Episodio 49: "Alcoholismo justificado"

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Los dos estaban sentados sobre unos escombros, con la brisa del lago acariciando sus rostros. El aire estaba tenso, pero había una calma extraña entre ellos, como si el caos a su alrededor no pudiera penetrar la conversación que estaban por tener.

Striker (sin mirar directamente a Borracho, en un tono más suave de lo habitual): "¿Qué demonios haces aquí, Borracho? Esto no es para ti. No te puedes quedar en este lugar... te van a matar."

Borracho (se ríe, pero su risa es vacía, sin verdadera alegría): "¿Me van a matar? ¿A mí? Nah... ya estoy muerto desde hace tiempo, Striker."

Striker frunció el ceño, sin estar seguro de qué decir. Había conocido a Borracho por años, y aunque siempre había sido un alma torturada, ahora había una tristeza profunda en sus palabras, algo diferente.

Striker (finalmente volviendo a mirarlo): "No puedes quedarte aquí. No es seguro contigo en ese estado, maldita sea. No sé cómo decirlo... pero no quiero ser el cabrón que te deje aquí para que te maten, ¿entiendes?"

Borracho (suspirando, bajando la mirada hacia el suelo): "Lo sé, Striker... lo sé. Pero no tienes que preocuparte por mí. Llevo cargando la muerte en mis hombros desde hace años... ¿qué más me pueden quitar?"

Hubo un silencio pesado antes de que Borracho comenzara a hablar de nuevo, su voz mucho más quebrada.

Borracho: "Hace años, cuando mi esposa y yo decidimos tomarnos un descanso, era en francia. Pensé que por fin me iba a alejar de este maldito mundo de demonios, que iba a tener algo normal, algo bonito. Nos instalamos en un pueblito. Todo era... todo era perfecto. Hasta que llegaron."

Striker (frunciendo el ceño, sintiendo la tensión en la voz de Borracho): "¿Qué pasó?"

Borracho (su voz temblando ligeramente): "Tomé unas malditas vacaciones. Me permití bajar la guardia... y esos desgraciados demonios no me dieron la paz que buscaba. Era una noche como cualquier otra... el cielo despejado, las estrellas brillaban... hasta que el infierno se desató en pueblo. Los demonios cayeron sobre el pueblo como langostas. Peleé, los maté, a todos los que pude. No murió nadie. No me costó mucho... pero..."

Borracho se detuvo, su garganta apretada por la emoción. Striker no dijo nada, simplemente esperó.

Borracho (continuando, con la voz quebrándose): "Cuando llegué a casa... mi esposa... la encontré tirada en el suelo, Striker. Estaba siendo devorada por uno de esos malditos. Yo... yo no lo pensé. No le di ni un segundo. Lo decapité. Luego... luego lo despedace. No pude parar. Golpeé su maldito cadáver hasta que mis manos ya no pudieron más. Pero no sirvió de nada. Ella ya... ya se había ido."

Striker, siempre el tipo duro, sintió un nudo en la garganta. No podía imaginar ese tipo de dolor, aunque había visto más muertes de las que podía contar, comprendía el dolor...

Striker (en voz baja): "No sabía eso."

Borracho (con una risa amarga): "Nadie lo sabe. Solo yo, y mis botellas. Desde ese día... me hundí en el alcohol. Al principio, me ayudó a olvidar. Me ayudaba a no sentir. Pero después, ya no era suficiente. Aunque me conocían como 'Borracho,' dejé de beber por cinco años, ¿sabes? Pensé que si dejaba el alcohol, podría volver a pelear bien. Pero... no funcionó muy bien así que toma vacaciones. El alcohol siempre fue mi único amigo. Desde que tuve edad para tomar, me acompañó en cada pelea, en cada cacería. Sin él... simplemente no pude continuar. Me quebré."

Striker (mirando ar suelo, con el ceño
fruncido): "5 años en vano por un demonio..."

Borracho (encogiéndose de hombros): "Me fui. Dejé ese maldito pueblo y enterré a mi esposa en un cementerio, lejos de todo. Le prometí que encontraría paz... pero nunca lo hice. Me fui a Noruega. Me escondí aquí. Dos años han pasado desde que llegué. Dos malditos años donde lo único que he hecho es refugiarme en el alcohol, tratando de olvidar algo que no se puede olvidar."

STRIKER EL CAZADOR DE DEMONIOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora