Extra Playa

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Día de Playa

El sol brillaba con fuerza sobre la arena, pero Madison ya había encontrado refugio bajo una amplia sombrilla. Estaba ocupada construyendo un castillo de arena mientras se quejaba en voz baja del calor. Frente a ella, Paula se acomodaba con tranquilidad en su toalla, dispuesta a broncearse, mientras Abril corría hacia el agua, ansiosa por nadar.

—¿Cómo puedes estar ahí, Paula? —dijo Madison, lanzando una mirada rápida al sol abrasador—. Es como asarse a fuego lento.

—Es relajante —respondió Paula con una sonrisa, subiendo sus gafas de sol sobre la cabeza—. Y mira, mi piel lo necesita. ¡El bronceado perfecto no se logra solo!

Madison suspiró y regresó a su castillo de arena, formando pequeñas torres con las manos cubiertas de arena húmeda.

—Yo solo quiero construir esto sin que el sol me dé una insolación —murmuró.

Paula, despreocupada, soltó una risa suave.

—Sabes que tenemos bloqueador, ¿verdad?

—Eso no me protege lo suficiente —replicó Madison, mientras lanzaba una mirada preocupada hacia la sombrilla, como si temiera que en cualquier momento una ráfaga de viento la moviera y la dejara expuesta al sol.

A lo lejos, Abril nadaba con energía, las olas rompiendo suavemente contra su cuerpo mientras ella se reía. Al salir del agua, sacudiéndose el cabello mojado, vio a sus amigas y no pudo evitar sonreír. Se dirigió hacia ellas con pasos rápidos, dejando que el agua corriera por su piel.

—¡El agua está increíble! ¡Deberían meterse! —dijo, mirando especialmente a Madison.

—No, gracias —respondió Madison, moviendo la cabeza—. Estoy bien aquí, en mi sombra segura.

Abril la miró de reojo y sonrió traviesa.

—¿O es que no quieres mojarte porque no sabes nadar?

Madison fingió estar muy concentrada en su castillo de arena, ignorando el comentario.

—Puedo nadar... más o menos. Flotar también cuenta, ¿no? —replicó con una sonrisa nerviosa.

Paula soltó una carcajada.

—Flotar boca arriba en la piscina y solo por cinco minutos no cuenta como nadar, Madi.

—Bueno, ¡mejor flotar que hundirse! —Madison se encogió de hombros con un aire despreocupado—. Además, el mar es traicionero. Y muy... mojado.

Abril rió, sacudiéndose el cabello mojado.

—Eso sí que es una excusa, ¿eh? Pero cuando quieras clases de natación, ya sabes quién te puede ayudar —dijo mientras señalaba el mar detrás de ella.

—No lo descartes —contestó Madison con una sonrisa—. Pero por ahora, la sombra y la arena son mi elemento.

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Al llegar al bufet, las tres amigas se prepararon para almorzar. Abril, como siempre, tomó las riendas del grupo. Llevaba su vestido blanco veraniego, con el cabello aún húmedo por su rato en el mar, mientras dirigía a sus amigas hacia la mesa.

—Primero comida de verdad, chicas. Nada de ir directo a los postres —dijo, cruzando los brazos mientras Madison ya estaba mirando la estación de dulces.

—¡Pero es fruta! —protestó Madison, señalando los coloridos pasteles y frutas al otro lado del restaurante.

Abril la miró con una expresión seria, como si estuviera regañando a una niña pequeña.

Cafetería Cupido (Amores FALLIDOS)  Completa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora