Capítulo 12

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Zeb

Con dolor en el alma había visto como mi única hermana se había marchado, sin una dirección o lugar donde poder ir a visitarla. Odiaba profundamente a mi padre, sé que mi hermana no quiere herirme, pero descubrí que nuestro padre mató a nuestra madre, era algo que jamás olvidaría.

Trabajo diariamente, hasta el cansancio, para no pensar. Me establecí en Dakota del Sur trabajando en el rancho más grandes del estado. No soy vaquero, sin embargo, he ido aprendiendo, me dan techo y comida, esta se ha convertido en nueva familia.

-¡Hey, Zeb! ¿En que piensas? -Mi compañero y mejor amigo Chad me ha traído a un bar a despejarme.

-Pensaba en mi hermana. Me gustaría saber ¿cómo está? Y ¿si ha encontrado a alguien y la hace feliz? -Suspiro triste.

-Amigo, no se cual es el drama de su vida. Pero si decidieron separarse, ella tomo esa decisión; deberías estar tranquilo -El me palmea la espalda.

-Todo es por culpa de mi padre -Me quejo.

-Mira, trata de ser feliz, hombre. Tu padre está lejos, no los va a encontrar -Me da ánimos. Hace unos días le conté mi historia y como habíamos tenido que huir de mi padre. Me ha apoyado.

-Mira, Zeb. Deberías buscarte una chica, aunque sea por pasar el rato. Solo sigue adelante -Seguimos disfrutando de la noche.

Tomamos hasta casi amanecer, al día siguiente sería nuestro día libre así que podría dormir todo el día si así lo quería.

Habían pasado meses desde que empecé en este rancho, era duro trabajar aquí, de cuatro de la mañana hasta las seis y si el ganado se extraviaba hasta más tarde. La monta de reces me atraía por lo que decidí entrenarme y mejorar el lazado de animales para competencia, le había pedido a Chad que me ayudara y estábamos en eso. Había mejorado el tiempo de permanencia en la monta de toros y de caballos, también había perfeccionado mi estilo de lazado y mejorado mi tiempo, quería impresionar al dueño del rancho para que me permitiera participar en rodeos y estábamos en esas prácticas estábamos en horas laborales, pero hoy es un día muy tranquilo así que aprovechamos para domar unos caballos salvajes para mejorar mi destrezas.

-¡BRAVO! ¡BRAV! -Gritaron todos cuando rompí el récord del actual ganador del rodeo nacional en lazado de animales; más el que más me importaba es el del dueño del rancho.

-Felicidades, muchacho -Me dijo al llegar a mi lado y estrechar mi mano.

-Está entrenando para el rodeo -Se adelantó Chad, mientras lo otros me felicitan.

-Claro está si usted lo permite y si puedo a este rancho, señor Nortwest -El hombre sonrío afablemente.

-Me encantaría, solo que eso no te exime de tus labores -Concedió y yo no podía estar más que de acuerdo.

֎֎֎

Tres meses habían pasado, he logrado quedar en los primeros lugares de los rodeos locales, en estos pocos meses, el dueño del racho estaba feliz d que lo representara; hasta que llego ella, la mujer de la cual me había enamorado. Una rubia despampanante, con muy buenos atributos.

-¿Irás a verla? -Me cuestiono mi mejor amigo.

-Si, saldré con ella, ¿te molesta? -Le gruñí lo último.

-No, es una mujer de fiar, si fuera del pueblo, no me importaría. No es de este pueblo ni delos alrededores.

-No la conozco y con las personas que la he visto, son peligrosos, Zeb -Sentía que mi amigo tenía razón. Algo en esa mujer me llamaba, cada vez que me hablaba es como olvidarme de todo.

La Perdición del KodiakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora