Morgan, una chica de 17 años, siente una atracción inexplicable por los oscuros y enigmáticos bosques que rodean su pequeño y aislado pueblo. Mientras otros jóvenes sueñan con escapar, ella anhela vivir en una casa del árbol, sumergida en la natural...
Morgan era una chica de diecisiete años. Con el cabello oscuro como la noche, y con ojos brillantes como las estrellas. Su piel era blanca como la nieve y sus labios suaves como pétalos. Era muy segura de sí misma, trabajadora, responsable e independiente. A diferencia de los otros jóvenes que todavía había en su pueblo. No era como ellos que apenas terminaran la escuela buscarían la primera oportunidad para irse del pueblo. No quería irse de ahí porque amaba los bosques. Su sueño era vivir en una casa del árbol. No le importaban los insectos ni cualquier defecto o problema que pudiera tener por vivir en una casa de madera sobre un árbol.
Pero sí quería estudiar. Le gustaba hacerlo, o al menos, le gustaba más que trabajar en esa cabaña sucia donde se vendía café con pan todas las mañanas y tardes. Donde iba el pueblo a pasarla "bien". A veces hacía el turno nocturno, donde debía servir todo tipo de tragos a los ancianos de ahí. Odiaba ese trabajo porque le pagaban muy poco y solo le servía para la comida del día a día. Con mucha suerte, recibía propinas, y las usaba para comprarse caramelos de limón.
Vivía en un pueblo lejos de todo y de todos, en los bosques más oscuros, más tenebrosos y fríos. Lejos de la gente común. Ese pueblo se llamaba Margarita, y en él vivían muy pocas personas. No superaban los 2,000 habitantes. La mayoría eran ancianos que no se habían podido mudar debido a su pobreza extrema.
Morgan vivía con su hermana mayor, Luz. Sí, Luz, como la luz de la luna que alumbraba toda la habitación de Morgan por la noche. Ella dejaba la ventana abierta y miraba la luna. Escuchaba los búhos y los lobos aullar. Pero no les temía, o al menos, no tanto.
Morgan no tenía amigos, salvo su compañero de clases, Liam. Él era muy extraño. Se creía muy inteligente, aunque no lo era. Decía que, en el bosque, en las cabañas y en la escuela había cámaras que los grababan para documentarlos. Decía que los humanos en Margarita eran diferentes a los comunes. Decía que Margarita era todo un descubrimiento para el mundo. Pero Morgan no les hacía caso a las teorías conspirativas de Liam.
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