4:00 p.m, Sábado
Madison se miró en el espejo, acomodando el fleco sobre su frente con cuidado. Su cabello negro caía en suaves ondas alrededor de sus hombros, completamente suelto, algo que rara vez hacía. Había elegido un vestido elegante, de un color azul oscuro que abrazaba su figura de forma sutil pero favorecedora. No podía recordar la última vez que se había esmerado tanto en arreglarse.
Suspiró, nerviosa. Michael había estado en su mente desde el momento en que se encontraron en el supermercado, y ahora, mientras se preparaba para la cita, sentía que todo estaba volviendo a empezar. Se dio una última mirada en el espejo, ajustando un poco más el vestido y asegurándose de que su fleco estuviera perfectamente en su lugar.
Justo en ese momento, la puerta de su cuarto se entreabrió y apareció Abril, con su cabello pelirrojo al aire mientras se inclinaba curiosa.
-¡Wow! ¿Y a dónde vas tan arreglada? -preguntó con una sonrisa traviesa, mientras Paula se acercaba por detrás.
Paula la miró de arriba a abajo, cruzándose de brazos con una ceja levantada.
-¿Hay algún evento importante del que no sepamos? -añadió, con una sonrisa cómplice.
Madison sintió el rubor subiendo a sus mejillas, pero intentó mantener la compostura. Sabía que no podía contarles sobre Michael todavía. No hasta estar segura de qué significaba todo esto.
-Oh, nada importante -dijo, fingiendo indiferencia-. Solo me voy a encontrar con una amiga que no he visto en mucho tiempo. Ya saben, ponerse al día y eso.
Abril la miró con escepticismo, pero no insistió más, confiaba en su amiga.
-Bueno, espero que tu "amiga" aprecie lo increíble que te ves -dijo con una sonrisa, mientras Paula asentía en silencio, sin dejar de observarla con esa mirada que decía "algo no me cuadra".
-Gracias -respondió Madison, riendo nerviosa.
Sin decir más, tomó su bolso y salió del cuarto, sintiendo el peso de las miradas de sus amigas en su espalda. Mientras bajaba las escaleras se la casa y cruzaba la puerta principal, su corazón latía con fuerza. Ahora no había vuelta atrás. Los sentimientos que había tratado de esconder estaban a punto de enfrentarse cara a cara con el pasado.
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4:41 p.m
Al bajarse de su moto luego de estacionaria tardo en reaccionar qué tenía que caminar hacia su cita, sus sentimientos Seguían revueltos de una forma horrible, decidió entrar al restaurante y a lo lejos vio a Michael.
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Madison y Michael estaban sentados en una mesa junto a la ventana del restaurante, donde la tenue luz del atardecer bañaba el espacio con una cálida serenidad. Los sonidos de cubiertos y conversaciones lejanas flotaban en el aire, pero entre ellos, el silencio era denso.
-No tenía idea de que te sentías así.-dijo Michael suavemente, rompiendo el hielo. Sus dedos jugaban nerviosamente con el borde de su vaso de agua.
Madison bajó la mirada, apretando las manos en su regazo. -No era tu culpa. -Su voz era un susurro. Tomó aire, recordando las veces que había luchado contra sus propias inseguridades, temiendo no ser suficiente para él. -Lo nuestro terminó porque... no podía creer que realmente te importara. Siempre pensé que... que me dejarías en algún momento, así que lo hice yo primero.
Michael la observó, una mezcla de comprensión y tristeza en sus ojos. -Nunca quise que sintieras eso. Te amaba, Madison. Pero también me alejé porque sentí que te estaba perdiendo, como si... ya no hubiera lugar para mí.
Ella tragó con dificultad. -Lo sé. Fue un malentendido tras otro. Y fui demasiado orgullosa como para hablarlo contigo. En vez de eso, me convencí de que lo mejor era alejarme antes de que las cosas empeoraran... soy horrible en eso de las relaciones.-Dijo en susurro.
Se miraron en silencio, las palabras no dichas flotando en el aire entre ellos. Poco a poco, el resentimiento que habían acumulado fue disipándose, dejando espacio para algo más vulnerable y real.
-Lo siento, Michael -dijo Madison, su voz temblorosa. -Te herí, y me herí a mí misma también.
-Yo también lo siento. -Michael extendió una mano sobre la mesa, rozando la suya. -No me di cuenta de lo que estaba pasando dentro de ti.
El toque hizo que Madison levantara la vista, y por un momento, se perdieron en los ojos del otro. Había una cercanía que no había sentido en mucho tiempo, una sensación de que, tal vez, podían redescubrir lo que una vez compartieron.
Michael se inclinó ligeramente hacia ella, y Madison, casi sin pensarlo, hizo lo mismo. Sus labios estaban a escasos centímetros cuando, de repente, una imagen cruzó su mente: Jackson. El dolor reciente de su ruptura la golpeó como un balde de agua fría. Apenas hacía dos días que habían terminado, y la herida seguía abierta, demasiado fresca.
Aquí tienes la escena modificada:
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El silencio entre Madison y Michael se alargó, pero esta vez ya no era cómodo. El intento fallido de beso flotaba en el aire, haciendo el ambiente pesado. Sin decir una palabra más, Madison se levantó de la mesa. Michael frunció el ceño, sorprendido.
-Madi...?-comenzó, pero ella no lo dejó terminar.
Tomó su bolso y se dirigió rápidamente hacia la puerta, su corazón latiendo con fuerza. No podía enfrentar la situación, ni a él, ni a sí misma. Necesitaba alejarse antes de que las emociones la abrumaran por completo.
Salió del restaurante y empezó a caminar sin rumbo, sin prestar atención al frío viento de la noche que la rodeaba. Los recuerdos de Jackson y de la reciente ruptura la acosaban, haciendo que su pecho se sintiera más pesado con cada paso. Todo parecía tan caótico, tan confuso.
Cuando llegó a casa, las luces en el patio estaban encendidas. Desde la acera, pudo ver a sus amigas, Abril y Paula, riendo despreocupadamente con sus respectivas parejas, aunque Maxwell y Abril siguieran en el proceso de perdonarse, abrazadas bajo la suave luz del jardín. La escena era como un cruel recordatorio de lo que ella no podía tener. Lo que ella había perdido.
Se quedó un momento en la entrada, observando desde la distancia. El dolor en su pecho se intensificó, y una oleada de tristeza la abrumó. Sin hacer ruido, se escabulló hacia adentro, evitando ser vista, y subió directamente a su habitación.
Cerró la puerta y se dejó caer sobre el frio suelo. Las lágrimas llegaron sin aviso, empapando la almohada mientras los pensamientos oscuros llenaban su mente. "¿Por qué no puedo ser suficiente? Ni para Michael, ni para Jackson, ni para mí misma..." Todo lo que había hecho, todas las decisiones que había tomado, parecían hundirla más y más.
Se abrazó las rodillas, sintiéndose pequeña y perdida. Una desesperación profunda la invadió, y por un terrible instante los peores pensamientos empezaron a atormentarla, su respiración empezaba a hacerse nula y sentía un gran nudo en la garganta, hizo el esfuerzo por no volver a caer en esos horribles ataques en los que solía caer cuando pasaba algo que revolvía sentimientos antiguos con los nuevos, o incluso hacían volver a su mente antiguos problemas por los que había pasado.
Pero entonces, la imagen de sus amigas, sus risas, su apoyo incondicional, cruzó su mente. Aún cuando se sentía rota, sabía que no estaba sola. Ese pensamiento fue lo único que la ancló en ese momento, poco a poco volvió a sentir una paz casi escasa.
Con poca emoción se deshizo de la ropa que usaba, se puso algo mucho más cómodo para luego sentarse en su cama, evitando ver el celular o hablar con alguien cerró su puerta y ventanas con seguros, apagó su celular y se acostó en posición fetal sobre las sábanas mientras abrazaba uno de sus peluches favoritos.
Su vista se volvió borrosa gracias a las espesas lágrimas que caían por sus mejillas hasta caer en la almohada.
En ese momento se sentía totalmente inútil, no podía ser suficiente, no se sentía amada, ya no se sentía ella.
Empezó a reír de una forma amarga al recordar de las posibles cosas que podría estar pagando, luego ahogo un grito para cerrar los ojos y alejar todo lo malo que estaba pensando."Siempre fui buena con todos, porque ahora...?"
Goodbye Unwanted Souls
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Cafetería Cupido (Amores FALLIDOS) Completa
RomanceSu sueño desde pequeña siempre fue abrir su propia cafetería y librería, sus mejores amigas fueron incluidas a este hermoso plan desde el momento en que las conoció en quinto de primaria y aunque no se vieron la mayoría de la secundaria se mantenían...