9:: Cambio de intriga

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Al tener ese nuevo cambio, ahora estaba desayunando en la sala junto con el rubio, ninguno le daba palabras al otro, lo que era un desayuno silencioso.

El día estaba nublado, lo que lo hacía aún mas deprimente, terminaba de tomar su té, hizo lo posible para tomarlo despacio, no sabía que pasaría si lo terminara antes.

Y sinceramente, no quería volver a la habitación, pero al acabarlo supo que no lo quedaba mas remedio que esperar su destino.

Bakugou tomaba un café, tenía que admitirlo, se veía delicioso y quería probarlo, aunque ¿Quien sería tan atrevido a dedicarle la palabra para que le convide?

— ¿Puedo...probar? -. Pregunto nervioso al mayor, quien lo miro serio y cuidadoso paso su taza sin decir nada.

Tomo un poco, la bebida era agria, le gustaban mucho más las dulces pero aún así sabía bien, el otro solo miraba con atención al peliverde.

Se la paso denuevo olvidando limpiar la parte de donde tomo, ya que es algo normal limpiar ese lugar, al menos en su círculo social, porque el cenizo tomo del mismo lugar aun teniendo la taza al revés.

— De ahí tome yo..deberías limpiarlo. -. Le recomendó en voz baja, por debajo de la mesa jugaba con sus dedos avergonzado.

— Eres mi esposo, no hay problema con que lo haga. -. Se justifico, el pecoso lo miro con una cara cansada de la repetida frase de "Eres mi esposo", como si fuera lo único que importaba en toda situación.

— Entonces si una persona cualquiera se quiere tirar de un puente ¿le dirás que soy tu esposo para que no se tire?, pareces orgulloso de eso. -. Dijo confundido del porque para el rubio eso era tan resaltable.

Siempre lo mencionaba, si intentaba evitar conexión con él y negaba algo el le decía que era su esposo, aveces y le decía que era de su propiedad por ser este, ¿Que el chico no vive informado de cómo funciona todo?

El ojirubí solo lo miro, dejó la taza a su frente sobre la mesa sin apartar la su mirada fría que tenía todos los días.

— ¿Quieres que te presuma? -. Pregunto desconcertado, el pecoso se sonrojo por la pregunta y negó con la cabeza.

— ¡N-no!, es decir, ¿Que ocurre contigo? -. Tapo su rostro con sus manos, desprevenidamente el mayor se levantó de su asiento y lo cargo como una bolsa de papas.

No pudo reclamar, no daría ningún resultado si lo intentaba o lo hacía, era increíble como lo sostenía sin esfuerzo, no era un bebé para ser tratado de esa manera.

— ¡No quiero ir a la habitación! -. Le grito al ver como este quería abrir la puerta que daba al pasillo.

— ¿Mm? -. Emitió, dando entender que preguntaba a donde quería ir, era un poco raro aun para él el que no quisiera hablar mucho pero lo soportaba.

— N-no lo sé...solo no quiero estar encerrado denuevo. -. Le explico cambiando su posición, ahora el rubio lo sostenía por debajo de las rodillas, dándole vista al frente.

Dicho esto, el otro camino sin rumbo alguno, yendo hacia fuera con la intención de "pasear".

Por el camino, Izuku se preguntó como lo podía tener en un solo brazo tan tranquilo, si el hiciera lo mismo no resistiría ni dos segundos, ni con un bebé de meses.

Al sentir el viento en su rostro recordó como hace dos días se había escapado, realmente estaba arrepentido, más porque lo acosaron.

Un tema aparte, era que le molestaba y agradaba la habitación donde permanecía, le gustaba mucho esa vibra oscura que daba en la noche y lo comodo que era, pero también prefería una habitación con vibras limpias y blanca, lo que le daba ánimos.

SUBASTA : 𝘉𝘢𝘬𝘶𝘥𝘦𝘬𝘶 ★【No finalizada】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora