Elsa abrió los ojos lentamente, sintiendo un leve mareo. Al principio, todo parecía borroso, como si el mundo que la rodeaba fuera un sueño del que no lograba despertar por completo. Se encontraba acostada en una cama que no le resultaba familiar, y al levantar la vista, vio otra cama encima de ella, sostenida por una estructura de metal. Era extraño. La confusión la invadió y sus pensamientos eran un torbellino de preguntas sin respuesta.
A su lado, a los pies de la cama, dormían un hombre y una mujer. Elsa los observó, sintiendo un desconcierto creciente. *¿Quiénes son? ¿Dónde estoy?*, se preguntaba, pero ninguna respuesta acudía a su mente. Quiso levantarse, escapar del desconcierto, pero un sonido agudo rompió el silencio de la habitación. El aparato que producía ese sonido -un despertador- fue rápidamente silenciado por la mujer, quien se levantó y salió de la habitación sin darse cuenta de la presencia de Elsa.
Elsa, aún sin entender lo que estaba sucediendo, decidió hacerse la dormida cuando el hombre, que vestía de manera formal, se levantó también y siguió a la mujer fuera de la habitación. Sin embargo, antes de que pudiera intentar huir, la mujer regresó, dirigiéndose a la litera superior.
-Hijo, despierta, es hora de ir a estudiar -dijo con un tono suave y maternal.
-Sí, mamá, ya voy -respondió una voz adormilada desde arriba.
Elsa vio cómo dos pies colgaban de la cama superior y, segundos después, un chico descendió por la escalera de hierro. Tenía el cabello desordenado y vestía con un pantalón verde oscuro y un suéter rojo sobre una camisa blanca. El joven salió rápidamente tras recoger su mochila, sin prestarle atención a Elsa.
A solas de nuevo, Elsa se quedó en la cama, sintiendo cómo el cansancio y la confusión pesaban sobre sus hombros. Cerró los ojos, esperando aclarar sus pensamientos, pero en lugar de eso, cayó en un profundo sueño.
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En su sueño, el rostro de Jack apareció, sonriéndole con esa calidez familiar que ella sentía en lo más profundo de su corazón.
-¡Mira, Jack! -exclamaba una pequeña Elsa-. ¡Mira lo que puedo hacer!
-¡Increíble, Elsa! -respondía Jack, con los ojos brillando de admiración.
-Te quiero mucho, Jack -decía ella, sintiendo un calor en su pecho.
-Yo también te quiero, Elsa -contestaba él, con una sonrisa suave.
Las imágenes en su mente empezaron a cambiar. Ahora veía a una chica de trenzas castañas, su hermana, Ana, riendo y llamándola para jugar. Luego aparecían más personas: Rapunzel, Merida, Hippo... Todos riendo, compartiendo momentos felices.
-¡Hermana, juguemos! -decía Ana.
-Sí, vamos -respondía Elsa en el sueño, sin dudar.
Pero, poco a poco, esos rostros comenzaron a desvanecerse, volviéndose cada vez más borrosos. Elsa trataba de aferrarse a esos recuerdos, pero era como intentar agarrar agua con las manos; se escapaban de su mente, dejando un vacío inquietante. Entonces, una voz irrumpió en el sueño.........
-Melissa, despierta.
Elsa abrió los ojos de golpe. La confusión era abrumadora, sentía como si estuviera siendo arrastrada entre dos realidades.
-¿Estás bien? -preguntó la mujer, mirándola con una mezcla de preocupación y extrañeza.
-Sí... -respondió Elsa, aunque no estaba segura de nada. El desconcierto la envolvía-. ¿Quién es usted?
La mujer la miró sorprendida.
-Melissa, ¿segura que estás bien? -preguntó con más seriedad-. Hoy estás actuando extraño. Bueno, será mejor que te levantes, te prepararé el desayuno.
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Una Vida Entre Universos
FantasySinopsis **Una vida entre universos** En la superficie, la vida de una chica con el poder innato de controlar la nieve parecía ser tan normal como cualquier otra. Con una familia cariñosa, amigos leales y Jack Frost, un enigmático compañero que sie...