CAPITULO 10

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Justo al pasar por la puerta siento el fuerte empujón al costado izquierdo y la puerta se cierra de golpe, abro mis ojos para verlo y lo que logro ver es una daga que brilla de filosa, se desliza por mi cuello.

- ¿Quien te mando para vijilarme? - su grave voz me grita a la cara.

- No, no se de que me está hablando - debí irme cuando pude.

- Deja de hacerte pendeja, se que me estás espiando, así que sera mejor que empieces a hablar porque si no te juro que te corto el cuello - se que es capaz de hacerlo, piensa rapido.

- Te prometo que no es lo que piensa, yo solo pasaba por ahí y tú ahí estabas fue una coincidencia - créeme porfavor, porfavor.

- No confío en ti, Muere... - un fuerte ruido interrumpe sus palabras.

El vidrio de la ventana se rompe en pedacitos y una botella entra en la habitación, de alguna manera comienza a soltar un gas que por más que intento no me deja respirar.

Y de un momento a otro muchos balazos comienzan a entrar por las paredes y puertas sin entender lo que pasa, me trato de alejar pero el me toma de la pierna.

- No te muevas de aquí o podrías salir lastimada - ¿en serio? Estaba a punto de matarme y ahora le preocupo.

me suelto de su agarre y corro hacia mi habitación pero a mitad del camino siento un fuerte pinchazo en mi pierna y es como si algo me quemara fuertemente, me dejó caer al suelo del dolor y comienzo a ver sangre por todos lados, me dieron en la pierna.

De alguna manera Izan corre hacia mi me abraza como puede y me arrastra hacia la habitación.

- Estás loca, te dije que no te movieras de dónde estábamos, ¿donde te hirieron? - toma mis piernas y comienza a examinarlas en cuanto da con la herida, rompe su camisa y crea un torniquete para evitar que siga sangrando.

- por qué están haciendo esto, ¿a qué te dedicas? - su seño se frunce en señal de molestia, odia ser cuestionado.

- será mejor que no hagas preguntas, ademas yo no sé quiénes son los de afuera jamás los había visto - termina de hablar y una voz familiar viene de la sala.

- Adaaa, Ada cariño, sal de dónde quiera que te escondas, sabes que no hay a dónde huir - esa bruja me encontró.

Mi cuerpo entero se tensa y mi mirada se pierde en dirección a la puerta tiemblo como si tuviera hipotermia pero es inevitable no lo controlo.

- ¿Quién es? - su mirada se atraviesa con la mía sacándome del trance.

- mi madrastra - poco me duró el gusto de la paz - sácame de aquí, te lo ruego - no quiero volver.

- bien tapate los oídos - saca la 45 de la parte trasera de su pantalón y mete tres disparos a la puerta - levántate y camina hacia la ventana, tenemos la ventaja de que no entrarán rápido debido a los disparos.

Obedezco todas sus órdenes y salimos por la ventana, caminos agachados despacio para no ser descubiertos hasta llegar a mi auto, arrancamos y logramos escapar.

A dónde se supone que valla ahora, no puedo ir con Isabel con este hombre a mi lado, deje mi portátil demonios, trato de ser fuerte pero el sentimiento me gana lloro durante el viaje, a dónde me lleva no lo se solo se que ya hace como una hora dejamos el poblado atrás.

- Vaz a contarme lo que paso allá atrás - su voz fría me pone los nervios de punta - ¿porque te aterra tanto esa mujer y porque vino a buscarte de esa manera? - no creo que nuestro mes de relación amerite contarle mi vida.

- es complicado eso es todo - prefiero quedarme en mi burbuja.

- bien no me lo digas entonces - baja la ventanilla del carro y enciende un cigarrillo.

- ¿Adónde vamos? - suelta la calada y responde.

- tengo una finca no muy lejos de aquí - mira el estéreo del auto y lo enciende.

- debo volver por mis cosas - creo que estamos muy lejos y entre más nos alejemos más difícil me será volver.

- olvídate de ellas, no las necesitas - está loco, mi vida está en mi portátil.

- no puedo, mi trabajo está en ese portátil, mi ropa es lo único que tengo para vestir y mi dinero, bueno lo que quedaba de el está en mi cartera, necesito volver - toma un mechón de mi cabello y suavemente lo posa sobre sus labios.

- te comprare ropa y otro portátil no te preocupes - porque.

- porque haces esto, no tienes que hacerlo no quiero tu lástima - no quiero que sienta lástima por mi eso me hace sentir una mierda.

- lo hago porque quiero y punto, ahora deja de hablar - tira la colilla por el camino y cierra la ventana.

Al llegar a su finca el lugar estaba completamente vacío y ni una luz encendida.

- ¿somos los únicos aquí? - es enorme parece de esas mansiones de películas de terror.

- Si, hay algún problema con eso, está finca es un secreto mío - estaciona el auto junto a una fuente que está justo enfrente de la entrada.

La entrada de la finca tiene pilares enormes y sobre ellos hay una terraza que da en la habitación de arriba, todo es color blanco con detalles dorados y rojos, de día debe verse hermosa.

Apenas habré la puerta logro ver la gran dimensión del lugar, llevo pequeños pasos del auto a la puerta pero ya no soporto la pierna, trato de hacerme la fuerte pero mi pierna flaquea.

Mi rodilla se dobla sola y antes de caer de rodillas su fuertes brazos me levantan.

- había olvidado tu pierna, lo siento - quién lo diría sabe pedir disculpas.

- está bien, la verdad es que creo que con la adrenalina no sentí el dolor hasta hace unos minutos antes - siento como me quema la pierna y comienzo a tener temperatura.

- tengo que revisarte y sacar la bala si aún está ahí - eso suena a que duele.

Recorre una serie de pasillos hasta llegar a una habitación que a simple vista parece una enfermería.

- veo que estás muy acostumbrado a este tipo de situaciones - me recuesta en una camilla y comienza a desatar el torniquete.

- demonios, la bala sigue en tu pierna, debo sacarla pero antes que nada, ¿eres alérgica a algún medicamento? -

- no que yo recuerde - saca una geringa y la rellena con un líquido, mi pavor a las agujas se enciende.

- Espera... Es que... - tomo su mano y antes de decir otra cosa su labios ya están sobre los míos.

- solo cierra tus ojos - su voz es ipnotisante.

Obedezco a sus palabras y cierro mis ojos, siento el pinchazo de la aguja en mi pierna y el fuerte dolor del líquido mezclado con el ardor de la herida me provoca un gemido.

- me gusta más cuando gimes a causa de mi entrando en ti - por alguna razón sus palabras me hacen reír.

- que tiernas palabras para alguien herido - puedo escuchar una risita de su parte.

Minutos después ya no siento mi pierna pero sigo manteniendo mis ojos cerrados hasta no saber en qué momento quede completamente dormida.

Al abrir mis ojos me encuentro en una habitación sobre una cama suave y cómoda con la mirada pesada trato de moverme pero algo me rodea completamente, inspeccionó mi alrededor y es el.

- Izan - sus ojos se abren y ahí está el mirandome serio y en silencio.

- Gracias por ayudarme a salir de ahi- no importa como lo vea no dejo de causarle problemas - lamento ser una molestia - trato de ser sincera y disculparme pero simplemente me silencia con sus besos.

Su mano aprieta mi cadera pero sin moverla y caigo en cuenta que mi pierna está completamente vendada y sobre una almohada para más comodidad.

-Descansa - me da un beso en la frente y apoya mi cabeza en su brazo.

🙈🙈🙈🙈 Me emocione jajaja

FUEGO Y ESPEJOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora