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 Felix había llegado media hora antes al restaurante. El joven estaba tan ansioso por su “cita” que no podía esperar más en casa, así que salió con mucho tiempo de antelación.

Decidió esperar al pelinegro afuera para entrar justo. 

Mientras esperaba, caminaba de un lado a otro, impaciente porque llegará la hora. 

Un vistazo se dio en el reflejo de la ventana de un coche y acomodó sus cabellos, sacudió su ropa para que se viera más alineada.
Mientras se miraba, se preguntaba si su vestimenta era la adecuada, si se veía bien o debió ponerse algo diferente, pero sobre todo se preguntaba si se veía lo suficientemente bien para llamar la atención de él.

Después de pelear internamente por su outfit, volvió a mirar el reloj y apenas había pasado un minuto. Los minutos pasaban más lentos para él, entre más se sentía ansioso por verlo, pero eso no parecía pesar si mientras en su mente imaginaba una cita ideal donde terminaba con ellos caminando por las calles solas, agarrados de la mano. 

La sonrisa no tardó en aparecer en sus labios con solo pensarlo, al igual que la vergüenza, así que cubrió su rostro con sus majos, pero sin dejar de sonreír.

—Felix. —Los pensamientos del joven fueron interrumpidos por una voz, en cuanto se dio la vuelta vio delante de él a Minho.

Su reacción inmediata fue retroceder y cubrir con su saco su camisa expuesta.

—No voy a hacerte nada. —Dijo al ver la reacción. —Te vi mientras caminaba por la acera de enfrente y quería volver a disculparme por lo de la otra noche. Me arrepiento mucho de lo que hice. Estaba algo borracho y no medí mis acciones. Sé que eso no es una excusa, pero no puedo volver el tiempo atrás para cambiar mi comportamiento, solo me queda pedir disculpas. —hizo una reverencia de noventa grados —. Por favor, perdona mis acciones, realmente estoy avergonzado por ello. 

Felix no se sentía cómodo después de lo que hizo, pero su corazón noble y amable le hizo perdonarle —Por favor, levanta tu cabeza. No estoy molesto contigo.

—¿De verdad? Si lo estás, dejaré que me golpees.

—¿Qué? ¡No! Yo no podría hacer eso.

—Pero fui un idiota. 

—Mejor olvidemos eso, no tengo ningún resentimiento contigo. 

—¿Entonces me perdonas?

—Sí. 

Minho sonrió victorioso después de tener el perdón de Felix —¿Y qué haces aquí solo?

—Espero a Hyunjin para comer.

—Oh, te acompaño a esperarlo, también quiero verlo para disculparme —mintió mientras tomaba la mano del menor y lo arrastraba con él hacia las mesas que estaban afuera con una sombrilla del restaurante.

—Aún no tenía planeado entrar —dijo incómodo, viendo a todos lados. 

—¿Por qué esperar afuera? Cuando podemos esperarlo sentados aquí —Felix no quería que Minho estuviera ahí cuando Hyunjin llegara, pues quería estar con él a solas, más su amable corazón no le permitía decirle que se fuera.

—¿Qué van a ordenar? —Un mesero se acercó y Minho no dudó en pedir algo de la carta, mientras los ánimos de Felix bajaban, pues en sus planes no estaba que hubiera un tercer invitado.

—¿Usted qué va a ordenar?

—Aún nada. 

—¿Cómo qué nada? Tráigame lo mismo que a mí.

Enamorado de un prostituto (Hyunlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora