Luz

33 8 47
                                    


Capítulo 2.

Luz era una chica de veintitrés años; tenía el pelo corto hasta los hombros, oscuro y ondulado. Era tan oscuro como las plumas de los cuervos. Y su sonrisa, tan luminosa como la luz de la luna. Su piel era marrón claro, como el té con leche. Sus ojos eran verdes como las hojas de los árboles en los bosques de Margarita.

Ella era una chica encantadora, a diferencia de su hermana Morgan. Luz era muy simpática, divertida y tenía una vida social muy amplia.

Trabajaba en el único hotel de Margarita, y todas las noches atendía a los visitantes. A veces, también hacía el trabajo de limpieza en todas las habitaciones. Así, ganaba dinero para la casa, para mantenerse a ella y a su hermanita Morgan.

Aunque Luz era muy ausente con su hermana Morgan, sabía que nunca podría cumplir con el papel de madre y padre. Solo podía llevar el dinero y tratar de convencerla de que usara colores además del negro. Le decía que tenía un rostro lindo, que podía resaltar con maquillaje, y que su sonrisa era hermosa, que debería sonreír más. Pero Morgan ignoraba todo lo que ella le decía.

Un día, ambas estaban desayunando. Luz había hecho un esfuerzo sobrehumano para levantarse de la cama y desayunar con su hermana. Quería ver qué tal estaba ella.

Morgan estaba callada como siempre, miraba el té como si fuera lo más entretenido de la casa. Y quizás, así era.

—¿Cómo has estado, Morgan? —preguntó Luz, intentando sonar amable y cariñosa, algo que le era tan difícil, dijo con una sonrisa forzada.

—He estado bien, demasiado bien —contestó Morgan, sin mirarla, usando su clásico tono cortante.

—¿Qué es de la vida de Liam? —preguntó Luz, sabiendo que Liam era la única vida social de Morgan, dijo con curiosidad.

—Ha estado bien. Sigue siendo todo un pesado. Insiste en que cuide mis comportamientos porque dice que cualquier cosa extraña que haga será evidencia de que no pertenezco a este mundo, y que los de la CIA, que nos espían mediante cámaras ocultas, van a raptarme mientras duerma —Morgan habló rápidamente, pero su tono era frío y desinteresado, como si el tema no le importara en absoluto, dijo con indiferencia.

Luz no supo qué decir para seguir la conversación. Así que sacó otro tema.

—Ya estás mayorcita. Si quieres, podemos ir a la fiesta del pueblo. No podrás beber alcohol, pero sí puedes conocer nuevas personas, quizás a un chico —dijo Luz con picardía, sabiendo, pero con esperanzas, que Morgan no tenía interés en los chicos ni en las chicas, dijo con un tono juguetón—. Apuesto a que te divertirás.

—Odio ese tipo de fiestas, y conozco a casi todos los chicos de este pueblo, ni uno es para mí —dijo Morgan, con un tono de desdén.

—¿Y qué harás entonces? —interrogó Luz, con curiosidad.

—Esta noche voy a trabajar. Es viernes, espero que haya propinas —contestó Morgan, con voz firme.

Luz la miró con desaprobación. Realmente quería que su hermana saliera de esa vida monótona y aburrida, pero Morgan no se lo permitiría.

Cuando cayó la noche, Morgan esperó a que su hermana saliera para ir a trabajar al Hotel Margarita. Sí, se llamaba igual que el pueblo. No necesitaba diferenciarse, ya que era el único.

Morgan vestía una campera de tela gruesa y cálida, porque empezaba a hacer demasiado frío. Caminó rápidamente por el sendero hacia el centro, donde se encontraría con su amigo Liam. Empezó a ver las luces anaranjadas de la cabaña donde trabajaba, pero se adelantó porque quería verse con Liam antes de entrar a trabajar.

EL CALLADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora