Capítulo 2 - Parte 6

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Parte 6


Época Astral, Año 7635 – Día 5 del Quinto Ciclo (Noche)


El aire se cargó de tensión en el instante en que Raven decidió actuar.


La esfera de energía de Zephyr, flotando amenazante sobre la cabeza de Lucian, emitía un zumbido profundo que hacía vibrar los huesos de cualquiera que la sintiera. Los ojos de Zephyr brillaban con una expectativa oscura, disfrutando del tormento que estaba infligiendo. Pero Raven no podía dejar que las cosas llegaran más lejos.


Con una exhalación profunda, extendió sus brazos hacia adelante, concentrando toda la energía estelar que podía reunir. Sentía su poder resonando dentro de él, en sintonía con el crepúsculo de Solaria, el sol que siempre brillaba en lo más profundo de su ser.


La energía se acumulaba en su pecho, su pulso acelerándose al ritmo de la tensión creciente. Y entonces, la liberó.


Una ráfaga de luz anaranjada, como el fulgor de un sol al atardecer, brotó de sus manos, envolviéndolo en una explosión de poder cálido y ardiente. Era la técnica que había aprendido en secreto, una manifestación de su propia energía estelar, algo que nunca había utilizado en una situación de vida o muerte.


El rayo de energía salió disparado hacia la esfera oscura que Zephyr había conjurado. El impacto fue inmediato. Las dos energías colisionaron en el aire, chisporroteando con una fuerza que sacudió la habitación. El brillo anaranjado del ataque de Raven envolvió la oscuridad púrpura de Zephyr, luchando por dominarla.


Por un instante, pareció que ambas energías iban a neutralizarse mutuamente, pero Raven puso todo lo que tenía en esa última ráfaga. Sus brazos temblaban por el esfuerzo, pero la energía solar prevaleció, disipando la esfera oscura en un estallido de luz.


Zephyr apenas se movió, pero sus ojos se estrecharon detrás de la máscara, denotando una ligera sorpresa.


—Interesante... —murmuró con una mezcla de diversión y desprecio—. Parece que subestimé tu poder.


Antes de que Raven pudiera reaccionar, Zephyr dio un paso adelante y, con un movimiento rápido y preciso, propinó una patada brutal al cuerpo de Lucian, lanzándolo sin piedad hacia Raven. El impacto fue feroz. El cuerpo de Lucian, inerte y desprovisto de cualquier posibilidad de defensa, chocó contra Raven con fuerza, y ambos cayeron al suelo enredados.


Raven se golpeó el costado al caer, sintiendo cómo el aire abandonaba sus pulmones. Pero no era él quien había recibido la peor parte. Lucian, inconsciente, yacía a su lado, con el rostro cubierto de sudor frío. Un leve gemido escapó de su boca, apenas audible, lo que confirmaba que seguía vivo... por ahora.


Con un dolor punzante recorriendo su cuerpo, Raven intentó levantarse, pero su vista se nubló por un momento. Esto no puede estar pasando... no ahora... Pero no tuvo tiempo para procesar el caos. Zephyr no había terminado.


El misterioso hombre se irguió en el centro de la habitación, su presencia imponente como una sombra interminable. Lentamente, extendió la mano, y otra esfera de energía comenzó a formarse. Esta vez, era más pequeña, más concentrada, y su brillo púrpura parecía aún más oscuro, más siniestro.


En cuestión de segundos, la esfera cambió de forma, moldeándose en una delgada y afilada hoja de energía estelar.


—Sabes que esto no es personal, ¿verdad? —dijo Zephyr con una calma inquietante mientras la hoja flotaba en el aire—. Solo es... necesario.


Con un simple gesto de su mano, la navaja de energía se lanzó a través del aire en dirección a Lucian. No hubo vacilación en el ataque, ni misericordia. La navaja volaba con una velocidad mortal, destinada a encontrar su objetivo sin error.


Raven, aún en el suelo, sintió un pánico visceral que le recorrió el cuerpo. ¡No!


El sonido que vino después fue inconfundible. Un chasquido seco, seguido de un silencio que parecía devorar todo lo demás. El filo de la navaja había penetrado en carne... pero en ese instante, la oscuridad se cernió sobre Raven.


La imagen de la navaja quedaba grabada en su mente, pero no había forma de saber qué había ocurrido. El silencio sepulcral que llenó el espacio dejaba una sola pregunta flotando en el aire: ¿quién había sido alcanzado?


Época Astral, Año 7635 – Día 6 del Quinto Ciclo (Mañana)


El sol de la mañana proyectaba sus primeros rayos sobre la academia Altamira, llenando los pasillos con una luz dorada y cálida. Era como si el día anterior no hubiera sido más que una sombra pasajera, y el mundo ahora continuara su curso con normalidad.


Jake caminaba por los corredores, estirándose mientras trataba de despejar el sueño de su mente. Había pasado casi toda la noche supervisando los últimos detalles para el torneo, asegurándose de que todo estuviera listo. A su lado, Sophia bostezaba, también agotada, pero con una sonrisa en el rostro. El trabajo estaba hecho, y el ambiente en la academia estaba cargado de emoción.


—No puedo creer que ya estemos en el día del torneo —dijo Jake, masajeándose la nuca mientras pasaban frente a un grupo de estudiantes que corrían de un lado a otro—. Todo el mundo está como loco con los preparativos.


—Lo sé —respondió Sophia, riendo suavemente—. Pero eso es lo que lo hace emocionante, ¿no? Este es el primer gran evento del año. Además, si todo sale bien, los profesores estarán impresionados.


Jake asintió. Aunque el torneo era una tradición en la academia, algo le había parecido extraño en esta ocasión. Una sensación vaga, pero incómoda, que no había podido sacudirse desde hace varios días. Quizás solo son los nervios, pensó. Después de todo, la competencia era feroz, y los estudiantes más talentosos de todo Solaria participarían.


—¿Te sientes preparado para hoy? —preguntó Sophia, lanzándole una mirada curiosa.


—Supongo que sí —Jake se encogió de hombros—. Pero con todos estos genios alrededor, no sé si tenga muchas posibilidades.


—No seas modesto. —Sophia le dio un suave golpe en el brazo—. Tienes tanto talento como cualquiera de ellos, si no más.


Ambos siguieron caminando por los pasillos abarrotados. Los preparativos estaban en su apogeo: estandartes colgaban de las paredes, los profesores se reunían en el auditorio, y los estudiantes más jóvenes corrían de un lado a otro llevando equipo y decoraciones. Todo parecía estar en su lugar para un día de celebraciones y competencias amistosas.


Pero en algún rincón de su mente, Jake no podía sacudirse la sensación de que algo estaba fuera de lugar. Quizás solo sea el estrés, se dijo a sí mismo, intentando concentrarse en lo que tenía delante. El torneo prometía ser el evento del año, y no quería dejar que una sensación extraña arruinara el día.

Astral Edge Volumen 1:  ConmociónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora