Secretos Oscuros Del Corazón (Supercorp) AU

CAPÍTULO XI: ¿A DÓNDE FUERON?

El restaurante que había elegido para su no cita con Kara y las mellizas, no era lujoso como le gustaba, sino más íntimo pero confortante, no quería darle mala impresión a ellas, ni mucho menos asustarla si se enteraban que es una Luthor. Las niñas parecían cautivadas por la decoración japonesa, porque Lena decidió preguntarles en voz baja a las niñas antes de marcharse de la estación, cuál era su comida favorita. Cuando las recogió en su modesto apartamento, Lena tuvo un cortocircuito al ver a Kara con un vestido azul eléctrico holgado y hasta sus muslos, así como su cabello rubio suelto con ondas; las niñas tampoco se quedaban atrás, pero cada una vestía diferente: Lori, con su vestido negro y Kieran con un rosa pastel. Ella misma se sintió diferente al ver a esas tres rubias vestidas más elegantes, porque ella optó por usar jeans y suéter negro, más casual.

La dueña del restaurante las ubicó en una cabina más alejada del sitio, donde podían estar más tranquilas. Las cuatro iniciaron con conversaciones al azar, más que todo se cómo se sentían las niñas en una nueva ciudad —acaban de mudarse, se enteró— y qué querían hacer cuando fueran grandes.

—Yo quiero ser científica como la abuela Eliza —dijo con confianza Lori.

—Yo también, pero quisiera entender un poco sobre la profesión de mami —comentó Kieran, mirando a Kara con adoración.

—¿Te gusta la ciencia, Lena? —requirió Lori, viéndose muy interesada en saber la respuesta.

Lena se quedó pensando qué responder sin quedar en evidencia que se dedicaba también a crear proyectos por su vena de científica, sin mencionar su empresa. No quería decepcionar a las niñas, ni mucho menos a Kara que se interesó en su respuesta; mojándose los labios, Lena habló:

—Soy médico, por lo que siempre he creído en la ciencia más que en la religión —contestó con firmeza, obteniendo una sonrisa de ambas niñas.

—¿Si pudieras investigar una cura contra el cáncer lo harías? —preguntó Lori.

Con mucho gusto Lena le hubiera gustado decirle que ese era uno de sus proyectos, pero se delataría a sí misma al pronunciar LCorp y asustar a unas niñas no estaba en sus planes. Se salvó en contestar cuando trajeron la comida, y comenzaron a deleitarse, donde pudo ver el gran apetito que esas tres rubias tenían.

***

Jack jugaba con su vaso de alcohol mientras le contaba que había visto a Lillian Luthor en la ciudad y que no le agradaba el asunto, además de que Lena no la había mencionado y eso indicaba que estaba enterada, que se guardaba esa información para sí misma. Sam como mejor amiga de Lena, estaba molesta, porque la pelinegra era muy terca, y nunca le dejaba estar a su lado, apoyándola, porque si fuese posible golpear a Lillian o al mismo Lex para defenderla, ella lo haría sin mirar atrás. Otra cosa que Jack parecía abrumado, era el hecho de que Lena prefería estar un poco en anonimato, aún temerosa que la juzgaran por ser una Luthor.

—Sam, sé que es su decisión y su vida, pero ella misma se lastima limitándose a muchas cosas solo para que no la señalen —expresó Jack, dando un gran sorbo a su bebida.

Sam comprendía la preocupación de su amigo, pero Lena era una adulta, y también tendría que lidiar con las decisiones que tomaba. En el fondo de su corazón, no le gustaba verla sufrir, ni que se esmerara para ser aceptada en una sociedad que solo miraba lo que le interesaba. Hasta este punto, no creía que nadie merecía a una persona tan amable, bondadosa y tierna como Lena, porque aunque mostrara una apariencia de una fiera, era un dulce gatito en ocasiones.

—Sí, pero al fin y acabo, es su decisión, Jack —comunicó Sam, encogiéndose de hombros—. ¿Sigues esperando por ella, cierto?

El moreno solo bebió de su vaso de nuevo, ignorando la pregunta, lo que le causo gracia a Sam. Jack Spheer era un buen hombre, inteligente como Lena, de buen corazón, pero era eso, un hombre y Lena Luthor le gustaban las mujeres: ejemplo de ello, la fatídica Andrea Rojas.