Entre familia y amigos, tejemos redes de amor, hilos fuertes e invisibles, que abrazan el corazón.
No importa el tiempo ni la distancia,
esos lazos crecen en la confianza.
Entre recuerdos, abrazos y fe,
tejen un hogar que nunca se ve.Elsa, emocionada, saludó a sus invitados.
—¡Hola, Punzi! —dijo sonriente, aunque algo nerviosa.
—¡Holaaaa! —respondió Mérida con su característica energía.
—¿Cómo estuvo su viaje? —preguntó Anna, acercándose curiosa.
—Cansado, pero divertido —comentó Rapunzel mientras soltaba una risa ligera.
Elsa, siempre directa, miró a su alrededor y preguntó:
—¿Y no viene Hippo con ustedes?
Mérida, con una sonrisa traviesa, lanzó una mirada a Rapunzel.
—Te lo dije, paga. —Se burlaba, como si hubieran hecho una apuesta.
Rapunzel, levantando las manos con humor fingido, añadió:
—Pero no tengo dinero.
—Le cobraremos a mis tíos entonces —respondió Mérida, disfrutando el momento.
Elsa, confundida, entrecerró los ojos y preguntó:
—¿Qué está pasando?
Mérida no pudo contener su risa.
—Aposté con Rapunzel que lo primero que nos preguntarías sería por Hippo. —Su tono burlón hizo que Elsa se sonrojara.
—Lo siento, no lo sabía… —murmuró Elsa, visiblemente apenada.
Anna, que observaba todo desde un lado, añadió con una sonrisa traviesa:
—Te dije que no era la única.
Elsa, tratando de defenderse, balbuceó:
—Es mi mejor amigo, eso es todo.
—Exacto —interrumpió Rapunzel—. No siempre terminan siendo pareja, a veces solo son buenos amigos.
—Bueno, eso es cierto —admitió Anna, cruzándose de brazos.
Pero Rapunzel, siempre perspicaz, añadió:
—Aunque… sé de alguien a quien le llama la atención. —Su mirada se desvió hacia Mérida, quien se puso tensa de inmediato.
—¿Qué? ¿Yo? —preguntó Mérida, claramente incómoda.
Elsa, entre risas, la acusó en tono juguetón:
—No te agrada, ¿eh? He visto cómo miras a Hippo.
Anna, divertida, miró a Mérida sorprendida.
—¿En serio? ¡No me había fijado!
Mérida, con las mejillas encendidas, trató de defenderse:
—¡Están locas! No es cierto, quien lo quiere es Elsa.
Rapunzel soltó una carcajada.
—¡Claro que no! Pero deberías verte, estás más roja que tu propio cabello.
—¡Claro que no! —respondió Mérida con nerviosismo.
Justo en ese momento, divisaron a lo lejos un barco acercándose al muelle de Arendelle. Las chicas se quedaron observando en silencio cómo la embarcación se aproximaba.
—Al fin llegó ese cara de sapo —comentó Elsa con un suspiro.
—Me gusta cuando lo llaman así —rió Anna.
ESTÁS LEYENDO
Una Vida Entre Universos
FantasySinopsis **Una vida entre universos** En la superficie, la vida de una chica con el poder innato de controlar la nieve parecía ser tan normal como cualquier otra. Con una familia cariñosa, amigos leales y Jack Frost, un enigmático compañero que sie...