𝓗 | ❝ MIL CODIGOS INFORMÁTICOS SON MÁS FÁCILES DE ENTENDER QUE EL CEREBRO HUMANO ❞
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❝ 𝑈𝑛𝑎 𝑎𝑑𝑜𝑙𝑒𝑠𝑐𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑑𝑒 𝑞𝑢𝑖𝑛𝑐𝑒 𝑎ñ𝑜𝑠 𝑝𝑢𝑒𝑑𝑒 𝑟𝑜𝑏𝑎𝑟 𝑐𝑖𝑛𝑐𝑜 𝑚𝑖𝑙𝑙𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑑𝑒 𝑑ó𝑙𝑎𝑟𝑒𝑠...
Sus manos se movían al compas...
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── SORPRESAS ──
𝓢 | ❝ Solo el tonto toma por sorpresa al inteligente ❞
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La penumbra de la noche se extendía como un manto sobre la región de Kanto, mientras las luces de la ciudad parpadeaban tímidamente en la distancia. Todos los oficiales se habían retirado hace un par horas para cambiar sus ropas y asearse en sus hogares, pero en el ambiente aún flotaba la tensión de un diálogo incesante entre Anly y L. Ella lo miraba fijamente, sus ojos chispeantes de determinación, mientras que el detective, visiblemente cansado, dejaba escapar un suspiro que reflejaba la familiaridad de sus discusiones.
─ Attis, ya lo habíamos acordado antes, Light no puede saber que Agatha Dimitriou es una fachada ─ explicó L, su tono sereno contrastando con la intensidad de la mirada de su compañera. Anly se negaba a continuar asistiendo a la universidad bajo la máscara de Agatha, frustrada por la necesidad de mantener una amistad con Light.
─ He desperdiciado demasiado tiempo en la universidad, tiempo que podría haber dedicado a encontrar al segundo Kira ─ respondió, su voz afilada como un cuchillo, aunque su preocupación por el objetivo era palpable ─ El tiempo es todo lo que necesito.
L, con su habitual calma adormilada, continuó.
─ El que mantengas tu fachada nos ayuda a discernir si Light es Kira o no.
─¿Podríamos plantarle un rastreador y una cámara? ¿Resuelto? ─ sugirió Anly, como si la lógica de su propuesta fuera indiscutible. Pero el detective negó al instante, su serenidad inquebrantable ─ ¿Cuál es la necesidad de que yo interactúe con Light?
─ La confianza ─ respondió él, provocando que el ceño de Anly se frunciera con incredulidad.
─Si de verdad es Kira, no va a confiar en mí ─replicó Anly, su expresión tan seria como la situación lo requería ─ Y si no lo es, simplemente estaré perdiendo el tiempo.
Ryuzaki pareció sumergirse en sus pensamientos, sopesando cada palabra de su compañera. Finalmente, la miró fijamente, liberando un suspiro que denotaba tanto frustración como resignación.
