Capítulo 2 - Parte 7

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Parte 7


En medio de los preparativos para el torneo, Jake caminaba tranquilamente por los pasillos del instituto, distraído por la cantidad de decoraciones y carteles que cubrían las paredes. Otro día más..., pensó con cierto aburrimiento, aunque una parte de él estaba emocionada por el torneo que estaba a la vuelta de la esquina.


Doblando la esquina de uno de los pasillos, de repente sintió un impacto fuerte contra su costado. Antes de procesarlo, ya estaba en el suelo, con varios papeles y lo que parecía ser un microchip volando por el aire. Cuando levantó la mirada, se encontró con una chica rubia, de ojos azules y mirada afilada, recogiendo sus cosas del suelo apresuradamente.


—¡Mira por dónde vas! —exclamó, visiblemente molesta.


Jake, aún un poco aturdido, se levantó del suelo mientras sacudía el polvo de su ropa.


—¿Yo? Tú fuiste la que chocó conmigo—respondió, frunciendo el ceño.


La chica lo miró con una mezcla de frustración y desdén. Él había visto a esta chica antes, pero nunca habían hablado. Aria Stephen..., recordó vagamente. No participaba en el torneo, pero era conocida por su inteligencia y dedicación en el club de ciencias.


—Si fueras un poco más atento, evitarías estas situaciones —replicó ella mientras recogía el último de sus papeles—. Tengo cosas más importantes que perder el tiempo en esto.


—Claro, porque chocar con alguien en medio del pasillo es mi culpa... —Jake cruzó los brazos, irritado.


Mientras Aria murmuraba algo ininteligible, Jake se fijó en ella de nuevo. Era bastante atractiva, algo que no podía negar, pero la actitud que tenía le quitaba todo el encanto en ese momento. Sin embargo, una parte de él sentía algo más. Tal vez era su fuerte personalidad o simplemente el hecho de que nunca había tenido una interacción tan... particular con alguien como ella. Sentía algo de atracción, aunque al mismo tiempo, la situación le parecía absurda.


—Deberías tener más cuidado, especialmente con esos... chips o lo que sea —dijo Jake, señalando uno de los microchips que aún estaba tirado.


—¿Microchips? —respondió ella con sarcasmo mientras lo recogía con delicadeza—. Son parte de un proyecto de investigación importante para el club de ciencias, computación y medicina. Algo que, probablemente, no entenderías.


—¿Y qué haces corriendo por los pasillos con eso? —Jake no pudo evitar lanzar el comentario, ya que la situación le seguía pareciendo ridícula.


Aria lo miró un segundo con los ojos entrecerrados, como si estuviera evaluando si valía la pena seguir hablando con él.


—Porque algunos de nosotros priorizamos cosas más importantes que los torneos, como... no sé, ¿descubrir cosas que puedan cambiar el mundo?


Jake no pudo evitar sonreír levemente ante la arrogancia de la respuesta.


—Vale, Einstein. No te detengo más.


Ambos se quedaron en silencio por un momento, y Jake notó una leve tensión en el aire, aunque no era del tipo incómodo. En parte, le divertía la manera en que Aria lo trataba, pero también sabía que no se llevarían bien tan fácilmente.


—Bueno... ¿tienes algo más que decir o te puedo dejar seguir "descubriendo el mundo"? —bromeó Jake, arqueando una ceja.


—Por supuesto que no —respondió ella, finalmente guardando sus cosas—. Y, por si te interesa, espero que pierdas en el torneo.


Jake soltó una risa.


—Ah, claro, gracias por el ánimo. Me aseguraré de no decepcionarte.


Aria se dio la vuelta y, con un último vistazo altivo, continuó su camino. Mientras Jake la veía alejarse, no pudo evitar pensar que había algo más en ella, más allá de la actitud. Aunque la interacción fue corta, había despertado una curiosidad en él que no esperaba sentir. Además, la atracción inicial que sintió hacia ella no había desaparecido del todo.


El pasado de Aria: Una Sombra del Ayer


Cuando Aria llegó a casa ese día, se desplomó en su cama, exhausta. El día había sido agotador, y el encontronazo con Jake solo le había añadido más tensión. Sin embargo, sus pensamientos empezaron a divagar, llevándola a un recuerdo que prefería olvidar...


Era una tarde tranquila en Solaria, el sol se reflejaba en los edificios altos, tiñendo la ciudad de tonos cálidos. Aria, con apenas 12 años, caminaba de regreso a casa junto a su madre y su hermana menor, Felicia. Aquel día, todo cambió.


Una figura oscura apareció de la nada, moviéndose como una sombra, rápido y letal. Aria apenas pudo reaccionar antes de sentir un frío intenso recorrer su espalda. La atacaron sin aviso, dejándola inconsciente casi al instante.


Cuando abrió los ojos, estaba en un lugar desconocido, rodeada de seres con aspecto de guerreros, algunos con armaduras brillantes que reflejaban la luz de las estrellas. Intentó moverse, pero una herida en su costado la hacía estremecerse de dolor. Un grupo de médicos la rodeaba, pronunciando palabras que no lograba entender.


—Tranquila —dijo uno de ellos con una voz calmada—, estamos aquí para sanarte. Somos de Aetheria.


La palabra resonó en su mente. Aetheria. No sabía qué significaba, pero desde entonces, ese recuerdo la perseguía. Fue salvada por esos misteriosos guerreros, pero el ataque... nunca lo había podido olvidar.


De vuelta en su habitación, Aria apretó los puños. Sabía que algo grande estaba ocurriendo, y tenía la sensación de que todo estaba conectado. El torneo, el caos, las extrañas energías... Nada de esto era casualidad.

Astral Edge Volumen 1:  ConmociónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora