𝓗 | ❝ MIL CODIGOS INFORMÁTICOS SON MÁS FÁCILES DE ENTENDER QUE EL CEREBRO HUMANO ❞
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❝ 𝑈𝑛𝑎 𝑎𝑑𝑜𝑙𝑒𝑠𝑐𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑑𝑒 𝑞𝑢𝑖𝑛𝑐𝑒 𝑎ñ𝑜𝑠 𝑝𝑢𝑒𝑑𝑒 𝑟𝑜𝑏𝑎𝑟 𝑐𝑖𝑛𝑐𝑜 𝑚𝑖𝑙𝑙𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑑𝑒 𝑑ó𝑙𝑎𝑟𝑒𝑠...
Sus manos se movían al compas...
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── RIESGO ──
𝓡| ❝ El riesgo viene de no saber lo que estas haciendo❞
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Anly caminó en compañía del jefe Yagami por los pasillos de la estación de televisión, cuando ambos notaron que ya era imposible que alguien los estuviera viendo, la azabache se sacó el casco y a la señal del jefe Yagami planeaban ingresar al cuarto de transmisiones para cortar todo este asunto que ponía vidas en peligro y también la credibilidad de la policía.
Cuando pareció que era el momento adecuado los dos ingresaron, el jefe Yagami ingresó primero ya que él tenía un arma y Anly ni luchar sabía, la verdad en ese momento se sentía un poco inútil, pero había sido uno de esos extraños momentos de euforia y adrenalina, ahora que recordaba, la moto que robo termino totalmente destruida por el vehículo en el que llegó el señor Yagami.
─ ¿Estas lista, Attis? ─ le preguntó el jefe Yagami a lo que la azabache asintió decidida.
Pasaron menos de diez segundos cuando el jefe Yagami entro a la sala televisiva, amenazando a todos con su arma haciendo que al instantes todos los trabajadores del local se quedaran inmóviles del miedo.
─ ¡Es la policía, detengan esta transmisión enseguida! ─ dijo con voz amenazante el jefe Yagami, al tiempo en que Anly entraba por detrás suyo con su mirada amenazante.
─ ¡¿Quiénes son ustedes?! ─ exclamó el hombre más viejo y regordete de la sala
─ ¡Entreguen las cinta ahora! ¡¿Entendido?! ─ volvió a gritar el jefe Yagami en busca de detener la transmisión.
─ ¡No es tan simple oficial, si detenemos la transmisión moriremos! ─ se defendió aquel odioso hombre desde el punto de vista de Anly quién se acercó a la mesa de control ignorando todo grito del director de televisión.
─ ¡A un lado, no estorben! ─ dijo Anly elevando su tono de voz un poco más de lo acostumbrado empujando a un lado a las personas sentadas en aquel sitio del que tomó posesión y comenzó a desconectar varios cables por debajo de la mesa de control televisiva, nunca había visto una de cerca, pero sabía un poco sobre que desconectar para apagar aquella horrible transmisión.
