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La tensión en el aire se mezclaba con una calma inesperada en la mansión. Barcode, recostado en el sofá, miraba al techo con la mente perdida en sus pensamientos. El suave sonido de la puerta abriéndose lentamente lo hizo girar levemente la cabeza para ver quién entraba, pero al reconocer a Ta, simplemente suspiró y se dejó caer de nuevo, como si su presencia no fuera suficiente para sacarlo de su letargo.

Ta, con una sonrisa juguetona en el rostro, entró y se sentó frente a él. Se acomodó en el sofá de enfrente, su postura relajada pero sus ojos intensos, fijos en Barcode, observando cada pequeño movimiento. Siempre le había fascinado esa mezcla de resistencia y desafío que el omega emanaba, esa actitud altanera que no todos podrían soportar, pero que a él solo lo atraía más.

—Debemos quedarnos aquí por unos días hasta que todo sea seguro —mencionó Ta, con un tono que dejaba entrever una mezcla de autoridad y comprensión. Estaba claro que no era una petición, sino una decisión, pero aun así, buscaba la aprobación de Barcode.

El omega no tardó en responder, con esa misma chispa que siempre parecía encender su carácter cuando Ta estaba cerca.

—¿Y si no estoy de acuerdo? ¿Me vas a obligar a quedarme de todos modos? —preguntó Barcode, su tono claramente desafiante, su mirada fija en Ta, como si quisiera medir hasta dónde estaba dispuesto a llegar el alfa.

En lugar de molestarse o responder con dureza, Ta soltó una carcajada suave, casi musical, que resonó en la habitación. Esa actitud de Barcode, siempre tan desafiante, tan orgullosa, era lo que hacía que Ta no pudiera evitar sentirse cada vez más atraído por él. Le gustaba ver cómo Barcode se resistía, cómo siempre intentaba mantenerse firme, aunque sabía que por dentro estaba tan perdido como él en esa situación.

—Encerrarte sería una opción bastante coherente, ¿no crees? —bromeó Ta, su tono lleno de picardía, mientras miraba cómo Barcode se levantaba de golpe, mirándolo con una mezcla de incredulidad y molestia. El alfa volvió a reír ante la reacción del omega—. No me mires así. Sabes que no podría.

Ta mantenía esa mirada traviesa mientras observaba a Barcode, claramente disfrutando de su pequeño momento de superioridad. Sin embargo, sus siguientes palabras fueron más serias, aunque mantenían un toque de diversión.

—Si no estás de acuerdo, podría ser un poco problemático, pero de alguna manera encontraría la forma de sacarnos del país de inmediato. Ya sabes que no me rendiría tan fácilmente. —Ta le guiñó un ojo, como si eso fuera la solución a todo, pero sabía que lo que realmente buscaba era que Barcode se sintiera seguro. Quedarse en la mansión, aunque no fuera la primera opción, era lo mejor por ahora.

Barcode lo miró por unos segundos, evaluando sus opciones. Sabía que Ta era obstinado, que si decidía algo, haría lo imposible por cumplirlo. Pero también sabía que, aunque en ocasiones sus bromas y su actitud despreocupada lo irritaban, Ta siempre había estado ahí para él. Por más que intentara resistirse, había una pequeña parte de él que confiaba en el alfa.

—Está bien —dijo finalmente Barcode, con un leve suspiro que casi parecía una rendición—. No creo que sea tan malo quedarnos aquí por unos días.

Su tono era más calmado ahora, como si aceptara que, al menos por el momento, no tenía otra opción. De alguna manera, sabía que estar con Ta lo mantenía más seguro que cualquier otro lugar. Aunque odiaba admitirlo, la presencia del alfa le brindaba una tranquilidad que no podía encontrar en ningún otro lugar.

Ta asintió, satisfecho con la respuesta. Sabía que había ganado esa pequeña batalla, pero también entendía que no debía presionar más de la cuenta. No con Barcode. Sabía que, si lo empujaba demasiado, terminaría alejándolo.

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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