Capitulo Dos

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Narra Elsa:

El amanecer llegó sigiloso, pero el sol apenas asomaba cuando un repentino peso sobre mi cuerpo me despertó. Al abrir los ojos, encontré a mi hermana Ana, con una sonrisa radiante, saltando sobre mi cama.

-¡Elsa, despierta! -gritó Ana, agitando a su hermana con entusiasmo desbordante.

-¿Qué sucede, Ana? -respondió Elsa, aún adormilada, intentando comprender la urgencia en la voz de su hermana.

-¡Mamá y papá tienen noticias! Nos esperan en la sala -anunció Ana, antes de salir corriendo de la habitación.

Con un suspiro, Elsa se levantó lentamente. Justo cuando estaba a punto de irse escuchó un sonido proveniente de la ventana. Al girarse, vio a un chico que estaba entrando por la ventana, con una sonrisa traviesa y para su sorpresa era el peliblanco.

-¡Hola! Veo que ya estás despierta -saludó Jack, con una chispa de diversión en los ojos.

-¡Jack! Me asustaste -dijo Elsa, sintiendo una mezcla de sorpresa y alivio al verlo.

-Lo siento -rió Jack-. No era mi intención.

-Está bien, no te preocupes -respondió sintiendo la calidez de la presencia de Jack, que siempre lograba calmarla.

Antes de que pudiera decir algo más, Ana volvió a irrumpir en la habitación, pero esta vez con sigilo. Sin previo aviso, saltó sobre Elsa, quien, sorprendida, lanzó un destello de hielo que impactó contra la pared cercana.

-¡Ana! -exclamó Elsa, su voz temblaba por el miedo y la frustración-. Te he dicho que no me asustes. No quiero hacerle daño a nadie.

Ana bajó la cabeza, visiblemente arrepentida.

-Lo siento, hermana. No quería asustarte.

-¡Wow! -exclamó Jack, observando la escena-. Tienes poderes como los míos.

Ana, curiosa, miró a Jack con interés.

-¿Quién es él, Elsa? -preguntó.

-Ana, él es Jack Frost -respondió Elsa, intentando mantener la calma.

-Un placer conocerte, Jack -dijo Ana, con su energía habitual.

-El placer es mío... emmm... Ana, ¿verdad? -titubeó Jack, no acostumbrado a la espontaneidad de Ana.

-Sí, soy Ana -respondió ella, sonriendo.

- El gusto es mio - Dijo Jack unos segundos despues volvió a centrar su atención en Elsa, con una expresión más seria.

-Elsa, ¿estás bien? ¿por qué dijiste que no quieres herir a nadie? -preguntó, con suavidad.

Elsa bajó la mirada, sintiendo el peso de sus palabras.

-Si, simplemente es que... - tomo aire antes de contestar - porque no puedo controlar mis poderes -admitió, con tristeza.

Jack la miró con sorpresa.

-¿En serio? -dijo, incrédulo.

-Sí. Cada vez que siento una emoción fuerte, ya sea miedo o alegría, mis poderes se descontrolan. No sé cómo manejarlos y no hay nadie que pueda enseñarme. Me siento sola en esto... -su voz se quebró al final, revelando su vulnerabilidad.

Jack se acercó a ella con determinación.

-No estás sola, Elsa. Yo te ayudaré a controlarlos.

Elsa lo miró, sus ojos llenos de una esperanza renovada.

Una Vida Entre UniversosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora