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Jeff cerró la maleta con fuerza, la tensión acumulándose en sus hombros. Su mente no dejaba de darle vueltas a lo que había descubierto. Ta había sido astuto, marcando territorio de una manera sutil pero evidente. Dejando su aroma en la habitación de Barcode no solo mostraba su presencia, sino también su intención.

Jeff respiró hondo, tratando de calmarse. No podía permitir que su hermano lo superara. No esta vez, no con Barcode en el centro de todo. Sabía lo que significaba la cercanía de Ta con él. No era solo una estrategia, había algo más. Ta nunca había mostrado un interés real por los omegas, o al menos eso era lo que Jeff había pensado siempre. ¿Qué era lo que quería realmente?

Mientras se alistaba para el viaje a Italia, su celular vibró en el bolsillo. Lo sacó rápidamente, esperando ver un mensaje relacionado con los negocios, pero en lugar de eso, era uno de sus hombres de confianza.

"Señor, Ta ha solicitado un vuelo privado. Parece que planea un viaje en las próximas horas."

La sangre de Jeff se heló por un instante. Ta planeaba moverse rápido. Demasiado rápido. Si su hermano estaba organizando un vuelo, eso solo podía significar una cosa: tenía un plan en mente, y posiblemente involucraba a Barcode. El alfa más joven no dejaría pasar la oportunidad de adelantarse si veía una brecha.

–Maldito seas, Ta –murmuró Jeff, su mandíbula tensa por la furia.

La competitividad entre ellos siempre había sido intensa, pero esto era diferente. Esto era personal.

Jeff se apresuró a tomar su teléfono y hacer una llamada directa a sus propios hombres. No podía dejar nada al azar. Si Ta estaba planeando moverse, Jeff tenía que ser más rápido. Tenía que asegurarse de que Barcode estuviera con él cuando despegara hacia Italia.

–Quiero que preparen el avión en una hora –ordenó Jeff mientras se vestía apresuradamente–. Asegúrense de que todo esté listo. Y traigan a Barcode a mi habitación en 30 minutos. No quiero excusas.

Colgó sin esperar respuesta, confiado en que sus órdenes se cumplirían. Se detuvo un momento frente al espejo, observando su propia expresión. El Jeff que veía reflejado era un hombre decidido, pero también herido. No por Ta, sino por lo que estaba empezando a significar Barcode en su vida. Era más que un omega cautivador. Barcode representaba un riesgo, una posibilidad de debilidad, algo que Jeff nunca se había permitido tener.

Pero mientras más tiempo pasaba a su lado, más complicado se volvía ignorar la conexión. Y ahora, con Ta involucrado, Jeff sentía que estaba perdiendo el control de la situación.

Los pensamientos le quemaban por dentro mientras caminaba hacia la puerta de su habitación. No podía permitirse errores, no cuando su hermano estaba tan cerca de robarle todo.

Cuando llegó el momento, Jeff vio a uno de sus hombres llegar con Barcode, quien parecía algo confundido y sorprendido de ser llamado tan temprano en la mañana. Su cabello aún estaba un poco alborotado, y su mirada, aunque alerta, no mostraba signos de desconfianza. Aún no sabía lo que estaba sucediendo.

Jeff lo miró fijamente, tratando de ocultar su frustración detrás de una sonrisa calmada.

–Barcode, nos vamos –dijo Jeff con firmeza–. Quiero que me acompañes a Italia.

Barcode parpadeó, sorprendido.

–¿A Italia? ¿Ahora?

Jeff asintió, su tono decidido.

–Sí. Es importante. No te preocupes, todo está arreglado. Necesito que estés a mi lado.

El omega lo miró con una mezcla de incertidumbre y resignación. No tenía muchas opciones, y lo sabía. Jeff era peligroso, pero de alguna manera, Barcode sentía que con él podría estar más seguro que bajo el control de Ta. Pero la duda seguía presente en su mente. Sabía que su celo estaba cerca, y la idea de estar atrapado con Jeff durante un viaje le hacía sentir más vulnerable de lo que jamás había imaginado.

Ámame a mi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora