Capitulo 2

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"Ahora, Tom Riddle, me vas a decir por qué andabas corriendo y gritando 'madre' a todo pulmón y sin tus pantuflas, siendo que vienes saliendo de un resfriado," dijo Merope con una mezcla de firmeza y cariño en su voz, mientras lo miraba con una ceja levantada. Había un toque de humor en sus ojos, pero también preocupación.

Tom se detuvo, dándose cuenta de lo absurdo que debía haber parecido su comportamiento. Miró sus pies descalzos, sintiendo el frío del suelo por primera vez, y luego levantó la vista hacia su madre, sintiendo una leve vergüenza.

"Yo... lo siento, madre," comenzó Tom, su voz temblando con inseguridad. "Es que yo... yo..." Las palabras se atoraron en su garganta, incapaz de revelar la verdad. ¿Cómo podía explicarle que venía de un futuro donde ella no estaba, donde su vida había sido un cúmulo de soledad, dolor y oscuridad? ¿Cómo podía decirle que había vivido en un orfanato, sin amor ni esperanza, y que tenía miedo de que todo lo de anoche hubiera sido solo un sueño?

Tom apartó la mirada, sintiendo el peso de sus pensamientos. Esta realidad, este lugar, no era el mundo que él conocía. No había oscuridad acechando en cada esquina, no había un Voldemort que tenía que mantenerse en pie por la fuerza de su maldad. En esta dimensión, parecía que había crecido con su madre, con el amor que siempre había deseado en secreto, aunque nunca se lo había permitido.

Merope lo observó en silencio, percibiendo el conflicto interno que se reflejaba en los ojos de su hijo. Ella no entendía exactamente lo que estaba pasando por su mente, pero sabía que había algo más allá de las palabras que él intentaba decir. Con un suspiro suave, se acercó a él, colocando una mano en su hombro, dándole el consuelo y la paciencia que solo una madre puede ofrecer.

"Tommy, ¿tuviste una pesadilla?", ¿Pesadilla?, ¿Tommy?, nunca lo habían llamado de esa manera, bueno, mas bien nadie se había atrevido llamarlo así a menos que quisieran un par cruciatus por tal burla, pero oírlo de de aquella mujer que lo mira con tanto cariño, no le era molesto, más bien, le gusto que ella le llamara así, pero solamente ella si alguien más lo intentará, habría consecuencias para esa persona.

"Si Madre, soñé que tu morías y me quedaba solo, tenía tanto miedo que vine corriendo a verte, iré a ponerme mis pantuflas madre" Tom, le dio un beso a su madre, Tom caminó lentamente por los pasillos de la casa, el eco de sus pasos resonaba en el hogar. Mientras se dirigía hacia su habitación para buscar sus pantuflas, no pudo evitar mirar las fotos en las paredes. Cada una mostraba momentos felices entre él y su madre, capturando la esencia de su relación y la alegría compartida. Aunque la ausencia de su padre era palpable en cada rincón, Tom sentía que su madre era suficiente para él.

Al llegar a su habitación, Tom se inclinó para buscar sus pantuflas bajo la cama. Mientras lo hacía, sus pensamientos se fueron a que iba a hacer ahora que tenia una segunda oportunidad de vida, de poder vivir con su madre.

Con las pantuflas puestas, volvió al lado de su madre en su habitación. Ella estaba sentada en la cama, con una expresión preocupada pero tranquila. "No tienes que preocuparte por las pesadillas, Tommy," le dijo suavemente, mientras lo miraba con ternura. "Estoy aquí contigo. Nada puede separarnos."

Una semana había pasado en el "mundo paralelo" como Tom lo había llamado y empezó la investigación del por que el llego hay y si su mundo era igual al de donde el vino, al parecer la segunda guerra mundial si esta ocurriendo aun, hasta donde se acordaba las fuerzas alemanas se rindieron ante los aliados el 7 de mayo de 1945 cuando el tenia 19 años, y observando la rutina de su madre, era bastante trabajadora, y según veía no se hablaba con ninguno de sus parientes algo bueno e de comentar las similitudes y diferencias le preocupaban, pero también lo mantenían alerta. Notó que su madre, quien en su realidad era una mujer más relajada, aquí era trabajadora incansable, como si llevara sobre sus hombros una carga que no podía soltar.

Una noche, después de observar durante horas la rutina de su madre, decidió preguntarle sobre la familia. Su madre, de mirada cansada pero determinación férrea, le explicó que había tenido que romper lazos con el resto de sus parientes debido a diferencias irreconciliables, aunque no entró en detalles.

Tom, perdido en sus reflexiones, veía ante sí un vasto océano de posibilidades. Este mundo paralelo no era solo una réplica del anterior, sino una hoja en blanco, una oportunidad para reescribir su destino. En su vida anterior, había cometido errores, permitido que sus emociones nublaran su juicio. Esta vez sería diferente.

Con cada pensamiento, su determinación se fortalecía. La idea de una nueva era, donde el Mundo Mágico estuviera purgado de la influencia muggle, se convertía en su misión. No más mezclas, no más debilidades. Solo la pureza de la magia, resplandeciente y sin diluir, gobernaría.

En este mundo, Tom se aseguraría de ascender, no solo como un líder, sino como el arquitecto de un futuro donde los magos y brujas dominaran sin la sombra de los muggles. El camino sería arduo, lleno de desafíos, pero estaba preparado. Esta vez, nada ni nadie se interpondría en su visión, aquel que en ese entonces Dumbledore se interpuso también acabaría en el fango con todo y su asquerosa reputación.

Mamá no me dejesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora