𝓗 | ❝ MIL CODIGOS INFORMÁTICOS SON MÁS FÁCILES DE ENTENDER QUE EL CEREBRO HUMANO ❞
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❝ 𝑈𝑛𝑎 𝑎𝑑𝑜𝑙𝑒𝑠𝑐𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑑𝑒 𝑞𝑢𝑖𝑛𝑐𝑒 𝑎ñ𝑜𝑠 𝑝𝑢𝑒𝑑𝑒 𝑟𝑜𝑏𝑎𝑟 𝑐𝑖𝑛𝑐𝑜 𝑚𝑖𝑙𝑙𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑑𝑒 𝑑ó𝑙𝑎𝑟𝑒𝑠...
Sus manos se movían al compas...
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── IMPOSTOR ──
𝓘| ❝ El riesgo viene de no saber lo que estas haciendo
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Se puede determinar o hasta suponer muchas cosas de un mensaje de voz, la altura del hablante, su peso, género, edad, facciones y en el mejor de los casos incluso enfermedades crónicas y su personalidad, Anly sabía bien que si quizás lograba quitar el efecto o programa que distorsionaba la voz, podría saber muchísimo más de lo imaginaba sobre Kira o al menos la persona que las grabó y envió.
Y eso había significado sacrificar sus preciadas horas de sueño y encerrarse en la habitación del hotel en la que tenía todo su equipo junto con toda la cafeína que le fuera posible consumir, a pesar de todas las palabras de Watari sobre que aquello no era bueno para su salud, que iban a saber L y Watari de consumir café si solo bebían té, ella en cambio bebía café desde que tiene memoria.
─ ¿Cómo puede ser tan difícil? ─ se quejaba mientras repetía una y otra vez las grabaciones que habían conseguido, al principio pensó que deshacerse de la distorsión de la voz sería algo fácil pero a la lamentable conclusión que había llegado es que primero grabaron el mensaje y los distorsionaron y después volvieron a grabarlo en cintas, era algo sencillo que cualquiera podría hacer pero que sin embargo una idea que se perdía por el paso del tiempo, estaba segura de que en unos cuantos años más ya nadie usaría las cintas o casetes para grabaciones-
Paso su mano por su cabello ligeramente estresada, sintiendo como su hebras a pesar de ser cortas estaban enredadas entre sí, lo que seguramente le daba un aspecto desarreglado. Se levantó de su siento y estiro su cuerpo por la molestia de estar sentada quien sabe cuántas horas.
Salió de la habitación, caminando por el pasillo de hotel sin toparse con nadie afortunadamente, agradeciendo ese hecho a Ryuzaki ya que era él quién se encargaba de que nadie se acercara al departamento que usaban como sala de reuniones.
─ Señorita Attis ─ saludó Watari al verla entrar con total confianza como siempre.
