Compensación

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  Cuando Fah regresó por primera vez para conectar con su hija, y Chet descubrió que tenía una, comenzaron con un extraño comportamiento. “Compensación.” Ellos se sentían tan culpables que comenzaron a consentir a A-Neung con cosas que ni quería ni había pedido. La verdad, no sabía que su hija podía llegar a ser igual a ellos. Me desperté en la mañana del fin de semana a una semana de la graduación de A-Neung, toqué el colchón y me encontraba sola, por lo que me levanté y me quité el pijama para colocarme la ropa de casa, algo cómodo, pues no pretendía salir hoy, con suerte conseguiría dormir un poco más, ya que la galería, por muy raro que parezca, ha tenido bastante movimiento, especialmente para excursiones, o citas de jóvenes, que vienen a ver los cuadros y aparentar cultura, para luego hacerse ojitos en la cafetería. Bajé las escaleras, luego encontré a A-Neung en la cocina, su rostro estaba lleno de manchas por lo que estaba preparando. Arqueé una ceja, pues ella no solía despertarse tan temprano.

—Buenos días. —Dijo ella de forma muy entusiasta, algo normal en ella, pero algo seguía siendo muy raro.

  Todo este tiempo teniéndola pegada como una garrapata hace que entienda cuando algo la está molestando, y algo no iba bien. Por lo que, antes de sugestionarme y exagerar las cosas, púes ella seguía siendo una joven cerca de graduarse y eso pone nervioso, emocionado e inquieto a cualquiera. 

—¿Pasó algo? —Pregunté y ella me miró sin entender.

—¿Malo cómo?

—No sé, tú nunca despiertas a esta hora a menos de que tengas clases.

—No es nada, simplemente hoy quiero pasar un día estupendo con Ar-Neung.

—Eso está bien, supongo. —Respondí y ella se acercó a mí, se puso en puntas para poder besarme y me sonrió alegremente.

—Hoy voy a consentir a mi novia como nunca.

   Realmente no lo entendí, ella ya era bastante cariñosa diariamente, cómo para necesitar decir que me consentirá como nunca. El día fue bastante extraño y pensé que quería hacer todas esas cosas que las parejas en la televisión. Me dio de comer, aunque sabe que es incómodo para mí, para luego acomodarme el sofá cuando fuimos a ver una película, y esto sólo era el comienzo. 

—Te ves estresada, Ar-Neung. ¿Quieres un masaje?

—No hace falta, sigamos con la película.

—Pero te ves muy cansada. ¡Déjame hacerlo! —Dijo antes de levantarse de mi lado para ir a mi espalda, enroscar un poco mi cabello para colocarlo más apartado de mis hombros y comenzó a darme un masaje. —¿Qué tal? ¿Te gusta?

—Mucho, pero ya te dije que no es necesario.

—¡Ah! ¡Ya sé! Lo que quieres es un masaje de pies. ¡De acuerdo!

—Neung, no hace falta.

  Ella no me escuchó, simplemente se sentó al otro extremo del sofá tomó mi pie y lo colocó en sus piernas y trabajó en él. A-Neung estaba muy concentrada en su labor, aunque no entendía ese comportamiento. Al l rato escuché mi móvil y lo contesté.

—Perdona, tengo que contestar, es Wan. —Dije y, para mi asombro, A-Neung no dijo nada cuando mencioné que era la doctora que tanto desprecia. ¿Dónde estaba la chica celosa?

   Ar-Neung era demasiado complaciente, me hizo sentir inquieta, era cómo si quisiera ser obediente y eso no me gustó. No importa si sólo iba por un vaso con agua, ella iba inmediatamente por él, aunque yo era capaz de ir por mi misma. Cuando la chica alegre miró el viejo reloj de la abuela, se levantó de golpe del sofá. Cómo si la hubieran quemado.

—Ya es hora de la comida. Iré a hacer tu favorito.

—Bien, te ayudaré. —Antes de levantarme ella me empujó de los hombros para que me mantuviera sentada.

—Yo puedo hacerlo sola, verás que he mejorado mucho. Solamente quédate aquí y descansa.

  ¡¿Descansar?! ¡Ella no me ha dejado hacer nada en todo el día! La verdad es que quise gritárselo, pero me contuve. Imaginé que era por tener buenas intensiones, aún así, era demasiado. Cuando ella se fue su móvil fue el que sonó, ella lo miró brevemente y lo dejó en la mesita. Otra cosa extraña, al rato el aparato siguió insistiendo y lo tomé. Parecía que era una llamada de su amiga Love. (Ella sigue sin agradarme.) Bueno, no puedo simplemente odiarla por lo que me dijo la última vez, después de todo, no era la primera que me lo decía y seguramente no sería la última, sólo era una más de todos los que pensaban que lo nuestro no estaba bien. Me levanté con el móvil de Ar-Neung en la mano y fui a la cocina, ella seguía concentrada picando verduras. 

—Tu amiga sigue llamando. ¿No vas a contestar? —Pregunté y ella tomó el móvil, contuve la expresión de sorpresa al verla apagarlo. —¿Neung?

—No es nada, quieren que vaya con ellos a la playa, pero les dije que estaría con mi novia. No saben aceptar un no.

—Neung, ya te dije que puedes pasar tiempo con ellos, pronto te vas a graduar y está bien salir con tus amigos, pues será más difícil después. 

—¿No era que no te agradaban?

—Da igual si me agradan o no, siguen siendo los amigos que escogiste. Si no te hacen nada malo o peligroso, estoy bien con ellos.

—Yo no quiero ir a ninguna playa con nadie que no sea Ar-Neung. —Dijo y pasó el dedo por entre mis pechos. —Ar-Neung me prometió llevarme como regalo de graduación. Además, quiero jugar contigo hoy.

—Neung, pasar tiempo con tus amigos es importante.

—No tanto como pasar tiempo con Ar-Neung.

—Neung. —Advertí y ella se giró de sus talones y fue a continuar con la comida, ignorando toda la conversación.

—Puedes ir a descansar, yo terminaré esto.

  Al atardecer comenzamos nuestro juego, ella vestida de estudiante y yo de directora, pues le gustaba mucho esa fantasía. Nos estábamos besando, la mí su labio y volví a besarla, sintiendo como nuestras lenguas se enredaban entre ellas. Sus gemidos, suspiros y jadeos me enloquecían, mi mano estaba en su interior, penetrándola contra la biblioteca.

—¿Una niña buena o una mala? —Pregunté contra sus labios.

—Mala, mi señora. Quiero ser castigada  —Gimió, iba a colocarla contra el escritorio cuando ella me detuvo y consiguió la regla de madera. La última vez fue horrible, recordé, pues había marcado mucho a A-Neung y era obvio que dolía mucho más que usar una mano.

—Neung, no me gusta. Esa cosa te va a doler más que sólo usar mi mano. —Dije, pero ella la colocó en mis manos igual.

—Quiero que seas más ruda. ¿Por favor?

   La miré detenidamente y la coloqué contra el escritorio, las ganas de jugar con ella estaban menguando. Le di un par de azotes con la regla de madera y mi sus nalgas enrojecer excesivamente, ella gimió fuerte en la tercera y me detuve en seco. ¡De ninguna manera usaré esta porquería!

—Neung, te puedo nalguear con mi mano, pero si sigues insistiendo en que use esta cosa, pues detenemos todo aquí.

—¡No! ¡Está bien! ¡Lo que Ar-Neung quiera!

—Neung, no es lo que yo quiera. Desde el principio esto era para lo que nos gustara a ambas. Darte un poco con mi mano no es igual que pegarte con un objeto. Al menos puedo controlar mejor cuanta fuerza usaré y te puedo acariciar luego, pero esto no me guata. Te hace más daño que el aceptable.

—Está bien. ¿Podemos seguir? —Preguntó con una voz dulce, aunque las lágrimas por los golpes seguían e  sus ojos.

   Respiré profundo y volví a besarla para volver al estado de ánimo, afortunadamente lo conseguí, antes de colocarla contra la mesa y enterrar mi mano en su interior. La embestí y mordí su hombro descubierto. Ella estaba hermosa con la camisa abierta, descubriendo los hombros y con la falda levantada sobre su cadera.  Entre tanto, yo deseaba saber qué es lo que la inquietaba tanto.

   Había llegado el día de la graduación, me resistí a llevarle flores, pues sabía que sus padres y abuela lo harían, sin embargo, realmente quería acompañarla ese día especial. Después de todo, yo la ayudé a entrar a esa universidad. A-Neung, que se esforzó para que su madre no se la llevara y así pudiera quedarse conmigo. Todos los jóvenes estaban con sus familias, la chica alegre… y traviesa. Se acercó a nosotros con una brillante sonrisa.

—¡FELICIDADES! —Gritaron  Fah, Chet y su abuela, entregándole demasiadas flores, tantas que apenas podía sujetarlas. 

—Felicidades. —Dije poco tiempo después.

—¿No tienes flores para mí? —Preguntó ella con picardía y sonreí.

—No, ya tienes las manos bastante llenas. Tendrás que conformarte conmigo.

—Ah. —Hizo un puchero, evidentemente desilusionada. Me acerqué a ella para susurrarle al oído.

—Hay un regalo de Sam y Mon para ti en casa, por mi parte, le haré el amor a mi graduada. No juegos, simplemente te tocaré tiernamente. —Al susurrarle eso ella se ruborizó y su alegría regresó. Vi a Love a lo lejos con su familia y nuestras miradas se encontraron. Rabia fue lo que encontré en sus ojos al verme.

  Fuimos a un restaurante con su familia, A-Neung hablaba alegremente de la posibilidad de ser Dj, también de otras cosas que le gustaban y que podría hacer. Me alegraba que A-Neung se graduara y pasara a otra etapa de su vida. Aún es una chica inmadura, aún así, todavía le queda un gran camino y esperaba que disfrutara de él. 

—¡No puedo esperar a mudarme al palacio! —Chilló con una sonrisa y todos casi escupimos nuestras bebidas. Ella nos miró con sospecha. —Recuerden que el trato era que podía mudarme con Ar-Neung al graduarme. ¡Prácticamente ya vivo allí! Tengo mi equipo de grabación para mis podcast y la mitad de mi ropa.

—Bueno, mamá, podríamos hablar de que te mudes conmigo. —Dijo Fah, que no quería dar un paso en falso con su hija. —A-Neung estará bien con Khun Neung, seguramente podremos visitarlas. ¿Verdad? Y Chet estará aquí.

—No quiero dejar a A-Neung. ¿Y que hay de la casa?

—Mamá, estás cada vez mas mayor, es mejor que te quedes conmigo.

—¿Qué dice su padre?

—Lo que sea que diga me va a perjudicar, asumo que ya saben que me parece la idea, por lo que no diré nada. —Dijo Chet muy concentrado en su comida. Obviamente él detestaba la idea, pero no quería avivar otra vez el odio de su hija, o la ira de Tuo Lek. Quise reír.

—¿Cuándo sería? —Preguntó la abuela.

—Puede que luego de las vacaciones en la playa con Ar-Neung. ¿Verdad? —Preguntó la chica alegre en mi dirección.

—Está bien. —Respondí con sencillez. Mentiría si dijera que no quiero que vivamos juntas permanentemente.

   Cumplí mi promesa, llegamos a casa y le entregué el regalo de Tuo Lek y Mon, que eran una cantidad inhumana de peluches gigantes y tantas flores que llenarían un jardín. Realmente Tuo Lek adoraba derrochar dinero y estoy segura de que el regalo hubiera sido peor, afortunadamente Mon la controlaba. Esa pequeña tarta rosa capaz de manejar a una M.L orgullosa. Besé los labios de A-Neung y su garganta, mientras caminábamos a tropezones a la escalera, ella se resbaló un poco y se sentó en las escaleras, aún así la seguí besando, mientras ella sujetaba mi rostro y mi rodilla estaba entre sus piernas.

—Felicidades, te amo… Te amo mucho. —Dije contra sus labios, tirando del inferior con los dientes antes de seguir jugando con nuestras lenguas.

—Ar-Neung… también… mucho…. Muchísimo. Mi vida, te amo. —Gimió con su dulce voz.

—Sé que te he dicho que te faltan muchas experiencias para madurar, pero me hace un poco feliz ser la única que te ha besado. —Dije besando su nariz. Ella me miró un poco jadeante y nerviosa, no le presté mucha atención a esa reacción, estaba demasiado excitada para hacerlo, y debí de hacerlo.  Ella me estaba ocultando algo y no pude verlo.

—Es… la primera vez que Ar-Neung me dice algo así.

—Me pongo celosa a veces. —Admití. —Una M.L no necesita ese sentimiento tan problemático, pero no puedo evitarlo.

—Es porque Ar-Neung me ama mucho.

—Cierto. —Concedí mientras la desnudaba.

—¿Vas a hacérmelo en las escaleras? —Preguntó con una risita.

—Hmmm. No, claro que no. Vamos a nuestra cama.

—Nuestra. —Repitió A-Neung mis palabras tras ayudarla a levantarse. Tomé su mano y la llevé a la habitación.

   Ya sobre la cama, no era una cuestión de juego rudo, éramos dos enamoradas, era yo tomándola con cuidado, por que la atesoro. Me hubiera gustado amar a una A-Neung mayor, cuya edad compartamos como mis anteriores amantes, sin embargo, la joven tiene razón, puede que ella llegara tarde, por eso esperaba para amarla, aunque eso trajera tantos conflictos. La vida que merece, lo que necesita experimentar, las cosas que sé que debería hacer. No puedo dejar de amarla, ella es mi todo, pero la soltaré si ella me lo pide, si es lo mejor, no por otros, sólo si es por nosotras. Entre tanto… no la soltaré.

Continuará...

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Blank the series fanfic - Un dulce amargo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora