21: Risas de harina 🦆

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Esa noche, Félix preparaba con entusiasmo una tanda de galletas especiales. Su sonrisa no podía ser más grande mientras tarareaba una melodía alegre. Jisung, desde el otro lado de la cocina, lo observaba con los brazos cruzados recargado en la pared, su expresión llena de fingida indignación.

–A mí ni un abrazo, y a ti ya te besaron hasta el alma. ¡Comparte un poco de esa suerte, maldito! —exclamó, haciendo un puchero exagerado, sus ojos brillando con una mezcla de frustración teatral y diversión genuina.

Soltó una risa, aún concentrado en su tarea. –Deja de quejarte, Jisung. No es culpa mía que no tengas mi encanto natural —respondió con una sonrisa traviesa, arrojándole un puñado de harina en tono de broma.

Su amigo se limpió la harina de la cara con una expresión dramática, pero no pudo evitar reírse. –¡Oh, así que ahora te crees irresistible! —dijo, tomando un puñado de harina y lanzándoselo de vuelta–. Prepárate para la guerra, pecoso.

Esquivó el ataque de harina con una risa, pero al verlo acercarse con una mirada traviesa, supo que no había escapatoria. –¡No, no, no! ¡Jisung, espera! —intentó decir entre risas, pero ya era demasiado tarde.

Se abalanzó sobre él, iniciando una pequeña batalla de harina en la cocina, las risas llenando el ambiente. En medio del caos, intentó detenerlo. –¡Está bien, está bien, lo admito, eres más encantador! —se rindió entre carcajadas, con su rostro cubierto de harina.

Satisfecho con su victoria, se detuvo un momento, respirando con dificultad por la risa, y sonrió ampliamente. –Sabía que lo admitirías al final —sus ojos brillaban con alegría mientras se sacudía la harina de su ropa.

Sonriendo aún, miró a su amigo con cariño. –Gracias por esto, necesitaba reírme un poco —dijo, sintiendo que su corazón se llenaba de calidez.

Han sonrió de vuelta, acercándose y dándole un pequeño golpe amistoso en el hombro. –¿Para qué están los amigos, si no es para hacer desmadre juntos? —respondió con un guiño, mientras ambos se miraban cómplices, la cocina llena de un desorden encantador.

Justo cuando estaba a punto de responderle, el sonido estridente del teléfono personal de Félix interrumpió el momento. Se volvió hacia su mejor amigo con una expresión de disculpas y corrió hacia la sala para contestar, dejando tras de sí el eco de la risa y el aroma a galletas recién horneadas.

Llegó a la sala y miró el teléfono, su rostro se iluminó con una sonrisa al reconocer el número en la pantalla.

–¡Hola! —dijo con entusiasmo, mientras Jisung, desde la cocina, lo observaba con curiosidad. El tono de su voz denotaba una mezcla de alegría y nerviosismo que despertó la intriga en su amigo.

¡Lixie! ¿Cuándo regresas a casa? Seungmin ya está deseando tus brownies, y ni hablar de Yeji, que extraña mucho las noches de mascarillas juntos.

Era su otro mejor amigo, Bangchan.

–Aww, yo también los extraño mucho, pero... no creo que pueda regresar pronto —murmuró nervioso, mordisqueando sus labios. Prefería que se enteraran por Han en lugar de discutirlo por teléfono.

¿Por qué? ¿Qué pasa, Lixie? —la preocupación en la voz de Bangchan era evidente.

Miró a su alrededor, buscando las palabras adecuadas para explicar su situación sin alarmar demasiado a su amigo. –Es complicado... Hay cosas que necesito resolver aquí, y no estoy seguro de cuándo podré volver —dijo finalmente, su voz cargada de tristeza.

¿Está todo bien? ¿Necesitas ayuda con algo? —preguntó Bangchan, su preocupación creciendo.

–No es tanto una cuestión de ayuda, solo... tengo asuntos personales que debo atender —respondió Félix, tratando de sonar más seguro. –Pero prometo que me mantendré en contacto y les contaré todo cuando sea el momento adecuado.

𝑬𝒍 𝒑𝒂𝒕𝒊𝒕𝒐 𝒓𝒆𝒂𝒍 🦆 𝑯𝒚𝒖𝒏𝒍𝒊𝒙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora