6:: Reencuentro.

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Los dos chicos pasaron una semana completa juntos, podrían jugarse una muerte segura si seguían conviviendo entre ellos.

En el caso de Bakugou, le parecía que Izuku era muy intenso, le compró mucha ropa, le llevaba comida, dormia bien, cuando el tenía frío hacía que traigan mantas, pero aún así este no quería estar encerrado, ¿Que era lo que tanto necesitaba si ya lo tenia todo?

Si el menor le pedía algo hacia que sus asistentes lo trajeran al instante, porque sabía que si no lo hacía recibiría gritos o reclamos por eso y por encerrarlo allí.

Por otra parte, Izuku creía que vivía con un robot, el rubio no expresaba nada, nunca hablaba, asentía o negaba con la cabeza y si no era con eso, no respondía.

¡El no quería estar encerrado! ¿De que le servía estar allí si no podía conocer a otros humanos a su alrededor y no ver a su madre? Eso debería ser ilegal, de hecho, lo es.

Creyo que si actuaba molesto el chico lo dejaría en paz, pero era imposible, lloro, se enojo, se puso serio, y ante todas esas reacciones el otro no reaccionaba.

No recordaba su voz, como menciono el no hablaba, si no podía soportar una semana, dudaba que lo haría un mes entero.

Rezaba todos los días por que alguien lo salvará, aun si es la persona más juzgable lo aceptaría, solo quería salir de allí.

Además el era raro, no le decía de su trabajo, pero sabía que era algo peligroso, siempre venía con heridas y quien se encargaba era él.

Estar sentado era lo que hacía ahora, miraba al suelo intentando mentalmente levantarse y estirarse, si no lo hacía, posiblemente tendría dolores por no moverse.

Decidido, se levantó y estiro, enojado y frustrado se tiro de nuevo a la cama, ya ni llorar deseaba, solo esperaría comúnmente el desayuno y ya.

Una persona con la cabeza baja entró sin mostrar su rostro, dejó el desayuno en una bandeja y se fue sin decir ni una palabra.

Bruscamente lo agarro y analizo, solo un café venia en el, ni siquiera era fan del café, le reclamarla al rubio por eso.

Lo tomó sin ganas, aburrido coloco la pequeña bandeja en su cabeza y comenzó a caminar hacia el armario.

Fue hacia su lado, porque si, el ojirubí y él convivían en la misma habitación, el mayor dormia en el sillón y no aparecía en todo el día, desaparecía a muy temprana hora.

Se coloco una remera de mangas largas color marrón claro, un pantalón corto y negro, se acostó en la cama y como si tuviera mucho por hacer, se puso a pensar que haría ese día.

— "Ver a la ventana" -. Se dijo a sí mismo en una risa.

De pronto, la puerta se abrió, mostró al rubio como siempre y su traje negro, se miraron a los ojos pero este no hizo más que desviar la mirada y buscar sus ropas.

— Déjame ir. -. Le ordenó como siempre lo hacía, aún así, sabía que este no le respondería.

El mayor se cambió al frente de él sin ningún problema, el peliverde dejó de mirar y clavando la mirada al techo pensó si no hace nada con él, ¿Por qué está allí?

— ¿Por qué estoy aquí? No me prestaste atención, no me hablas, no me dejas salir, me tratas como una mascota, idiota. -. Le reclamo molesto, a este punto el rubio ya había terminado de cambiarse.

Se dio la vuelta y camino hasta quedar al lado de la cama, al lado de él, lo miro frío sin responder, pero después hablo.

— Ya te dije, serás mi esposo. -. "Es muy difícil recordar su voz", pensó, poniendo sus manos en su estomago rodó los ojos .— No salgas. -. Ordenó y se retiro.

Dejó la puerta abierta, a Izuku le parecío raro ya que normalmente otros asistentes la cerraban al seguro, pero esta vez no fue así.

Cansado de la situación, salió por la puerta a paso lento, sin saber exactamente qué comenzó a buscar, los pasillos parecían infinitos.

Como hizo con las demás, se apoyo en la pared y vio si pasaba alguien, en su sorpresa, allí estaba el rubio alto con personas que no conocía, pero estas también llevaban a alguien atrás que no se mostraban.

Cuando los presentes voltearon su mirada camino rápido hacia atrás del ojirubí, siendo el único que conocía, se agarro de él.

Este se dio la vuelta lentamente, al encontrarse con Izuku solo lo miro serio y volteo su mirada de nuevo a sus invitados.

— ¿Entonces?, habla de una vez, Hitoshi. -. Dijo comenzando de nuevo una conversación.

— Descubrieron muchos de mis empleados en crímenes que organizamos. -. Explico

— ¿Eso que tiene que ver conmigo? -. Hablo esta vez con enojo.

— Significa, que posiblemente la policía es más hábil y sigilosa. -. El rubio alzó una ceja, aún con la pregunta en la boca de que relación tenía el con eso. .— Bueno, que se cuiden, de verdad lo digo.

— Gracias por la información, Hitoshi, mejoraremos cosas. -  agradecío una tercera presente

— No es nada, Yaoyorozu, ¿Entendido, Bakugou? -. El ojirubí no dijo ni expresó nada.

— Bien, respecto a la subasta en la que estábamos. -. Cambio de tema, esta vez Izuku escucho con atención. .— ¿Ya están todos?

— Sí, aquí tengo uno. -. Se hizo a un lado para mostrar a la persona, un chico de un rubio intenso con un mechón negro se mostró. .— Kaminari. -. Dijo refiriéndose a su apellido

— Yo igual, solo que esto esta siendo más difícil. -. Hizo el mismo movimiento que el otro, una chica de cabellos morados y cortos .— Kyoka. -. Repitió el acto, el peliverde creía que escuchaba mal.

— Midoriya. -. Se hizo a un lado y puso a su frente a él pecoso agarrandolo por la cintura.

Los tres chicos omegas se sorprendieron, susurraron en voz baja los nombres ajenos y creían que llorarían.

— Los demás están también en seguro, no falta nadie -. Aseguró mirándo a él chico y chica.

— Muy bien, con permiso. -. Se despidió la chica llevándose a Jirou.

— Con permiso. -. Repitió y se llevó a Denki, los tres chicos sin hacer ruido sacaron lágrimas de sus ojos por el reencuentro.

Cuando no estaban a sus ojos, el rubio bruscamente dio la vuelta a el peliverde poniéndolos frente a frente pero sin dejar de agarrarlo.

— ¿Por qué saliste? -. Le interrogó enojado.

— Nadie cerró la puerta, me harta estar aquí dentro, pero igualmente se ve triste el día. -. Le explico viendo de reojo la ventana nublada.

— No puedes salir, ¿Me escuchaste? -. Una sirvienta se acercaba por detrás, en un movimiento rápido el mayor saco su pistola de su bolsillo y le disparo, asustando a Izuku, este se agarro con fuerza de su traje.

Bakugou se agacho un poco y tomó a Izuku, lo llevó a la habitación dejándolo en la cama.

Se fue sin decirle nada como de costumbre, el peliverde abrazo sus piernas y comenzó a llorar.

Definitivamente no soportaría un mes allí.

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¡Holaaa! Siento la demora, y si, hice otra historia y me prometí no hacer otra, soy culpable 🐺

Aun así, gracias por el apoyo que le dan a la historia, se que no es mucho pero igualmente lo apreciare, espero este capitulo recompense los días perdidos.

¡En fin! Los veo en el siguiente

Adiós!

≠ Jzluyism02
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SUBASTA : 𝘉𝘢𝘬𝘶𝘥𝘦𝘬𝘶 ★【No finalizada】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora