Capítulo 5.
Noah estaba frente a Morgan, a unos metros de distancia, sentado sobre un tronco viejo, mirando fijamente al piso.
Liam estaba en medio de ellos intentando hacer fuego para los malvaviscos y además iban a poner una ollita para calentar agua y así hacerse un té, porque si no morirían congelados.
—Esta fue una mala idea, Liam —pronunció Morgan, mientras sus dientes temblaban del frío.
Liam bufó cuando el humo que hacía el papel quemado le dio en la cara.
—Ya casi prende —respondió.
Morgan miró a Noah, a él parecía no molestarle el frío. Entonces le preguntó:
—¿Cómo puede ser que no estés temblando como chihuahua al igual que yo? —él no la miró—, ey...
—Déjalo, probablemente está pensando en dónde enterrará nuestros cuerpos —dijo Liam.
Morgan agarró un pedazo de tierra seca del suelo y se lo arrojó a Liam en el hombro.
—Auch —dijo Liam, neutro.
Noah miró a Morgan y sin querer ella le sonrió, pero no quería sonreírle, solo le causó gracia lo que le hizo a Liam.
Noah volvió a mirarla como un gato asustado. «¿Por qué me mirará así? ¿Creerá que soy muy rara?», se preguntó Morgan, y luego pensó: «De seguro se arrepiente de haber venido, pero si es así... ¿Por qué sigue aquí?»
—¡Lo logré! —anunció Liam.
Él colocó la ollita con agua sobre la especie de parrillita que trajo, y se dirigió a la tienda para buscar algo. Noah miró el fuego, parecía tan neutro, tan pensativo. «¿En qué pensará?», se preguntaba Morgan.
—Acércate, si no te enfermarás —dijo Morgan.
Él se acercó caminando despacio y se sentó frente a ella, con la fogata en medio de ambos, calentándolos.
—¿Estás bien? —preguntó Morgan.
No sabía por qué lo hizo, él era tan extraño, tan callado, parecía asustadizo. Y se notaba que pensaba demasiado, lo cual le intrigaba mucho. Quizás tenía algún problema, algo que le preocupaba y no le dejaba relajarse.
Él asintió.
—¿Con quién vives? ¿Quién te espera en casa? —preguntó Morgan con interés.
Él dio una bocanada de aire y luego la miró.
—¿Para qué quieres saber? —preguntó él.
Qué linda era su voz, ¿por qué tenía que ser tan callado siempre?
—Ah, no sé. Para conocerte, si serás parte de nuestro grupo debemos conocernos, al menos con lo básico, ya sabes, familia, mascotas, color favorito. Esa clase de cosas.
Él bajó la mirada, se agachó un poco para levantar del suelo una ramita y empezó a jugar con ella, como si pasarla de una mano a la otra fuera más entretenido que hablar con ella.
—Empiezo a creer que no eres tímido, más bien que eres un desinteresado andante —objetó Morgan.
—¿Por qué crees eso? —preguntó él, haciendo una mueca, parecida a una pequeñísima sonrisa.
—¿Por qué no me contestas entonces?
—Solo pensaba en mis respuestas.
—Ah.
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EL CALLADO
Mystery / ThrillerMorgan, una chica de 17 años, siente una atracción inexplicable por los oscuros y enigmáticos bosques que rodean su pequeño y aislado pueblo. Mientras otros jóvenes sueñan con escapar, ella anhela vivir en una casa del árbol, sumergida en la natural...