Jeff salió de la villa con una expresión de absoluta concentración, dejando atrás la confusión y la fragilidad momentánea que había sentido en la habitación con Barcode. Las calles de Roma, con su arquitectura histórica y el aroma a café, parecían tranquilas, pero Jeff sabía que esa calma era engañosa. Estaba entrando en un campo de batalla diferente, uno donde las palabras y los acuerdos valían más que las balas.
Jeff estaba en uno de sus coches, con sus hombres siguiéndolo de cerca en una camioneta blindada. Su destino: una reunión crucial con los socios italianos que podía consolidar o destrozar su negocio de tráfico. Sin embargo, algo no se sentía bien. El ambiente estaba tenso, y Jeff, con sus instintos afilados, no podía dejar de sentir que algo se avecinaba.
Mientras tanto, Ta había estado preparando su jugada con precisión quirúrgica. Había esperado este momento. Sabía que, si jugaba bien sus cartas, podía destruir el trato de Jeff y ganarse el respeto de su padre. Había interceptado a los socios italianos en secreto, ofreciéndoles mejores condiciones y, por supuesto, prometiendo que Jeff no sería un problema.
Cuando Jeff llegó al lugar acordado, una lujosa villa a las afueras de Roma, las luces del coche se apagaron, y sus hombres lo rodearon mientras él avanzaba. El aroma de vino y cigarros llenaba el aire, y los italianos esperaban con sonrisas falsas, pero algo estaba claramente mal.
–Signor Satur, –saludó uno de los capos italianos, extendiendo su mano, pero había frialdad en sus ojos. Jeff la tomó, pero sus ojos no dejaron de estudiar el lugar. Notó un ligero cambio en la seguridad del lugar, hombres que no conocía y, lo peor de todo, una figura que se destacaba al fondo. Su corazón dio un vuelco cuando lo vio.
Era Ta.
Ta, con su postura altiva y su traje impecable, estaba de pie al lado de los socios, como si ya hubiera tomado el control de la situación. Su mirada era glacial. No había dudas: este era su movimiento.
–Parece que llegas tarde, hermano, –dijo Ta con una sonrisa socarrona mientras se acercaba. El juego había comenzado.
Jeff no perdió la compostura, aunque por dentro la furia comenzaba a hervir.
–No estoy tarde para nada. Si estás aquí, es porque quieres verme fallar, pero te aseguro que eso no pasará –respondió Jeff con frialdad, sin perder de vista a su hermano.
Los italianos observaban en silencio, esperando el desenlace. Habían sido convencidos por Ta, pero todavía no habían sellado ningún acuerdo. Ambos hermanos sabían que este era el momento decisivo.
Ta, con una sonrisa ladina, dio un paso más cerca. Su aroma a tulipanes se mezclaba con el del lugar, marcando su territorio de manera no tan sutil.
–He hablado con nuestros amigos aquí, y parece que prefieren alguien más… confiable–dijo Ta, subrayando la última palabra con veneno.
El ambiente se cargó de tensión. Los hombres de Jeff, alertas, comenzaron a mover sus manos hacia sus armas, pero una mirada de Jeff les indicó que aún no era el momento. Esto no sería una pelea física, sino una batalla de inteligencia.
–Confiable –repitió Jeff, dando un paso adelante hasta que estuvo cara a cara con Ta–. Hermano, nunca has sabido manejar esto. Crees que puedes comprar lealtad, pero lo que no entiendes es que el respeto no se compra… se gana. Y eso es algo que tú nunca tendrás.
Ta soltó una risa fría, un eco en medio de la tensa atmósfera.
–El respeto es inútil si no tienes el poder para respaldarlo. Y déjame decirte, Jeff, yo ya tengo el control aquí. Los italianos ya han decidido, y no hay nada que puedas hacer para cambiar eso –respondió Ta, sin romper el contacto visual.
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Ámame a mi
FanfictionDesamor,odio,rencor.. muerte Hay amores que solo pueden existir en tu corazón, no en tu vida Nada puede impedir que estén juntos solo la muerte...La muerte tiene nombre, el mismo apellido y una sonrisa bastante arrogante Alfas Omegas ...