7- A quien madruga, Mal0 le ayuda...

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"¿Cómo te encuentras?" Me preguntó Antonio después de los saludos pertinentes. Entre la cita con Rose y el fin de semana hacía unos días que no nos veíamos.

"Bien, bien..." Me encogí de hombros.

"Me dijeron que estabas de baja por temas médicos después de que te habían perseguido unos delincuentes. ¿No te habrán hecho nada?" Preguntó Antonio, preocupado.

"No, no... realmente no ha sido nada. Diría que un malentendido, estoy bien, todo bien..." Respondí, intentando quitarle importancia.

"De acuerdo, pero si necesitas algo, ya sabes que puedes hablar conmigo, Pedro." Añadió.

"Sin problema. Gracias por preocuparte, pero no es realmente nada." Respondí.

El día siguió como de costumbre. Como había estado varios días sin venir a trabajar, el trabajo se había acumulado bastante y había muchas cosas que reponer y descargar. Hoy tendría que trabajar horas extra para compensar.

El camión había llegado y entre el dueño de la tienda y el conductor habían descargado la mayor parte, pero la mercancía estaba en los almacenes acumulada, esperando ser repuesta en las baldas de las estanterías.

No iba a ser un día sencillo.

Resoplando discretamente comencé a hacer mi trabajo cargando cajas hasta las estanterías, colocando precios, haciendo inventario de lo que faltaba y reponiendo.

Me pareció ver a Gmork por el rabillo del ojo aquí y allá, pero como siempre, cuando estaba en público, lo ignoraba para no levantar sospechas.

Parece que el tiempo de descanso había sido beneficioso. Me encontraba con bastantes energías para levantar las cajas. Normalmente los días de descarga acababa con dolor de espalda o agujetas en los brazos. Se ve que reponer estanterías me hacía levantar peso y eso estaba empezando a tener un efecto parecido al de haber ido al gimnasio. Combinado con el descanso, ahora parecía que las cajas pesaban menos.

Cuando nadie estaba mirando, me remangué el uniforme de trabajo e inspeccioné mi brazo en busca de músculos. Definitivamente estaba mejorando, o tal vez era producto de mi imaginación, nunca había prestado atención a estas cosas.

Al girarme pude ver a Gmork brevemente, y parecía estar riéndose de mí por algún motivo.

"Pedro... ¿estás muy ocupado ahora mismo?" Escuché la voz de Antonio.

"Uh... pues estoy reponiendo, nada que no pueda dejar para dentro de un rato. ¿Necesitas algo?" Pregunté.

"Si no te importa, revisa el almacén, parece que estoy oliendo algo podrido..." Me dijo.

"Sin problema." Respondí.

Olisqueando el ambiente no me pareció oler nada raro, tal vez el ambiente un poco cargado solamente, pero si Antonio lo decía, no había nada de malo en comprobar. Al fin y al cabo, él es el jefe.

No encontré nada podrido, ni tampoco la fuente del olor, así que volviendo a mi puesto decidimos que tarde o temprano llegaríamos a la fuente del problema conforme vaciábamos el almacén.

A media mañana llegó otro camión con unos cuantos pallets de bebidas, así que me encargué de ayudar a descargar eso también. Se ve que hoy estaba en buena forma, ya que no me costó demasiado trabajo realizar la descarga.

Salir al exterior y respirar aire fresco me hizo darme cuenta de la fuente del problema que decía Antonio. Al volver a entrar en el almacén llevando las cajas a sus respectivos sitios pude percibir un leve olor. El olor era sutil, pero definitivamente nada placentero. Posiblemente una rata o algo parecido se había escondido en algún lugar y se había muerto o algo.

No hay Mal0 que por bien no vengaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora