descubrió cosas del área 51.
Salgo del cuarto y camino hacia el teatro, cuando llego el ambiente formal de anoche desaparece. Esto parece como si fuese una rumba en las mejores discotecas.
Que conste que no he podido ir a ninguna.
A través de los countrys veo a Cuba acercarse a mí. Tiene puesto una ropa muy playera con ese estampado de flores tropicales y unas bermudas.
—¿Qué bola, asere? —Me saluda dandome un besito en el cachete— ¿Cómo celebras tu triunfo?
Ni idea, yo creo que ni siquiera llego a al puesto ochenta.
—Pues bien, mano, ¿y cómo has estado tú en estos días? Tiempo que no te veoaminamos hacia una barra, Alemania está sirviendo las bebidas. ¿Por qué siento que podría ser el dueño de empresas multimillonarias?
Nos pasa una cerveza a cada uno y le doy un traguito.
No hay como una polar bien fría.
—Supe que tuviste un desmayo, ¿no deberías estar descansando?
—Ney, he pasado cosas peores, un patatús no es lo más malo.
El apagón de una semana a nivel nacional todavía vive en mi cabeza.
—¿Cómo que no? Hablas como si tu pan de cada día fuera ser el guerrero favorito de Dios.
A estas alturas creo que soy la hija de su hijo.
—Ay mijo, ser Venezuela ya es una montaña rusa.
Me tomo otro trago, mirándolo. Sus cicatrices grietas no son tan profundas como las mías, pero deben doler igual.
Nos terminamos las cervezas y nos quedamos en silencio, la música que está sonando es una electrónica, de esas en las que solo brincan. Pongan un raspacanilla.
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Venezuela: La lucha por la libertad (Libro I)
Historical FictionImagínate pasar de ser una activista común que está en contra de las políticas de su actual gobierno a pasar a ser la representación de tu país y participar en una de las competencias más peligrosas de la historia solo para sacar adelante ella sola...