Capitulo 11

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"Déjame ver si entiendo Riddle, ¿Quieres que a los Sangre sucias etiquetas y como ser un Sangre pura junto también a nuestros rituales y celebraciones?" Walburga esta sorprendida por el pedido de Tom, y también bastante incrédula.

Tom Riddle mantuvo su mirada fija en Walburga Black, con una expresión imperturbable. Sabía que había golpeado un punto sensible al mencionar algo tan delicado como la educación de los hijos de muggles en las tradiciones de los sangre pura. Pero también sabía que, para Walburga, las apariencias y el honor de su linaje lo eran todo.

"Exactamente, Walburga," respondió Tom, modulando su tono con calma. "¿Acaso no ves el valor estratégico? Si los 'sangre sucia', como tú los llamas, aprenden a respetar y, mejor aún, a admirar nuestras costumbres, entonces estarán más dispuestos a seguir nuestras reglas, a someterse. No sugiero que se mezclen entre nosotros, sino que aprendan a reconocer nuestra superioridad."

Walburga entrecerró los ojos, claramente considerando sus palabras. "¿Y qué ganaríamos nosotros con eso, Riddle? Son inferiores, jamás entenderían la pureza de nuestra magia ni el verdadero valor de nuestras tradiciones."

Tom dejó escapar una leve sonrisa, que no llegó a sus ojos. "Les damos lo que creen que es un lugar a nuestro lado. Les hacemos creer que pueden aspirar a ser como nosotros. Es una forma de control, Walburga. Si creen que hay un camino para que nos respeten, los mantendremos a raya. Lo que no entienden es que ese camino solo los llevará a su propia sumisión."

Walburga parecía menos incrédula, aunque seguía siendo cautelosa. "Y si aceptan estas enseñanzas... ¿qué nos garantiza que no se rebelen cuando descubran que jamás serán iguales a nosotros?"

"Ahí es donde entra nuestro ingenio," respondió Tom suavemente. "Les damos una dosis controlada de conocimiento. Lo suficiente para que deseen más, pero no tanto como para que lo utilicen en nuestra contra. El poder no es algo que simplemente se da, Walburga. Es algo que se toma... pero solo por aquellos que son lo suficientemente astutos para encontrarlo. Y ellos no lo son."

Walburga lo miró, ahora más pensativa que antes. Tom sabía que había plantado la semilla en su mente. Había aprendido que la familia Black, por muy orgullosa y aislada que fuera, también entendía el valor del control y la influencia sobre los demás. Si Walburga llegaba a aceptar su idea, sería un paso más en su plan.

"Lo pensaré," murmuró ella finalmente, con cierto aire de superioridad. "Pero no creas que puedes manipularme, Riddle. Sé lo que eres."

Tom inclinó levemente la cabeza. "Por supuesto, Walburga. No tengo nada más que respeto por tu linaje. Solo espero que puedas ver el beneficio que esto traerá a nuestra causa... y al tuyo propio."

Mientras ella se alejaba, Tom esbozó una sonrisa más fría. Sabía que la mente de Walburga ahora trabajaría incansablemente, ponderando las implicaciones de su propuesta. Y en ese proceso, ella sin darse cuenta ya había comenzado a jugar el juego que él había iniciado.

En cambio el chico de ojos verdes ya estaba viendo el primer movimiento de Riddle, si bien nunca se había pensado en invitar a los Sangre sucias a participar de este mundo, por lo tanto siempre preferían volver al mundo Muggle y si se les daba un lugar ellos se quedarían trayendo sangre nueva al Mundo Mágico, algo que sin duda seria bueno para terminar la endogamia del Mundo Mágico.

El chico de ojos verdes había analizado el plan de Tom Riddle desde una perspectiva diferente. Mientras los puristas como Walburga Black veían en los hijos de muggles una amenaza a la pureza de su linaje, él veía algo más profundo: una oportunidad para revitalizar el mundo mágico. En el fondo, sabía que la endogamia estaba debilitando la sangre de los magos de familias antiguas. Las enfermedades, la disminución de la magia en algunas líneas de sangre... Todo eso era consecuencia de generaciones de matrimonios entre familias demasiado cercanas.

Mamá no me dejesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora