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Felix se detuvo al escuchar el nombre de Hyunjin —¿Eres amigo de él? —Su voz era muy gentil y cálida. 

—Sí... — Titubeó respecto a su respuesta.

—¿Por qué no pasas? —Ella se hizo a un lado y no pudo negarse a su invitación. —¿Quieres algo de tomar? —camino a la cocina que estaba enseguida de la puerta. 

Un departamento bastante pequeño. El rubio pensaba que su propia habitación probablemente era del mismo tamaño o incluso más grande.

—Mi nombre es Yeji, mucho gusto. —Le mostró una linda sonrisa que hacía que sus ojos se cerraran.

—Lee Felix, el gusto es mío.

—Tengo chocolate caliente. ¿Está bien? —Tomó una tasa y sirvió el chocolate. 

—Sí, está bien —Felix retiró una silla y en silencio observaba a detalle aquel apartamento.
La pintura se veía desgastada, los muebles eran viejos. Los gabinetes de la cocina ya no tenían puertas. 

—Está muy caliente, ten cuidado.

—Gracias.

Ella se sentó frente a él y, mientras bebía, la observaba detenidamente, preguntándose qué tipo de relación había entre ambos. Pero de lo que estaba seguro era que era muy bonita.

—Hyunjin a un no llega, se supone que debió llegar hace una hora, debe tener mucho trabajo. 
Debe ser algo importante para venir a esta hora. 

Felix volteó su mirada al reloj en la pared y la manecilla marcaba la 1:30. —Oh, perdona, no había visto la hora. ¡Qué descortés de mi parte venir a esta hora! Lo lamento.

—Descuida, aún estaba despierta —ella abrazó la taza con sus manos mientras se encogía de hombros. —Estaba esperando a que Hyunjin llegara y recibirlo, al menos con una taza de chocolate calentito y un pedazo de pan —su mirada se perdió en la cerámica.

—Él se esfuerza mucho por mantenernos y siento que solo soy una carga. Él cada vez llega más tarde a casa. —Su mano acarició su panza con gentileza —Quiero al menos agradecerle con una taza de chocolate cuando llegue —Ella levantó su mirada y sonrió, pero en esa sonrisa se podía ver tristeza.

—Pero siempre termino quedándome dormida y no soy capaz de darle por lo menos de cenar —una lágrima rodó por su mejilla y el corazón del rubio se estrujó ante los sentimientos de aquella chica.

—Oh, perdona, son las hormonas del embarazo —ella limpió sus lágrimas rápidamente.

Por un instante, Felix se sintió como una escoria al desear a un hombre ajeno. Pero aún no estaba seguro de si ella era la pareja de Hyunjin o tal vez con algo de suerte, solo sea su familiar.

Su cuerpo estaba temblando, quería preguntar, pero tenía miedo de la respuesta.  —¿Hyunjin y tú son hermanos? —Tenía que saberlo.

—¿Hermanos? No lo somos.

Aquella respuesta le entristeció, el hombre por el que empezaba a sentir interés ya tenía a alguien en su vida. Cualquier mínima esperanza se derrumbó dentro de él. —Perdona, qué embarazoso decir que eran hermanos.

Trató de disimular su disgusto con una risa falsa: —Bueno, creo que me tengo que ir. —Su corazón latía fuerte y solo quería huir, se sentía patético.

—¿Te tienes que marchar? ¿No puedes quedarte un poco más?

—Yo…

—Por favor, quédate y hazme compañía hasta que Hyunjin llegue, así no me quedaré dormida —su dulce voz y mirada tierna, doblegaron su voluntad y a la vez lo hizo sentir culpable por haber deseado a su pareja.

Enamorado de un prostituto (Hyunlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora