Parte 3
El sol caía suavemente sobre los jardines de la academia Altamira, pintando el cielo con tonalidades cálidas que contrastaban con el caos organizado de los preparativos para el gran torneo.
Jake caminaba por los pasillos del edificio principal, ajeno a las tensiones ocultas en los rincones más oscuros de la academia.
Para él, esa tarde se trataba de asegurarse de que los adornos estuvieran en su lugar y de que las inscripciones no se convirtieran en un desastre administrativo.
—¡Jake, necesitamos más cintas aquí! —gritó una voz desde el otro lado del patio, mientras unos cuantos estudiantes lidiaban con un cartel que se negaba a mantenerse en pie. Jake suspiró, pero no pudo evitar sonreír.
—Ya voy, ya voy —respondió, haciendo un gesto con la mano mientras apuraba el paso. Este tipo de cosas siempre lo relajaban; la rutina, el trabajo en equipo, la anticipación de un evento grande como el torneo. Era simple, y le daba una excusa perfecta para evitar pensar en las cosas complicadas.
Caminaba hacia la mesa de inscripciones cuando se topó de frente con uno de sus amigos, Kyle, quien parecía estar en plena lucha con un rollo de tela decorativa.
—¿De verdad, Kyle? ¿No puedes ni con un poco de tela?
—le dijo Jake, levantando una ceja.
—Oye, no es tan fácil como parece, ¿ok? Esta cosa tiene vida propia —respondió Kyle, peleando con la tela que parecía empeñada en enredarse en todo lo que tocaba.
Jake se rió mientras tomaba uno de los extremos y lo colocaba en su lugar con facilidad.
—Ahí tienes. Ahora solo... sujétalo bien, ¿quieres? —le guiñó el ojo mientras Kyle lo miraba con una mezcla de agradecimiento y frustración.
—Jake, eres un mago, pero me niego a admitir que me acabas de salvar —dijo Kyle con un toque de sarcasmo, lo que provocó que ambos se rieran.
El ambiente en la academia estaba cargado de entusiasmo. Los estudiantes corrían de un lado a otro, asegurándose de que cada detalle estuviera perfecto para el torneo, y a pesar del ajetreo, había una sensación palpable de camaradería.
Se escuchaban risas en casi cada esquina, y los chismes sobre quién sería el gran favorito para ganar llenaban el aire.
Mientras Jake avanzaba por el patio, una de las estudiantes más pequeñas del equipo de decoración, Lily, corrió hacia él con una expresión de pánico.
—¡Jake, Jake! ¡La subdirectora quiere que alguien le lleve los formularios finales de inscripción, y.... y creo que me va a comer si voy sola! —exclamó, con los ojos como platos.
Jake rió suavemente, inclinándose para estar a su altura.
—Tranquila, Lily, la subdirectora no muerde... al menos no los martes —dijo con una sonrisa traviesa, lo que provocó que Lily soltara una carcajada nerviosa.
—Bueno, pero no es martes, Jake —respondió ella, aún inquieta.
—Justo por eso, vamos juntos. Prometo que no te dejaré sola con ella —bromeó mientras caminaban hacia la oficina de la subdirectora.
Jake podía sentir cómo poco a poco, el ambiente tenso de los últimos días se disipaba, al menos para él. Todo lo que tenía que hacer era mantenerse ocupado con las decoraciones, las inscripciones y las interminables listas de tareas.
El torneo siempre había sido su parte favorita de la academia. No por la competición en sí, sino por lo que significaba para todos: una oportunidad para escapar de las responsabilidades diarias y sumergirse en la emoción de algo más grande, algo que unía a todos.
De camino a la oficina de la subdirectora, se detuvieron frente a una pequeña fuente, donde algunos estudiantes habían comenzado a jugar con agua, empapando a un par de despistados que pasaban por allí.
—Siempre lo mismo —murmuró Jake, pero no pudo evitar sonreír ante la escena.
—¡Oye, Jake! ¿Te unes o qué? —gritó uno de los chicos desde el borde de la fuente, lanzando agua en su dirección.
—¡No, no! Tengo trabajo que hacer —respondió, levantando las manos en señal de rendición—. Pero no me esperen para la revancha.
Mientras seguían caminando, Jake notó algo inusual en el aire. Era sutil, casi imperceptible, pero había una sensación de quietud en ciertos rincones de la academia, como si las risas y el bullicio fueran solo una fachada.
Sacudió la cabeza, intentando no darle importancia. Seguro solo era el estrés de los preparativos.
Al llegar a la oficina de la subdirectora, entregaron los formularios sin problemas, y Jake se despidió de Lily, que finalmente se sentía más tranquila. Mientras volvía hacia el patio, su teléfono vibró en el bolsillo. Al leer el mensaje, una sonrisa pícara apareció en su rostro. Era de Sophia.
"¿Ya te ensuciaron con agua o sigues siendo el responsable modelo?" decía el mensaje.
"Te sorprendería, aún soy el modelo que seguir por aquí" respondió rápidamente.
La respuesta de Sophia no tardó: "Te apuesto un café a que no duras limpio hasta el final del día."
Jake rió para sí mismo, guardando el teléfono. El día avanzaba con tranquilidad, y poco a poco, todo comenzaba a tomar forma.
Los arcos decorativos ya estaban en su lugar, los carteles colgaban orgullosamente desde las ventanas, y los estudiantes estaban más emocionados que nunca.
Sin embargo, esa extraña sensación seguía rondando la mente de Jake. Algo en el aire le daba mala espina, como si estuviera caminando en la superficie de algo profundo y oscuro, pero no podía ver qué había debajo.
Se detuvo un momento, mirando hacia el edificio donde estaba el club de ocultismo. No sabía por qué, pero su mirada siempre terminaba allí, como si algo lo atrajera.
—Solo es mi imaginación —se dijo a sí mismo, dándose la vuelta para volver al trabajo.
El torneo sería un éxito, estaba seguro de eso. Y por ahora, eso era lo único que importaba.
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Astral Edge Volumen 1: Conmoción
Fantasía||Capítulo Nuevo Todos los Días|| En el planeta Aetheria, una oscura amenaza está a punto de destruirlo todo. En un último acto de sacrificio, los padres de Jake lo envían a la Tierra para salvarlo de la inminente devastación. Criado en la vibrante...