¿Es esto el final?

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Lo único verdaderamente cierto es que nos amábamos, algo que era incuestionable, el problema siempre es el mismo. “El tiempo.” El tiempo siempre jugaba en nuestra contra, pues, desgraciadamente, 16 años no es un número cualquiera, era una diferencia de edad bastante grande. Hoy, que todavía tenemos juventud y belleza, no pareciera ser la gran cosa, no obstante, al pasar los años, las diferencias se irían marcando, cómo la vez en la que fuimos al parque de atracciones, dónde yo no le veía lo divertido gritar cómo loca sobre una maquina de la muerte, más adelante ella querrá experimentar cosas y yo sobraré, luego ella no querrá hacerlas para no dejarme atrás, y ese es uno de los problemas, no deseo que ella me guarde rencor por esas cosas que puede querer experimentar y no podrá por mi culpa. Luego está la apariencia, será más marcada, mi energía no será la misma y mi cuerpo tampoco será el mismo, comenzando por las molestas canas y cuando llegue la menopausia. En estos momentos el simplemente amarnos sería demasiado fácil, no obstante, no quiero llegar a una edad demasiado madura y algo crucial se rompa, dejándome atrás mientras la veo partir. Aún así, nos asusta admitir que ese día llegará, el tiempo restregándonos en la cara lo diferentes que somos. En casa de la playa estor terminando unas llamadas y soy interrumpida por A-Neung, que está cariñosa y exigiendo mi atención.

—Neung, estaba en una llamada de trabajo.

—Pero vinimos aquí para relajarnos.

—Bueno, es verdad.

—¿Deberíamos irnos ahora? —Pregunté al tirar de ella, yo estaba sentada en el sofá y ella estaba casi en mi regazo.

—¿Ir a dónde?

—A relajarnos… o… ¿deberíamos hacerlo aquí? —Pregunté con picardía.

—Ar-Neung…

—¿Qué deberíamos hacer? —Pregunté y ella intentó besarme, por lo que la detuve. Sonreí por que ella estaba haciendo pucheros.

—¿Ar-Neung, crees que no me atrevería a hacerlo? —Dijo ella con una vocecita picarona y tiré de ella al sofá, para mimarla.

—¿Qué deberíamos hacer?...Entonces… ¿Lo hacemos aquí? —La besé. —Te llevaré a relajarte… pero… —Ella me abrazó y me besó con más intensidad. Salimos a caminar a la orilla del mar tomadas de las manos hasta que me detuve.

—¿Qué pasa? ¿Estás candada.

—Caminar no es cansado… Dame tu mano. —Pedí. Ella obedeció y mostré un anillo. Verla sonreír tan alegremente me puso nerviosa. —En realidad, no me gusta hacer este tipo de cosas.

—¿Tengo que ponérmelo yo sola? —Preguntó y me dispuse a colocárselo.

—Este anillo es el mío. ¿Puedes ponérmelo? —A-Neung me lo puso mientras derramaba lágrimas de felicidad. Sujeté su mano, sintiéndome nerviosa y emocional. No quería ver nada, sólo nuestra felicidad, al menos por un momento. —Quiero que este anillo… sea un símbolo de mi promesa.

—¿Qué es esto? —Preguntó ella limpiando sus lágrimas, yo también quise llorar con ella.

—Te amaré… Estaré a tu lado… No me iré a ninguna parte.

—Yo también… Estaré a tu lado… No iré a ninguna parte.

   Cruzamos nuestros dedos y juntamos nuestras cabezas cómo una promesa, para luego darnos un beso, seguir caminando y jugar con nuestros pies desnudos en el agua.

—A-Neung es la que llena el vacío de mi corazón. Creo que puedo decirlo ahora que estaremos juntas para siempre. —Admití y, evidentemente, ella no me dejaría en paz.

—Finalmente lo dijiste.

—A-Neung, no te burles de mí.

—Pero lo acabas de decir ahora.

—Vale, admito lo que dije.

—No te arrepientas de tus palabras.

—No lo haré.

   El lugar era precioso, la isla que tenía la familia, por lo que A-Neung y yo teníamos intimidad. Tuo Leck lo había mandado a acomodar para nuestra estadía. En la enorme cama me encontraba besando el ombligo de mi pareja, ella acariciaba mi cabeza. Tome su mano y besé el dorso y la palma, ella me miraba con ternura. No quería que el tiempo nos alcanzara en esta isla, no deseaba que los demás nos juzgaran. Yo que amo a una chica mucho más joven y A-Neung que me ama. Odio que este amor sea mal visto. Soy sincera, quiero a ésta chica. Pero soy la mayor, y cómo tal, quiero pensar en lo que es bueno para ella, y sé que no es mi obligación necesariamente, pero necesito una pareja fuerte, porque el futuro será más cruel con nosotras. Mis canas y arrugas venideras, serán un recordatorio de cuanto tuve que esperar para que naciera mi amor. Hoy, sólo por hoy, besaré cada parte de su belleza, así como ella besará la mía. Sin pensar en nada más.

—Te amo. —Suspiré contra sus labios tras subir con un camino de besos, regresando para besar su garganta. Seguimos besándonos mientras introducía mi mano entre sus piernas, enterraba dos de mis dedos en su intimidad y embestía, escuchando claramente sus gemidos y suspiros, mi nombre que se escapaba de su boca. 

—Ar-Neung, tan hermosa. —Susurró al tratar de recuperar el aliento tras su clímax y la abracé con fuerza protectora, la sábana sobre nosotras.

—Cierra los ojos, vamos a dormir un poco.

  Cuando regresamos al palacio, yo me encargué nuevamente de la galería, A-Neung estaba haciendo entrevistas, esperando que la contrataran de DJ en la emisora de radio que le gustaba. Estábamos a un par de días de que ella se mudara definitivamente a vivir conmigo. Entonces, un día llegué al palacio tras trabajar en la galería, A-Neung estaba discutiendo por el móvil.

—¡Te dije que no me llamaras más!... ¡¿Qué no entiendes?!... ¡Voy a vivir con Ar-Neung! ¡Amo a Ar-Neung!

—¿Será Chet? —Pregunté en voz baja, para no interrumpirla.

—¡Love, no me molestes más, ya no somos amigas! ¡Ese beso tuyo fue un error! ¡No me vuelvas a buscar y tampoco me llames más! —Gritó antes de apagar el móvil y arrojarlo al sofá. Al girarse ella se puso blanca como el papel al verme. Yo no dije nada, no podía sentir nada, simplemente era cómo si el tiempo se detuviera para mí. —¿Ar-Neung? —Jadeó ella y corrió hacía mi al ver que yo estaba llorando. Es extraño, rara vez lloraba. —¡Ar-Neung, no es lo que crees! ¡Ella no me gusta, me gustas tú!

—Ustedes se besaron. —Dije finalmente, mientras una mezcolanza entre rabia, frustración y tristeza se arremolinaban en mi interior.

—No es así, ella me besó por la fuerza. Ella no quiere entender que sólo te amo a ti.

—¿Por qué yo soy muy mayor? —Pregunté y ella agachó la cabeza. —Neung, duerme en tu habitación hoy, por favor.

—¿Por qué? ¿Tú me odias?

—No es eso, sólo quiero estar sola y pensar. —Dije y caminé a nuestra habitación, sin mirar atrás.

   Odiaba ser la mayor, detestaba ser el adulto al que se le pedía ser responsable. Deseaba tanto ser egoísta, marcar a A-Neung para mí e ignorar los problemas. Me subí a la cama y abracé mis piernas contra mi pecho, ocultando el rostro en mis rodillas. Lloré a mis padres, lloré a Khun Song y a la abuela, pero, cuando se trataba de A-Neung, siempre me encuentro llorando, algo que no pasaría si no es porque perdí a personas valiosas para mí. Duele, me duele mucho el pecho. A-Neung necesita experimentar muchas cosas, tiene que madurar, no puede sólo vivir para mí. Así que tragué las lágrimas y tomé una decisión. A la mañana siguiente no me sentí mejor, ella también estaba deprimida mientras desayunábamos. Entonces, al terminar, me levanté y me acerqué a ella.

—¿Podemos ir al sofá a hablar un momento? —Pregunté y ella asintió. Al llegar al sofá sujeté sus manos y jugué con el anillo en su dedo.

—Neung, te amo mucho.

—¡Yo también, Ar-Neung! Ese beso fue un error. ¡Te juro que la empujé!

—Lo sé, nunca dudaría de ti… Neung, creo que deberíamos separarnos por un tiempo 

—¡No, no, por favor!

—Neung, tenemos que…

—¡¿Por qué?! ¡¿Acaso no me quieres más?! —Preguntó ella desesperadamente mientras las lágrimas escapaban de sus ojos.

—Yo siempre te voy a querer.

—¿Entonces…? No lo entiendo.

—Quiero que experimentes muchas cosas, las cuales no pueden ser conmigo.

—No quiero besar a otras personas.

—No se trata de eso. Quiero que hagas muchas cosas, tengas muchas experiencias y tengas buenos amigos, sin vivir únicamente por mí. Entonces, serás una mujer madura, sabrás lo que quieres y a quién quieres. 

—Me dijiste que no me ibas a dejar.

—Lo hice. Neung, yo no iré a ninguna parte, siempre estaré aquí para ti, esperándote.

—No es justo. No quiero que nos separemos, lo que hicimos para no hacerlo. ¿Fue para nada?

—Fah y Chet querían separarnos con la esperanza de que nos olvidáramos de la otra, esto es diferente.

—¿Diferente en qué? —Preguntó A-Neung mientras se limpiaba las lágrimas con el dorzo de las manos.

—Yo he vivido muchas cosas, sé a quién yo amo, así que quiero que tengas las mismas oportunidades. Sólo será un tiempo.

—¿Qué tanto tiempo?

—Haz lo que desees hacer, cuando sientas que estás lista, yo estaré aquí.

—Pero, no necesito nada más.

—Lo haces, pero estando yo aquí no puedes verlo.

—Quiero estar contigo.

—Vamos a estar juntas, sólo que no ahora. Eras sólo una niña cuando te acercaste a mi, seguramente volverás cómo una gran mujer.

—Un año. —Dijo A-Neung de repente. —Haré lo que quiera, luego te buscaré.

—Supongo que está bien.

—Haré todo, menos traicionarte. —Prometió y juntamos nuestras frentes. Me dolía, pero tenía que recordar que no estaríamos muy lejos la una de la otra.

—Neung, yo esperaba que nacieras para enamorarme, puedo esperar un poco más, así que tampoco te traicionaré.

   Un año me parecía insignificante cuando se trataba de todo lo que una joven podría hacer, pero el tiempo no me esperaría, además de que sería una tortura hasta para mí. La galería no consumía suficiente de mi tiempo, por lo que visitaba a Tuo Lek y a Mon, ambas tan cariñosas como siempre.  

—¿Cuanto a pasado ya? ¿Tres meses?

—Cuatro. —Corregí a Tuo Lek.

—Me parece una estupidez. Deberías mandar al diablo a todos. Eres hermosa y rica. Deberías estar con tu amor.

—Khun Sam, lo dices porque siempre ves por tus propios intereses. —La reprendió Mon.

—¿Acaso no te preguntas qué está haciendo ahora?

—Ella comenzó a trabajar como DJ hace poco.

—¡¿Ves?! ¡La estas vigilando!

—No lo hago, me topé con su voz en la radio por accidente. —Y dije la verdad, si la escuchaba mucho, iba a ser una tortura.

  Para mi sorpresa las canas dejaron de aparecer, según mi médico, pudieron ser provocadas por el estrés, ya que, mi familia no las tenía tan rápido. Así que me alegré de que el espejo fuera generosos unos años más. Todo era demasiado deprimente sin A-Neung cerca, la abstinencia tampoco era muy divertida. Vi algunas de nuestras fotos del parque de diversiones cuando todo me superaba, la casa era demasiado grande sin ella. Veía a Tuo Lek y a Mon, estaban casadas y eran bastante felices. Le di el anillo cómo un simbolismo, así que me preocupaba si no era del todo lo que ella deseaba. Ella realmente quería ser una esposa. Los meses siguieron transcurriendo, y hubo un evento formal en la galería. Me vestí con un traje de chaleco negro, pantalones igual de oscuros y un top que me dejaba libre el ombligo, y el cabello peinado hacia tras.

—Ar-Neung. —Dijo una voz nasal tras mi espalda, por lo que detuve la copa antes de que llegara a mis labios y sonreí.

—Ha pasado un tiempo, Neung.

Continuará...

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Aviso: Quedan sólo 2 caps y terminó. Jejejeje. Un abrazo.

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