|Under The Tree| Eremika Fanfic

Amigos y "Amigos"

En medio de la celebración improvisada por el regreso de Eren, la tensión que éste había acumulado ante la incertidumbre de cómo lo recibirían sus amigos se desvaneció. En medio de las risas, recordaron buenos momentos, también hablaron acerca de cómo sus vidas habían cambiado y a qué se dedicaban en la actualidad. Eren no pudo evitar sentir admiración por cada uno de ellos, el deseo imposible de querer estar a su lado como un igual se veía pisoteado por el hecho de que para el mundo entero él no existía.

En medio de la reunión también hubo momentos emotivos, recuerdos de los hechos tristes que acompañaron sus últimos días como a Legión de Reconocimiento, así como la ausencia de quienes el algún momento fueron sus amigos, compañeros y aliados. No obstante, Eren nunca se sintió juzgado, al contrario, se sorprendió al recibir gratitud por parte de amigos como Connie y Reiner.

Mikasa veía Feliz a Eren, era como si su preocupación hubiese desaparecido por completo. Tal vez lo que necesitaba era estar junto a su amigos. Los recuerdos de todo lo vivido la pusieron sentimental, por lo cual, prefirió guardar silencio esperando no convertirse en el foco de atención. Sabía que de alguna manera, dentro de esa historia ella había desempeñado un papel singificativo, y lo que menos quería era recordar los hechos que tanto le estaba costando superar. Se sintió reconfortada al escuchar las historias de sus amigos, el cómo de alguna forma encontraron un propósito. Ese tema en especial la hacia sentir insegura, después de todo, al mirar en retrosopectiva su vida, sabía que su único propósito había sido estar junto a Eren, portegerlo a toda costa lo que es su familia. No obstante, él encontró un propósito más grande, lejos de ella. No pudo evitar sentirse lamentable, tal vez el motivo por el cual nunca había estado a su altura era precisamente su falta de un objetivo individual.

Sus ojos se cruzaron con los de Eren, quien la miraba con inquietud, como si pudiera leer sus pensamientos. Rápidamente decidió levantarse y empezar a recoger untencilios vacíos que habían usado durante la cena, evitando hacer contacto visual con otros, mientras se enfocaba en salir rápidamente de ahí y tomar un poco de aire fresco. Una vez escaleras abajo escucho como unos pasos la seguían, maldijo su suerte, lo que menos quería era hablar con alguien en ese momento. Intento caminar con más rapidez hacia la cocina, su cuerpo ágil le permitió deslizarse en ella, dejando los platos y vasos en el fregadero, mientras buscaba una bolsa dónde depositar los desperdicios.

- ¿Estás huyendo? - La voz masculina a sus espaldas le hizo saber que lamentablemente no estaba sola.

- ¿Por qué me seguiste hasta aquí Jean?

- Parecías afanada, como si quisieras safarte de la situación ¿Pasó algo? Digo, hace solo un momento estabas tan feliz..

- Solo estoy algo cansada. Ya está tarde y al parecer no piensan parar de hablar en un buen rato. - Mikasa sintió como Jean se acercaba a sus espaldas inclinando su rostro sobre su hombro derecho, él era bastante alto, a pesar de que ella tenía buena estatura, se sintió pequeña a su lado. Contuvo su respiración sin ningún motivo.

- Déjame ayudarte con eso, tu, siéntate y cuentame que pasa. Somos amigos, ¿No? - Jean puso una de sus manos en el hombro izquierdo de Mikasa, mientras su otra mano la depositó en su espalda. Con delicadeza la deslizo hacia un lado, tomando lugar frente el cerro de platos que se alzaba frente a él. Tal vez había sido mala idea, pero aún así, le repetiría con tal de sentir nuevamente el calor de la pelinegra bajo sus manos. Definitivamente el vino que había tomado le estaba pasando factura, lo sabía por el calor sofocante que sentía en el rostro y pecho, además del adormecimiento en su nuca.

No había podido evitar reparar a Mikasa esa noche, quien estaba radiante con una camisa de botones blanca, ajustada a su silueta femenina, junto a unos pantalones negros rectos que resaltaban su cuerpo atlético. No pudo evitar deleitarse al ver que no llevaba aquella bufanda y casi se traga la lengua cuando se dió cuenta que le había preguntado el porqué no la tenía puesta en voz alta.