6- Más vale Mal0 conocido que bueno por conocer

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A partir del día en el que me quitaron el teléfono, Gmork pareció más triste. Ya no aparecía con tanta frecuencia y muchas veces tenía yo que buscarlo si quería verlo. Después del trabajo que me costó entrar en el aseo y tener algo de privacidad, ahora parecía que la criatura estaba casi deprimida.

De vez en cuando me sobresaltaba al verlo en el reflejo de los espejos del cuarto de baño, pero sencillamente estaba ahí de fondo, mirando de manera desinteresada. Lejos estaba la criatura pegajosa que se me echaba encima o miraba con atención todos y cada uno de mis movimientos.

Era complicado apreciarlo, ya que su cara era rígida e inexpresiva, pero se limitaba a mirarme de vez en cuando y a saludar algunas veces cuando lo saludaba. Cuando hablaba se limitaba a escuchar sin reaccionar demasiado, y algunas veces lo vi resoplar y agachar la cabeza. Algo le pasaba.

Continuó mi rutina del día a día. Mi vida social continuó ampliándose conforme los amigos de mis amigos me presentaban a más gente. Fuimos un grupo al cine a ver la última película de superhéroes, no recuerdo ni de quién era, ya que me parecen todas iguales, pero como era lo que quería la mayoría, tocó adaptarse.

Al cuarto día estaba en casa y no tenía nada que hacer en especial tras el trabajo. Ahí estaba yo, sentado frente a la tele en una esquina del sofá. El reflejo de la tele apagada mostraba el hueco vacío a mi lado.

Usando el reflejo de la pantalla oscura del teléfono busqué a mi alrededor hasta que divisé la silueta de la criatura en pie en una esquina de la habitación. Estaba ahí en pie como un pasmarote, la cabeza agachada y los hombros caídos. La cola colgaba lacia detrás de ella.

Me costó unos segundos, pero tras saludar un rato, Gmork pareció darse cuenta de que estaba prestándole atención y levantó ligeramente el huesudo hocico para mirarme directamente.

"¿Qué haces ahí de pie? Ven aquí y siéntate conmigo." Le hice señas, dando con la palma de mi mano en el hueco vacío a mi lado.

La criatura observó el gesto y suspiró. No emitió ningún sonido, pero el movimiento de su respiración era evidente. Sin embargo, no se movió del sitio.

"Algo te pasa..." Dije.

La criatura levantó tímidamente una garra, como si sostuviese algo, luego señaló el objeto imaginario, señaló la puerta y negó con la cabeza.

"Ya no puedes mandarme fotos al teléfono y eso te pone triste." Intenté interpretar.

Gmork asintió con la cabeza.

"Ya veo... Los policías extraños se llevaron el teléfono. Pero me dieron este, lo mismo puedo buscar de nuevo..." Dije mientras abría la tienda de aplicaciones y tecleaba Mal0 en el buscador.

Inmediatamente, el teléfono me devolvió un mensaje de error, términos de búsqueda inválidos, y durante unos instantes parecía como si otra persona lo manejara, porque la tienda de aplicaciones se detuvo y se cerró sola, como si el teléfono navegara solo por los menús hasta volver a la pantalla de inicio.

"Uh... qué raro." Intenté volver a abrir la tienda de aplicaciones, pero conforme tecleaba Mal... de nuevo la aplicación mandó un mensaje de error, incluso antes de que terminara de teclear o de darle a buscar.

Gmork, ahora visible a través del reflejo del televisor apagado volvió a señalar un objeto imaginario en su garra, luego señaló mi nuevo teléfono, después señaló la puerta, luego a sí mismo y negó con la cabeza.

"¿No vale este teléfono?" Le pregunté.

Gmork señaló la puerta, luego a sí mismo y después hizo el gesto de cortarse el cuello con la garra del dedo índice.

No hay Mal0 que por bien no vengaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora