Depositó los dos zumos de naranja que acababa de servir encima de la mesa que habían elegido para desayunar esa mañana, y observó cómo Fina untaba la mantequilla en aquellos trozos de pan tostado para las dos, casi era graciosa la forma en que estaba tan concentrada preparándolas, y sonrió mientras volvía a la zona de comida para coger algo de fruta y bollería para ambas. La chica había amanecido mucho más tranquila, seguramente era la seguridad de saber que un poco más tarde podría hablar con su amiga Carmen y aclarar cualquier malentendido que hubiese quedado pendiente. Y se alegraba enormemente, porque no soportaba pensar que por su culpa las dos amigas habían discutido en lo que debían ser unas semanas de desconexión y ocio, y no un momento para acumular tensiones.
Aun así, le había encantado que Fina encontrase refugio en ella la noche anterior, y sentir cómo se relajaba a su lado después de todo, ayudarla a encontrarse un poco mejor y a distraerse, en ese caso, con el cine. Tenerla tumbada en su pecho mientras le explicaba algunas curiosidades del rodaje de El Mago de Oz, o notar el cambio en su respiración cuando se quedó dormida. Y fue algo mundano, pero el tener que despertarla para ir a dormir a la cama había supuesto un momento completamente trascendental. Porque se dio cuenta de que quería que eso fuera su normalidad, y no un paréntesis en su rutina. Daba miedo, porque no recordaba haber deseado algo con tantas fuerzas nunca en su vida, y cuando la abrazó por la espalda sobre el colchón y se dejó llevar por el ritmo pausado de sus respiraciones hacia el sueño, supo que no quería dormir de otra manera.
Regresó a la mesa con el plato cargado hasta arriba y supo, por la expresión facial que había adoptado Fina al verla con la comida que quizá se había pasado un poco. Se sentó a su lado y le sonrió a modo de gracias cuando la chica dejó frente a ella un plato con dos tostadas.
— Carmen y Claudia no vienen, ¿eh? —le hizo saber— No sé quién esperas que se coma todo eso.
— Es para que estés bien alimentada —contestó—. ¿Nerviosa por ver a Carmen?
— Un poco, pero porque me da miedo que no nos entendamos y volvamos a discutir —confesó antes darle un mordisco a una manzana, y ella posó su mano sobre su brazo, acariciándolo suavemente, con la intención de tranquilizarla.
— Va a ir bien —aseguró—. Simplemente hablad las cosas con calma e irá bien.
— ¿Siempre te lo tomas todo de forma tan sosegada? —inquirió la chica— Te admiro, de verdad.
— No lo hagas, el estrés va por dentro —dijo medio riendo—, además que simplemente estoy tirando de sentido común ahora mismo. Ya hablaste con ella anoche, todo va a ir bien, Fina —repitió, y le gustó la sonrisa que se le dibujó en la cara antes de cubrir su mano con la suya y darle un apretón.
— Qué suerte tengo de haberte conocido —dijo en un tono ultrasuave, como si nada, y ella sonrió, echando mano de aquella fachada sosegada, como le había dicho instantes antes para ocultar tras ella el vuelco que su corazón había dado al escuchar aquellas palabras.
Desayunaron con calma, disfrutando de aquel ratito juntas hasta que Fina recibió un mensaje de WhatsApp de sus amigas comunicándole que ya estaban despiertas. Notó que se tensaba ligeramente, pero se levantó cuando ella lo hizo y la envolvió en un abrazo hasta notar que se relajaba. Le volvió a repetir que todo iba a ir bien, y vio cómo se marchaba después de intercambiar un beso con la promesa de que luego la llamaría para ver dónde estaba y volver a verse. Por su parte, tenía la intención de terminar un par de trozos de queso y un plátano que aún le quedaban por desayunar e instalarse en alguna de las piscinas hasta que Fina la buscase, pero no le dio tiempo porque su teléfono sonó, mostrando el nombre de su hermano en la pantalla. Descolgó rápidamente y con el corazón algo acelerado, un poco extrañada por las horas y más teniendo en cuenta el estado de su cuñada.
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Tus huellas en mi camino
FanfictionSeguro que has leído la historia mil veces: dos personas que coinciden un verano y, sin pretenderlo, se cambian la vida. Bajo una aparente vida normal, en el interior de Marta yace un deseo de algo más que conformarse con su trabajo y vivir sus días...