Capítulo 11

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Magena

Me despierto con un tremendo dolor de cabeza, trato de tocarme, sin embargo, no puedo moverme porque estoy maniatada de pies y manos. Eso me causa un profundo dolor porque no esperaba esta traición de mi hermano, de la misma forma que me deprimo, una ola de ira crece en mi interior.

Comienzo por golpear con mis pies, al parecer me han metido en una cajuela, pateo y pateo, no dejo de hacerlo, aunque me duelan las piernas, solo espero que Nanuk y mis amigos puedan rastrearme.

Nunca esperé que mi único hermano tomara el camino de nuestro padre, él fue el que más sufrió con los malos tratos de Dasan y ahora me traiciona. No dejo de golpear hasta que el auto se detiene, la verdad que mi vejiga y mi estómago no están muy bien.

La puerta de la cajuela deja ver a mi hermano con el rostro demacrado, sus ojos brillosos y rojizos por el uso de las drogas, él me mira con impaciencia.

-Déjame ir, de lo contrario no seré responsable de los Actos de Nanuk ¡AH! Quiero ir al baño y no, no pienso hacerlo aquí -Me mira con odio y eso me rompe.

-Sáquenla – Ordena.

-No intentes nada estúpido, hermana -Los idiotas que acompañan a mi hermano ya los había visto ¡Qué tonta fui!

Me dirijo al baño, hago mis necesidades y una idea viene a mi mente. Romo el espejo y me hago un pequeño corte, la sangre que sale de la herida es bastante. Poso mi mano ensangrentada en la pared y dejo nuestras iniciales. El otros auto que está en esta estación va en sentido contrario a nosotros; por lo que decido enganchar el trozo de tela que use para limpiarme, la fe es que puedan olerlo. Al llegar al auto mi hermano es como un león enjaulado.

-¿Por qué me haces esto? -Lo empujo.

-Juramos protegernos. Hubiese preferido morir antes de entregarte -Lo vuelvo a empujar y uno de sus amigos pe golpea en la cara. Me levanto lo más rápido que puedo.

-Tu idiota, eras el primero en morir -Lo señalo escupiendo sangre en el suelo.

-Así, ¿Quién lo hará? ¿Tu noviecito? -Se ríen todos, incluyendo a mi hermano.

-¡DIME! ¿POR QUÉ? -Lo vuelvo a golpear.

-No lo entiendes. La amo. Ella me pidió que te llevara como muestra de mi amor. No sé porque te quieres. Desde que la conocí todo es diferente -Imbécil.

-Eres un idiota, te metió ese maldito vicio. Eso no es amor, Zeb. Yo tengo una vida una pareja a la que amo y tu has separado de él. Y Nanuk vendrá por mi y no lo detendré cuando me encuentre -Mi hermano me golpea.

-Eres una copia de nuestro padre. ¿También nos estará esperando donde sea que me estas llevando? Porque imagino que Gad es el que te envió -Mi hermano me mira como si no entendiera lo que acabo de decir.

-Estos dos tipos, trabajan para Gad, ellos estuvieron en Anchorage con unos piratas, atacaron el pueblo, esa fue la primera vez que trataron de secuestrarme -Zeb me mira como si no entendiera de que hablo.

-No sé de qué hablas -Se hace el tonto.

-¡CALLATE! -Uno de los tipos me golpea. Y el dueño del auto que esta junto a nosotros sale para defenderme.

-He llamado a la policía -Mi hermano trata de golpearlo y yo me interpongo, necesito que se marche para que Nanuk pueda seguirme.

-Vallase ellos son peligrosos -Lo empujo en su auto. Distraigo a mi hermano y a esos hombres, para que el hombre en el auto logre escapar.

Esta vez es mi hermano quien me golpea.

-¿Crees que ese idiota va a ayudarte? -Me da un golpe con su puño y esta vez logro esquivarlo, siendo yo quien lo golpea.

La Perdición del KodiakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora