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Resumen : Stanford Pines no está nada acostumbrado al romance, pero cuando la joven de la que se ha enamorado le confiesa sus sentimientos, siente como si estuvieran destinados a estar juntos...
Cronología : Finales de la temporada 2.
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Me sentí un poco mareada y mi cuerpo empezó a temblar, pero después de una respiración lenta y profunda, recuperé la compostura y salí del ático. Después de haber pasado tanto tiempo, tantos días debatiéndome conmigo misma, finalmente había tomado una decisión: ese día era el día en que me atrevería a acercarme a Stanford y confesarle todo lo que me pesaba en la mente. Por fin.
Bajé las escaleras y subí hasta la máquina expendedora, sola en la habitación; esa tarde era luminosa y soleada, afortunadamente para mí, ya que todos los demás pasaban el tiempo fuera de la caseta. Lo último que quería era que alguno de ellos me sorprendiera confesándole mi amor a Stanford, y la sola idea de que algo así sucediera era suficiente para provocarme un nudo en el estómago.
Todavía de pie frente a la máquina expendedora, ingresé el código del sótano en el teclado, un código que sólo los gemelos Stan conocían mejor que yo, un código que escribía todos los días, un código que se había vuelto muy importante para mí.
Vamos, [T/N]... Tú puedes hacerlo. Me motivé a mí misma a través del pensamiento mientras veía cómo se abría la puerta secreta. Te has preparado para este día, para este preciso momento... Tú puedes hacerlo.
Con la máquina expendedora replegada, respiré profundamente una vez más, sintiendo que mi nerviosismo aumentaba mientras mi estómago realmente comenzaba a doler, mi corazón latía más rápido en mi pecho que nunca antes. Por segunda vez, me encontré frente a un tramo de escaleras: bajé cada escalón, uno por uno, hasta que llegué al ascensor. Con un dedo índice ligeramente tembloroso, presioné el botón que conducía al último piso, donde estaba el portal ahora roto. Mientras esperaba dentro del ascensor, me repetía continuamente el discurso que había preparado, el discurso que tenía la intención de dar en Stanford. Y en el segundo en que el ascensor dejó de moverse y las puertas se abrieron lentamente, supe que mi hora había llegado.
