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—Oh mierda— dijo Cassie mientras observaba la manada de rinocerontes que se acercaba a toda velocidad.
—¡No podía ser peor!— grito Bethany.
—¡Rinocerontes albinos! — grito Refri —Son originarios de Jumanji. Son enormes, blancos y aterradores. Estúpidos y comen humanos.
—¡Oh no!
—¡Se están acercando!— grito Spencer.
—Mi estómago está empezando a molestarme— dijo Refri.
—¡Asciende Alex!— comento Martha con pánico en su voz.
—No puedo ascender— contesto Alex mientras observaba a Cassie —¿Estás bien?
—Si, pero no creo aguantar mucho tiempo— la pelirroja contesto con su respiración agitada.
—Aguanta un poco más— le dijo Bethany.
—Creo que bebi muchas margaritas.
—¡Refri cállate!
—¿Chicos ahora que vamos hacer?— preguntó Bethany.
—¡Voy a reparar el helicóptero!— grito Spencer.
—¡Si!
—Dime que debo hacer.
—Debes conectar la barra del control de vuelo a la placa de engranes, bajo los rectores— contesto el pelinegro.
—Placa de engranes, bajo los rectores— dijo Spencer — Ahora vuelvo.
Cassie se perdió de la conversación, en su cabeza todo daba vueltas. No escuchaba nada más.
Pensó que quizás si no le hubiera contestado a su profesora.
No la hubieran suspendido. Y nada de esto estaría pasando.
En estos momentos maldecia a su boca. Qué hablaba antes de que pudiera pensar.
Quizás ahorita estaría en su casa leyendo una buena novela de Ciencia Ficción o oyendo algunos álbumes de ABBA o quizás Elvis Presley.
Cualquiera de esas opciones sonaba bien en este momento.
—¡Spencer!— fue el grito de Martha. Lo que saco a Cassie de sus pensamientos.
Dándose cuenta del panorama en general.
Estaban por estrellarse.
—¡Vamos reparalo!
Los rinocerontes golpeaban la parte de atrás del helicóptero con mucha fuerza.
Generando un fuerte ruido. Daba la sensación de que en cualquier momento el helicóptero si no se estrellaba, definitivamente caería por culpa de los rinocerontes.
