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El mundo de Felix se derrumbaba ante sus ojos. Pensaba que estaba todo jodido, que su padre sabría lo que intentó hacer el día anterior y lo echaría de casa.

Podía visualizar el rostro decepcionado de su padre y su madre preguntándose que hizo mal para tener un hijo descompuesto.

Felix pensaba en un mondo de posibilidad y que pasaría de su vida cuando el pelinegro irrumpió en sus pensamientos —Dejaron esta carpeta en el carro, pensé que sería importante.

Felix apenas pudo moverse y extender su mano para tomarlo —Gracias —Respondió casi en un susurro.

El pelinegro hizo una reverencia y regresó al elevador. La campana sonó indicando que las puertas se iban a cerrar, pero antes de perderlo de vista, Felix metió el pie, impidiendo que se cerrara para después entrar al elevador. 

—¿Pasa algo? —El chico lo veía confundido.

La mirada profunda y seria ponía nervioso al rubio —Por favor, no le digas nada a mi padre —Suplico como si su vida dependiera de ello. 

Felix estaba dispuesto a mantener ese secreto. Se lo llevaría a la tumba si fuera necesario, pero ahora ese secreto lo sabía aquel chico frente a él. 

—Estoy confundido. ¿Decirle qué? ¿Qué olvidaste tu carpeta? —Las puertas del elevador se cerraron dejándolos solos.

—No… Tú sabes a qué me refiero —El corazón de Felix se agitaba con la idea de mencionarlo. No podía ni siquiera decirlo en voz alta.

—La verdad no, necesito que seas claro. 

Felix tragó saliva duramente. Las palabras se adoraban en su garganta. —Tú sabes, lo de ayer. 

—¿Ayer? ¿Que paso ayer? —El pelinegro no tenía idea a donde quería llegar con eso 

¡Maldición! ¡¿Acaso está jugando conmigo?! —Ayer cuando nos vimos en ese lugar —La puerta se abrió y él pasó a su lado. 

—Yo no te conozco —dijo frío mientras salía del elevador

Los ojos de Felix lo siguieron mientras se alejaba —Está bromeando ¿No es así? ¿Acaso no me recuerda? ¿Lo habré confundido? No, es él, no hay manera que lo confunda. Su rostro es inconfundible, aun si lo vi por poco tiempo no podría olvidar que era él. 

Pero como era habitual, Felix no dejó de pensar en sus palabras y, aun si en un principio estaba convencido de que era él, empezó a dudar.

Creyó que tal vez estaba tan nervioso y susceptible, por lo que intentó hacer, que ahora estaba viendo a aquel prostituto en cualquier persona. 

En el prostíbulo las cosas eran tensas con la llegada de Dongsun y más para Minho que notaba cómo el hombre no había dejado de ver a Jisung ni un solo segundo desde que llegó.

Y no solo eso, también noto cómo Jisung lo veía fijamente y no apartaba sus ojos de él, provocándole celos.

—Me encargaré nuevamente de las finanzas de este establecimiento y los llamaré uno a uno para hablar de sus pagas y cómo van en sus adeudos. —El hombre hablaba y Minho no podía dejar de sentirse inquieto, como si su sexto sentido le dijera que algo iba mal.

—Empezaré por Lee Sonyung —El hombre se marchó sin quitar un solo segundo, su mirada sobre Jisung 

—No me gustó la manera en la que te miraba —sin rodeos, Minho le hizo saber su inquietud, pero, a cambio, Jisung desvió su mirada para evitar el contacto.

—¿De qué mirada hablas? —Trato de disimular que no se había dado cuenta

—No sé cómo explicarlo, pero él te veía como si quisiera algo de ti. 

Enamorado de un prostituto (Hyunlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora