-Luca-

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Al llegar a su casa con la nariz rota, no pudo librarse de la mirada inquisitiva de su madre.Con horror le tocó el rostro y lo miro a los ojos, buscando una respuesta.

- Luca, hijo.. que?...

- no paso nada ma

- cómo que no? Y eso que es?

- ya sabes, Martín insulto a Valeria y no me quedé de brazos cruzados.

- ay hijo, no podes ser siempre el salvador, esa chica algo habrá hecho... Que pasa ahora ? Acordate que es solo un atajo.

- lo sé mamá, pero no podía dejarla así... El muy idiota tenía a todo sus bastardos atrás y por más que no sea verdadero esto, ella tiene que creer que puede confiar en mí.

-mi niño, tu precioso rostro... Ese Martín es igual a su padre... Al fin alguien le dio su merecido. 

Esa noche no pudo conciliar el sueño. Entre el dolor de su nariz y esa sensación de sentir algo en la boca del estómago cada vez que pensaba en ella  junto con una sonrisita que se le escapaba inconscientemente. Mientras tanto en su pecho crecía la impotencia.
Impotencia por ser otro esclavo de las acciones egoístas de sus padres, impotencia por no poder permitirse ser el mismo, de no poder soñar y realizar su vida como  un simple individuo. Sin pensar en el juego que había que seguir según las reglas y objetivos de alguien más.
Luca se pasó las siguientes noches reflexionando sobre el plan maquiavelico de sus padres. Eran unas personas horribles y el estaba metido en eso, solo por haber nacido del vientre de su madre.

Afff su madre, ese era otro tema que lo tenía realmente dividido. Si lo quería tanto,¿ porque tenía que someterlo a hacer cosas que no quería , a ser una herramienta para extorsionar y manipular a otras personas?. Ella también era parte de ese mecanismo y su papel de víctima era algo que se le escapaba del entendimiento.
Mientras cumplía los días de castigo, sin ni siquiera ir a los entrenamientos(el único momento donde podía ser el mismo y poder luchar por su propia meta) ya que además de su nariz rota, su padre le había mostrado y con creces lo que pasaba cuando sus planes no se podian cumplir.  Esa vez tuvieron que llamar al médico de la familia y quedarse una semana sin ir a la escuela. Hasta que los moretones se pudieran tapar con el maquillaje de su madre. Por supuesto ella no se había querido meter mientras el señor Faccio aplicaba los golpes que segun ella, los tenía merecido por haber desafiado y casi traicionado a su familia.
En la noche se dedicaba a mirar el techo,  tratando de escapar de la realidad de su vida, de su situación. Por más que los demás lo vieran con un maldito niño rico que podía hacer, tener y decir lo que quería, nada estaba  más lejos de la realidad. Era un prisionero, era un peón, una herramienta que sus padres usaron y pretenden seguir usando. Siempre con la justificación : por el bien de tu futuro, es por tu bien, por algo tuve un hijo. Ya estaba harto. Muerto sería más feliz.

 
Lágrimas calientes caían por su magullado y todavía, bello rostro.  Llorar era lo único que podía hacer, ya que esa semana su madre solo entraba en las horas de las comidas para poder alimentarlo con cuchara. Al principio era con sorbete, porque no podía abrir la mandíbula.
Mientras estaba cayendo cada vez más en un pozo sin salida, se acordó de su sonrisa, de voz , de su risa, de cómo le brillan los ojos avellanas cuando el sol le dan de frente. Esos  recuerdos eran su panacea, eran lo único que lo mantenían cuerdo cuando los pensamientos intrusivos no tenían intención de irse.
Era ella, era Valeria.  Era su pecho cálido, su corazón latiendo a mil por ahora, sus ganas de salir y verla.Mierda. Se estaba enamorando, sin quererlo.  Eso sí era un problema. Pero que dulce era ese problema.
Necesitaba mejorar para poder liberarse de una buena vez, no iba a sobrevivir una próxima vez, ya sea por mano de su padre o de sus ganas de estar muerto.
Usó toda su voluntad para ir sanando de a poco. Primero se levantaba de.la cama, se daba un buen baño, pedia una buena comida, se vestia cómodo pero bien. Y salia a trotar al parque más cercano con tal de no estar ni un segundo más en ese manicomio, llamado hogar.
Esta rutina se repitió por los siguientes días, siempre teniendo en cuenta que su incentivo para ser mejor y estar mejor era estar cerca de ella. En sus trotes diarios siempre pasaba por la cuadra de su mansión, ansiando verla aunque sea su sombra.
Estaba decidido a salir de allí, ya había tomado la decisión.  Estaba dispuesto a dejar de ser esa marioneta porque es eso era un juguete para sus padres, porque lo usaron para manipular a esa familia o a cualquier otra para su beneficio.

Había guardado su pertenencias en sus valijas, ya tenía casi listo todo, estaba esperando que sus padres se fueran al club de campo como todos los domingos.
Pero ese día, su padre tenía una partida de golf importante y su madre se había quedado en casa.
- A donde pensas ir con todo eso?- ella lo interrumpe mientras el cruzaba la sala con sus cosas-
- ya me cansé de ser un juguete, para que usen a su antojo,  ya no voy ser más parte y no me importa dejar de ser parte de la familia.  Necesito hacer esto para poder vivir en paz sin lastimar a nadie más

- pero hijo, que estás diciendo? Vos perteneces a esta familia! Vos nos perteneces!- el tono de voz de su madre se ensombrecio, Luca nunca la había escuchado hablar así, no con él al menos-donde está tu lealtad? Con nosotros o con ellos ? Que un día te usan y al otro te tiran!-  dijo con suavidad, acercándose para acariciar el rostro de su hijo-
- acá los únicos que me están usando son UDS y son mí propia familia, no sé que es peor!
La madre  le pegó un cachetazo.  Muy dentro de si esperaba que no llegara a este punto, pero la decepción lo inundó. Esa fue la gota que derramó el vaso, si tenía alguna duda, esto lo aclaró  por completo.
La venda de sus ojos y de su corazon se cayeron y se dio cuenta de que su Madre  no era tanto la victima en esa situación sino también la cómplice y secuaz de la persona que tanto la defendió muchas veces.
Agarró sus pertenencias como sea y rápidamente, no se iba a quedar con la boca cerrada, ya no, y cuando estaba por salir de la de la casa le dice:
- al final resultaste ser igual que él.
Pegó un portazo y se marchó de allí.
Metio todo su equipaje en su auto y arrancó muy rápido. Llegó al parque más cercano, estacionó cómo pudo y se dejó ser. Lloró, grito, golpeó el volante de bronca e impotencia.  Se liberó de todos esos sentimientos que lo tenían atrapado. Por una vez en su vida pudo tomar una decisión por sus propios medios.
Cuando se compuso , lo llamó a Gastón, y le contó por arriba lo que había pasado, y le pidió si podía quedarse esa noche en su casa. A lo que su compañero le respondió que no había problema, que se podía quedar los días que necesite en su casa.
Con el corazón roto y angustiado, esa noche después  de ir a lo de Gasti y acomodarse en el cuarto de invitados, agradeció a su madre por la hospitalidad y salió a hacer su rutina de running.

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⏰ Última actualización: Sep 07 ⏰

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Heartlines. Pt1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora