Episodio 11

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Dreamerella cuando estaba a punto de decir que podría ser la torre donde se estaba ocultando, Neige se apresuró en tomar la palabra.

-"En ese caso será mejor que avances tú a partir de ahora, Dreamerella."

Dijo con un tono gentil pero firme.

-"¿Eh?"

-"Quiero decir, estos hombrecitos no se moverán solos para entregarse a la policía."

Le sonrió primero antes de tomar un vistazo a los cómplices inconscientes.

-"Tiene razón Neige-senpai, ¡adelántate, Dreamerella-senpai!"

Apoyó Yuu tras levantar el pesado brazo de uno de los hombres.

-"Chicos... ¡Gracias, prometo volver a tiempo!"

Agradeció la cooperación de sus amigos y se apresuró en irse de allí antes de que sea tarde.

...

Estaría de vuelta a la Flunkey Spirit College, ingresó y tomó la misma ruta que siguió hace unos minutos atrás para llegar a la torre.

Subió lo que parecía interminables escaleras, para la resistencia de Dreamerella, esto no era nada.

Abrió la puerta de forma súbita y entró, el profesor estaba esperando al lado de la ventana y notó su presencia.

El cuarto era pequeño pero podías usarlo como habitación si sabías acomodar como tetris.

Había una ventana sin puertas pero con una cortina con la que tapar, un espejo de pared con la que podías usar para revisar tu aspecto dos veces antes de salir y cosas de oficina mezcladas de varios y pequeños almacenes, sobre una mesa pequeña había varias semillas no muy lejos de la puerta.

El profesor Main supo de inmediato que sus cómplices no volverían, no tenía tiempo para preocuparse y pensar cómo lo habían descubierto.

Claramente le doblaba la edad pero no iba a ser piadoso con una colegiala.

La rubia desde el primer momento que pisó el suelo de madera de esta habitación, sabía que no iba a cambiar de opinión.

Rápidamente el hombre apuntó con su varita hacia ella para que le llegara las descargas eléctricas.

Y por consecuencia, al tener buenos reflejos los esquivó uno por uno pero haciéndola retroceder.

-"¡Por favor, escúcheme, si pudiera...!"

-"Sabes demasiado, no puedo dejarte libre así como así."

Volvió a usar el mismo truco contra ella.

-"¡No tiene que responderme si no quiere!"

Volteó su cabeza a un lado y observó la marca de las semillas, tomando una siendo suficiente, arrojándolas al suelo y sin perder tiempo, con su bolígrafo mágico apuntó a estas.

Haciendo crecer un muro de raíces fuertes que funcionaría como escudo en protección de los rayos.

-"¡Seguramente es un profesor muy respetado! Si sus alumnos lo vieran..."

-"¡Nunca quise este puesto! Aspiro a algo mucho mayor, pero bueno..."

-"Por algo hay que empezar, ¿no?"

Con un sólo movimiento en la varita, cortó las raíces y se desvaneció el muro.

O él era mucho más fuerte que ella, o era la varita de aspecto puntiagudo que parecía romper los encantamientos de otros como si fueran papeles.

Dreamerella retrocedió, nunca tuvo intenciones de pelear.

Sólo quería intentar convencerlo, sonaba a un cuento de hadas, gracioso.

Se parecía mucho físicamente a su padrastro, pero era diferente a él en todos los aspectos.

Su padrastro nunca haría esto.

-"Y ahora, ¿qué haré contigo?"

-"¿Te transformo en una calabaza o en una rana?"

Le cuestionó volviendo a apuntarla con la varita.

Sin darle tiempo de responder, se respondió a sí mismo en la mente y lanzó el hechizo.

Al mismo tiempo, desde el punto de vista de la rubia al verse acorralada cerca de la pared, recordó que había un espejo más alto que ella cerca.

El cristal servía para regresar el ataque de tu oponente como en esta situación, y como el espejo era más grande, no podía cargarlo pero sí ocultarse detrás de ella.

Al hacerlo al mismo tiempo que él lanzó el hechizo, su teoría fue correcta y terminó el profesor Main siendo hechizado como un rana.

La varita cayó al suelo y la pobre rana quedó anonanado sin poder procesar la información.

Dreamerella salió de su escondite, caminó en la habitación y tomó una caja que estaba en los estantes para agarrar a la rana con cuidado y encerrarla allí.

Buscó un lápiz en el escritorio y con eso, hizo 6 agujeros en la superficie de la caja para que pudiera respirar.

-"¡Bien, así podrás respirar mejor!"

Dijo la rubia un tanto aliviada de que terminara rápido.

-"Si me hubieras escuchado, no hubieras acabado en esta forma."

Siguió hablándole apenada de haber terminado así las cosas, pero ya no podía dar marcha atrás.

No de nuevo.

Recogió la varita y la guardó entre los bolsillos de su falda.

-"Ahora a entregarte, profesor."

Salió de la habitación y bajó por los peldaños de madera sin prisa alguna con una sonrisa.

La zapatilla de cristal perdida : Ciudad de las cenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora